Divididos

2010. La Calandria

Divididos es una de esas bandas como The Ramones o AC/DC, ya sabes de qué se trata con ellos; por eso el decir que en este disco siguen sonando como el 2002, fecha del último “Vengo del Placard del Otro”, no es necesariamente algo malo. Pero a veces me pregunto si es que esperaba otra cosa, por ejemplo que se hubieran arriesgado o experimentado con algo nuevo, aunque fuera tan solo en un par de temas, ya que en “Amapola del 66” hay más de una hora de material y todo suena bastante predecible. Y quizá tampoco tan inspirado.

Como que la espera de ocho años fue larga y más de alguno pudo haber esperado una evolución, en fin, algo más sorpresivo. Pero Ricardo Mollo y Diego Arnedo decidieron que no había para qué, que Divididos sigue y seguirá siendo el estandarte que para los argentinos suena a " aún no hemos perdido el rock nacional". Y sin ser argentino me vuelve a atrapar la mística intacta de trío y la generación profética y evangelizadora del tipo de rock que hacen, ese de aplanadora. Y lo importante que es el que hayan decidido lanzar nuevo disco.

¿Valió la pena esperar ese tiempo? Cuando una obra demora muchos años en salir, la expectativa que genera termina resultando un arma de doble filo. Ante tanto tiempo sin material nuevo, el público exige que justifique la espera. De más está decir que dichas esperanzas no siempre son satisfechas. Probablemente estemos de acuerdo que el Divididos de antes (el de hace ocho años o el de hace 16, igual da) era mejor que el de ahora.

Divididos cayó en este juego de la expectativa. En todo el tiempo que pasó desde la publicación del último disco en el 2002, cambiaron de baterista, continuaban tocando en vivo -y harto- evitando caer en el olvido o los rumores de separación. Y sucedía que el trío se estaba arriesgando a tener más compilados y discos en vivo que álbumes de estudio. Si algunos fans pretendían alguna novedad importante en “Amapola del 66” la verdad es que al final, es un disco de Divididos, con su estilo, sus letras, su potencia. Y eso no termina de justificar casi una década de demora. De hecho, hasta se puede extrañar alguna balada más sentimental del tipo ‘Spaghetti del Rock’ del “Narigón del Siglo”. Otra seña que este disco la toma desde donde la dejaron con “Vengo del Placard” que igual es un mejor álbum que el nuevo “Amapola del 66”.

La placa arranca con el primer single, ‘Hombre en U’, un tema bien de las raíces de la banda, esos que no dan tregua con una dinámica rock aplastante. Luego sigue ‘Buscando un ángel’, bien ganchera, de seguro un probable próximo promocional para continuar con el complejo mid tempo a la Led Zeppelin de ‘Mantecoso’, que tiene un excepcional solo de guitarra de Mollo en una sección intermedia. ‘Muerto a Laburar’ es extraña también en su estructura y tiene un coro extremadamente melódico.

Con respecto a las letras, estas son enigmáticas e intrigantes: como de costumbre admiten varias lecturas, otra marca de Divididos. De muestra un botón de la partida: "Mientras tanto el audio /Se convierte en U/ ¿Y los medios qué?" es parte del ya mencionado ‘Hombre en U’. Y ‘Muerto a Laburar’ parece referir a todas luces a Luca Prodan cuando dice: " Justo a 20 años del adiós ¡Ay! Si volvieras acá/ No podrías creer qué pasó".

“Amapola del 66” -como también la canción de ese nombre- es rock con el bajo al frente, la guitarra heroica y la batería virtuosa, mientras que el resto del disco sigue desgranando más dosis intensas de reggae, funk, blues, y un mix folk que nuestros vecinos han dado en llamar chacarera rock. Por eso podríamos decir "más de lo mismo", y sería correcto, es la espera de ocho años la que potencia la sensación. Peteco Carabajal, el único invitado en este trabajo, mete su violín en ‘La flor azul’, la extraordinaria chacarera de Mario Arnedo Gallo (el padre de Diego Arnedo) y el mismo bajista canta y ofrece un paisaje calmo en la sencilla y hermosa ‘Avanzando Retroceden’.

‘Perro Funk’ es hecha con piloto automático, huele a kilómetros a Stevie Ray Vaughan o Jimi Hendrix; otra llamada ‘Jujuy’ crítica la devastación del medioambiente y ‘Todos’ es un conmovedor blues que cierra el álbum, dedicado a las víctimas de la tragedia del accidente de unos chicos de un colegio en Argentina.

Si hay algo que hace especial a este Amapola del 66 es que aparte de contar con 13 canciones,  se hace acompañar de un DVD, tipo documental Making Of y eso se agradece, ya que con las imágenes del proceso que significó grabarlo desde el día 1 en los estudios La Calandria se refuerza la idea de la histórico que resulta que Divididos haya vuelto a grabar un disco. Pero de aquí se descuelga otro tema polémico de “Amapola del 66” y que se enmarca en la cuestión de la publicación del mismo en forma independiente. Esta producción fue editada por el sello de la banda, La Calandria, y al contar con este extra más un cuadernillo extenso y trabajado justifica los 10 mil pesos que pueda costar, lo que tampoco me parece tanto si lo miramos como un disco doble. Pero en épocas donde los discos venden cada vez menos y las descargas digitales son la regla más que la excepción, es un tanto iluso y hasta arriesgado cobrar a ese precio algo que con un par de clics está igual al alcance del fanático.

Y de nuevo, ¿es este disco tan bueno e imprescindible como para compararse a “Era de La Boludez”, el “Gol de Mujer” o el “Acariciando lo Áspero”? Lo siento, espera de por medio con la excitación propia de saberlos de regreso... la respuesta es No.

Enrique Martínez