David Bowie Let's Dance Miércoles, 15 de Mayo de 2024 1983. EMI Pese a los elogios críticos y el éxito comercial recibidos por "Scary Monsters (And Super Creeps)" de 1980, David Bowie no dejó de sentirse bastante insatisfecho debido a la presión de innovar constantemente y tener que crecer con cada álbum. La inminente finalización de su contrato con RCA Records y problemas serios con su manager Tony Defries fueron los hechos que gatillaron para que el británico buscara un nuevo enfoque musical y mayor libertad creativa. Pero no nos adelantemos aún. En 1981 tomó la decisión de regresar a Nueva York para conectarse con la escena local y así pensar en nuevas ideas. Durante la primera década de su carrera ya había sido Ziggy Stardust, el Major Tom, Aladdin Sane, y el Duque Blanco, experimentado con géneros que iban desde el hard rock, pasando por el psicodélico, art rock, progresivo y cosas más experimentales durante su etapa en Berlín. Como en teoría ya lo había hecho todo, lo más lógico sería continuar su carrera siendo más convencional, directo y sin requerir de disfraces. Ahora bien, el dejarse caer en el pop no fue algo que se dio de la noche a la mañana y fueron dos colaboraciones que lo hizo asimilar mejor el género, siendo 'Under Pressure' con Queen –del cual cedió sus derechos al grupo no por caritativo, sino para que Defries no siguiera ganado plata a costa de él– y 'Cat People' con Giorgio Moroder -para la película homónima de 1982-. Al mismo tiempo, la escena musical neoyorquina lo hizo reconectarse con los ritmos afros que ya había repasado en "Young Americans" (1975). Sin duda, en ello también fue fundamental su amistad con el guitarrista y líder de Chic Nile Rodgers. Si bien en principio iba a participar en el álbum como músico, decidió ascenderlo a productor, sin consultarle nada al que en principio iba a ocupar ese rol, Tony Visconti. De hecho, se enteró por la secretaria de Bowie que estaba fuera del proyecto, lo que quebró su relación por veinte años. Quedando descartada la idea de hacer un "Scary Monsters 2", Bowie le propuso a Rodgers componer "solamente éxitos". Finalmente, tras impresionar a la EMI con los demos que habrían grabado en un estudio de Montreux en 1981, logró un contrato y financiamiento para producir el álbum que se grabó en tan solo 17 días, trabajando con invitados de la talla de Stevie Ray Vaughan. ''Let's Dance'' terminó siendo un disco más simple en comparación a sus trabajos anteriores, pero que al mismo tiempo le dio elegancia a un género desechable. Aunque ya no estaba enfundado en un alter ego, ese Bowie desnudo y sin máscaras era tan enrevesado como cualquiera de sus icónicos personajes. El álbum parte con 'Modern Love', una de sus canciones más exitosas pero que tiene una construcción musical demasiado compleja para ser un sencillo pop. Si bien es el solo de saxo quien se roba la película, porque también tiene brillantes líneas de piano, un estribillo pegajoso y guitarras vibrantes, además de la distintiva voz de Bowie. El disco continúa con 'China Girl', que ya había aparecido en el álbum debut de Iggy Pop, ''The Idiot'' (1977), que como recordaremos, no solamente fue producido por David, sino que coescribió varias canciones. Esta versión es bastante personal, completamente despojada de sus vibras punk, añadiéndole sintetizadores, una genial línea de bajo y un estilo que oscila entre el synthpop, el funk y la música oriental. 'Let's Dance' comienza con un envolvente coro de voces en ascendencia. Hay diálogos interesantes entre el estilo funk de Rodgers y el blues de Vaughan, sumado a arreglos de vientos que contribuyen de manera espléndida a la melodía, convirtiéndola en todo un clásico. Estas tres canciones iniciales son tan potentes que dejan la vara demasiado alta para el resto del disco y mantenerlo en la misma altura parece todo un desafío. Lamentablemente Bowie no lo logró, pero eso no quiere decir que su segunda parte sea mediocre, aunque parece formada por tracks que no encajan entre sí, están dotadas tanto por una notable y elegante producción, como una genial banda soporte –básicamente los mismos integrantes de Chic, como el baterista Tony Thompson y el saxofonista Stan Harrison-, la cual aporta a los arreglos muchos detalles interesantes. Dotada de mucha sensualidad, 'Criminal World' tiene claras remanencias de la etapa ''Young Americans'', con un bajo que nunca flaquea. Las armonías de teclado levantan el falsete de Bowie de una manera genial y concluye con otro fantástico solo de guitarra de Vaughan. Con un sonido distintivo y enigmático, 'Cat People (Putting Out Fire)' es la regrabación del trabajo hecho con Moroder. Pese a su riqueza instrumental, su progresión de acordes es sencilla y repetitiva, lo que crea un trance bastante especial. El aporte de Vaughan corona esta inédita colaboración entre dos genios. Los más puristas podrían decir que 'Shake It' es un tema superficial y sin alma, pero ¿el rock and roll en principio no partió como música bailable? Saturada de sintetizadores y coros femeninos, lo cierto es que es un buen tema para salir y dejarlo todo en la pista. Después de todo, Bowie seguía rompiendo límites y ese cierre no era más que disfrutar ese refresco de sonido. ''Let's Dance'' es un álbum bastante especial, puesto que a diferencia del resto de su obra no exige ser escuchado en su totalidad para comprenderlo. Incluso si uno llega a considerar que su segunda parte es aburrida y solo le interesan sus tres sencillos, está bien, no es un crimen terrible. Pero el punto es que es una colección de canciones muy bien hecha, con material para todos los gustos y sin medias tintas. Si estás buscando canciones profundas, tienes 'Criminal World' y 'Cat People'. Si necesitas tracks para poner de fondo en una fiesta, ahí están 'Without You' o la mencionada 'Shake It'. Como muchos artistas que navegaron por la plasticidad de los 80, Bowie aterrizó y tomó decisiones arriesgadas que al menos en esta producción le funcionaron, ya que ''Let's Dance'' fue el mayor éxito comercial de toda su carrera, siendo su primer disco de platino y todos sus sencillos llegaron al Top 20 de la lista Billboard. Sin embargo, el resto de la década vería a Bowie intentar replicar su sonido y éxito sin el mismo resultado. Dentro del "Bowie-verso", ''Let's Dance'' solo calificaría como una obra maestra dentro de su discografía ochentera, pues el álbum carece totalmente de misticismo y atemporalidad. Al final del día, es un disco básico, pero que de todas formas hay que escucharlo, pues sus canciones no fueron hechas para ser analizadas de forma matemática o predilectas de críticos musicales. Simplemente, son joyas pop que tienen el sello de calidad de Bowie. Giordano Antonelli Villavicencio Tags #David Bowie #Nile Rodgers #Let's Dance #Stevie Ray Vaughan #Omar Hakim Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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