Voivod

2022. Century Media

 

Voivod ha sido la banda sonora de este mundo caótico durante cuatro décadas con una agudeza envidiable, medalla que pocas agrupaciones pueden lucir en sus solapas. Y no es solo una cuestión de lírica, ya que su propuesta sonora ha tenido la capacidad de transitar a paso firme por distintas épocas de la historia sin que eso atente contra su pedigrí. Conscientes de aquello, era difícil que se mantuvieran quietos durante la pandemia. Lanzaron el EP “The End of Dormancy” (2020), el álbum en vivo “Lost Machine” (2020), grabado durante 2019, y realizaron conciertos en streaming tocando “Dimension Hatröss” (1988) y “Nothingface” (1989) completos. En medio de toda esa vorágine nació “Synchro Anarchy” (2022), registro grabado nuevamente en RadicArt Studio con Francis Perron en los controles y con la misma formación que el anterior “The Wake” (2018), pero expandiendo las fronteras de su intrincado universo.

 

De hecho, si hay algo que vuelve a quedar claro en cortes como ‘Planet Eaters’, ‘Mind Clock’ o ‘Quest For Nothing’ es que Daniel “Chewy” Mongrain es un digno heredero del fallecido Denis “Piggy” D’Amour en todos los sentidos, una conclusión que venimos masticando desde “Target Earth” (2013), pero que ya no resiste ningún cuestionamiento en “Synchro Anarchy” (2022). Las guitarras suenan compactas, los acordes jazzísticos agregan un sabor exquisito al encontrarse de frente con riffs enrevesados y la velocidad del palm muting justo al medio entre el punk desaforado y el thrash matemático prueba la destreza del inspirado músico. Por su parte, el bajista Dominic “Rocky” Laroche también reafirma su lugar con un espíritu indomable, se exige hasta el cansancio para atrapar cada nota en la titular ‘Synchro Anarchy’, incluso con unos rasgueos interesantes mientras los demás juegan a cancha abierta con los tiempos, y se establece como el motor de este periplo astral por los confines del cosmos voivodiano en la arrolladora ‘The World Today’, toda una ostentación de su impronta y de una técnica infalible que también le hace justicia a sus predecesores en el puesto. 

 

‘Sleeves Off'' nos ofrece a un potente Michel “Away” Langevin, baterista que marca presencia como el encargado de aunar todos los criterios musicales que rodean la propuesta de Voivod como satélites. Claro, los sabores del punk y del thrash son los que saltan a la luz, pero no debemos olvidar el componente progresivo cuando hablamos de los canadienses, por más obvio que parezca. Las texturas psicodélicas, el groove cósmico y ese avant-garde palpitante surgen de sus baquetas en ‘Holographic Thinking’ para montar una atmósfera siniestra y alucinante, todo un aporte para una dinámica sonora bastante agresiva, pero a la vez sofisticada. 

 

En medio de todo este torbellino está Denis “Snake” Bélanger, que a ratos recuerda a Les Claypool en las secciones más dementes de ‘Paranormalium’. Va rasgando su voz sin ningún problema cuando la maquinaria instrumental así lo requiere, mientras atrona los oídos con referencias al espacio exterior, al caos imperante y al avance de la tecnología en contraposición a la fragilidad del planeta tierra, temáticas que nutren a “Synchro Anarchy” (2022) en lo general. ‘Memory Failure’ es escuchar a Snake siendo succionado por el agujero negro de la demencia, una canción catártica y llena de confusión que pone el punto final a un viaje enigmático, kaleidoscópico, impredecible y directo, capaz de juntar, como bien apunta Metal Hammer en su comentario, a Hawkwind, Coroner y Crass en un mismo sistema solar, lo que debería responder asertivamente a las expectativas de su fanaticada antigua y nueva.    

 

Y es que Voivod nunca fue igual a los demás. Desde que la escena thrash explotó a principios de los 80, los originarios de Quebec siempre han estado a la vanguardia, son sobrevivientes de los vaivenes de la industria y ahora gozan de una segunda juventud que les viene muy bien, ganando premios como el Juno, equivalente a un Grammy en Canadá, o tocando hasta en el Montreal Jazz Fest. Tienen aura de llaneros solitarios del espacio, pero la verdad es que su influencia está repartida en tantos géneros de la música de guitarras que son un manual de estilo en sí mismos, y eso se celebra con el mismo entusiasmo que ellos le ponen a su trabajo. 

 

Sin temor a equivocarnos, este décimo quinto álbum del cuarteto está entre lo mejor de su catálogo en al menos dos décadas, con valores de producción orgánicos a pesar de haberse elaborado durante el encierro y con cada integrante creando de manera remota. Pareciera que esa estrategia les vino de perillas, ya que los obligó a que las piezas encajaran mejor, y a lograr que la coherencia se sintiera desde el minuto uno sin la necesidad de elaborar una obra conceptual. Es indudable que las conmemoraciones a “Dimension Hatröss” (1988) y “Nothingface” (1989) también fueron una inspiración, ya que cualquier track de esta nueva placa calzaría sin problemas en esos clásicos. Tal y como pasaba en esa época, confiamos en que Voivod es capaz de describir sonoramente toda esta distopía que estamos viviendo, pero “Synchro Anarchy” (2022) es un disco tan grande que te hace experimentar la inmensidad del universo y te invita a reflexionar sobre lo insignificante que somos como raza humana.  

 

Pablo Cerda