Sleater-Kinney

2024. Loma Vista

Sleater-Kinney estrenó su nuevo disco, "Little Rope", el onceavo lanzamiento en una carrera de tres décadas donde, si bien ha ido experimentando con nuevos sonidos, sabe quedarse en uno de sus mejores lugares musicales, una suerte de pop rock, altamente fuzzeado y con tintes de garage rock.

Diez temas confirman y restablecen su posición dentro del rock alternativo estadounidense, pero también dejan en claro que puede indagar en áreas inexploradas. En este estilo relativo al garage rock y el pop en bruto, el bajo hace una sinergia con la simplicidad de la guitarra, y no hace más que recordar el sonido de, por ejemplo, Jack White a comienzos de 2000. Aquí en particular se combinan armónicamente la simplicidad de la guitarra y la solidez de los sonidos más bajos. Es un pop altamente ruidoso, eléctrico y saturado (la escuela Hendrix) y abruptamente violento a ratos, lo que lo hace fresco tal ventolera en un día saturado por el calor. Los micrófonos, también intencionadamente saturados, combinan perfecto con el delirio extravagante con el que cantan Corin Tucker y Carrie Brownstein, interviniendo de manera imprevista con una violencia que no hace más que otorgarle dinamismo a las canciones, las cuales pueden ser bastante simples y predecibles, nunca llegan a ser monótonas ni aburridas; al contrario, están en un constante cambio y las chicas oriundas de Olympia saben moverse dentro del género, muchas veces es mejor hacer algo simple pero perfecto a que hacer algo complejo pero fallar en el intento.

Las guitarras en este disco son sólidas y robustas, pero no son protagonistas, un ingrediente sútil pero marcado. Las baterías son simples, bastante punk y pop a ratos, incluso llegan a utilizar el hit-hat como lo ocupaban las bandas de música disco, lo cual viene como anillo al dedo al rock crudo que nos ofrece este álbum. A su vez también es imposible no pensar que hubo una influencia concreta de bandas como Joy Division o New Order, emulan esta rebelión que tienen géneros como el post-punk, pero entregándolo de una forma que siempre sea bailable y energética. El sonido descarnado del rock de los noventa sigue vivo en este actual dueto, uno de los elementos más claros que se pueden distinguir es lo ruidoso que es el sonido en momentos y de manera súbita dejar sonando netamente la batería en conjunto con la voz, un elemento clásico y suerte de piedra angular dentro de lo que fue la constitución del rock alternativo americano.

Sin duda que en Sleater-Kinney hay hijas de la vieja escuela del rock psicodelico, que crecieron con el sonido de finales de los ochenta y que encuentran su comodidad dentro del sonido del rock noventero, todos esos elementos se hacen presente en este lanzamiento, resultando un disco que con 10 canciones pareciera hacerse corto; pero de lo bueno, poco.

Lucas Verri