Frank's White Canvas: Resistiendo juntas Lunes, 08 de Marzo de 2021 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis210, diciembre de 2020) Abandonarse en el escenario. Volcar todo sobre la actividad artística. Ese es el camino escogido por Karin Aguilera (voz y guitarra) y Francisca Torés (batería) para construir una carrera musical que, gracias al trabajo constante y autoexigente, ha avanzado hasta el sitial que dicha dedicación amerita. “My Life, My Canvas”, su disco debut grabado en Londres con Dimitri Tikovoï (Placebo, The Horrors), funciona como un recipiente de experiencias de resiliencia y valentía, pero también de aprendizajes en sus respectivos instrumentos y en el difícil oficio de la construcción pulcra de canciones de pop rock. Esto es Frank’s White Canvas. Por Felipe Godoy Karin y Francisca se conocieron en el colegio hace diez años, se hicieron amigas y desarrollaron una conexión musical instantánea. Trabajando sin prisa, pero incesantemente, comenzaron a afinar los detalles de lo que sería el proyecto musical que les permitiría canalizar todo su ímpetu por ser «la banda que les gustaría escuchar». Cada una se preocupó de recibir instrucción formal en su propio instrumento y, como muestra de la actitud con la que enfrentarían toda su carrera, grabaron dos veces “Intuition” (2014) hasta quedar satisfechas con el resultado, y luego siguieron con “Exist” (2016), dos EPs de inusual factura técnica para un proyecto emergente y carente del respaldo de un gran sello. El paso natural fue la edición de su primer largaduración, una especie de recipiente de todas sus experiencias personales y musicales, y que da cuenta del tremendo oficio que tienen por la canción bien armada y de estructura innegablemente pop, pero con ejercitada musculatura rockera y discursos que se debaten entre la honestidad brutal de quien ha tenido una historia personal difícil y la observación político-social. En esta entrevista, Frank’s White Canvas nos cuentan todos los detalles de “My Life, My Canvas”, su primer disco. Y lo más importante que han hecho en toda su vida. - Suelen decir que la música les salvó la vida y por eso este proyecto es solo de ustedes dos. ¿Por qué la música les salvó la vida? - K: Nos conocimos en el colegio, yo ya estaba saliendo y la Pancha estaba en octavo. Esas conversaciones fueron inmediatamente de cosas bien profundas, de qué queríamos hacer en la vida y las dos súper claras en que queríamos hacer esta banda. Y creo que ha sido guía para decidir todo. Por lo menos yo siempre sentí en algún periodo de mi vida, muy pequeña, que la música fue lo único que me acompañó, lo único, literal. De alguna manera, siento que sané a través de la música y esa conversación no se daba con nadie más que con la Pancha. Y eso nosotras lo llevamos al escenario también, cuando nos subimos tenemos claro por qué estamos hablando de lo que estamos hablando y por eso es tan intenso todo lo que hacemos. - F: Sí, yo también sentí súper fuerte esta sensación, sobre todo más chica. Eso hizo que definitivamente pensara que esto es lo que quería ser en la vida. Al final, a raíz de eso nos pusimos las dos a estudiar cada una sus instrumentos, queríamos que la parte técnica no fuera un impedimento. Pero al final eso hizo que nuestra relación fuera tan unida y nos diéramos cuenta de que queríamos lo mismo. - K: Mis recuerdos más amados de la música tienen que ver con que sufro de ataques de pánico desde muy chica, y en los momentos más duros de esos ataques fue la música lo único que me lograba sacar, y lograba salir adelante. Hay canciones que tenía elegidas, que sabía que, dependiendo del grado de emergencia, me ayudaban a sobrellevarlo. En ese sentido, siempre quise devolver la mano, acompañar a alguien a un nivel tan íntimo. Mi vida, mi lienzo FWC es una banda conocida por aprovechar todos los espacios de expresión que ofrece la actividad musical, incluyendo la vestimenta, los videoclips, los shows y el merchandising. El soporte físico del disco no es la excepción, y “My Life, My Canvas” saldrá próximamente en formato físico, por ahora en CD. Cuando les pregunto por la existencia de conversaciones para sumarse a algún sello discográfico, ellas son claras en señalar que por ahora la independencia les viene muy bien. «Somos muy emprendedoras las dos, muy de estar metidas en todo, nos gusta la prueba de sonido, el montaje, ver cómo vamos a hacer el merch, la planificación, nos gusta el proceso de la banda. Estamos todo el día en esto». - Han dicho que este disco es lo más importante que han hecho en su vida, me imagino que eso no tiene que ver solo con la potente apuesta de producción que hicieron. - F:. Para mí este disco es lo más importante que hemos hecho en nuestra vida porque siento que todo lo que hicimos antes, y no estoy hablando solo musicalmente, sino que todo lo que vivimos y aprendimos, era para hacer esto, para dejarlo aquí. Como banda tuvimos que darnos tiempo también para crecer, para aprender, para saber cómo comunicarnos y finalmente poder hacerlo. Aquí están todas las cosas que queríamos decir y no sabíamos cómo, sin ningún filtro ni metáfora. - K: Hay varias cosas que hablamos mucho antes de hacerlas y el disco siempre estuvo ahí como parte del sueño de tener una banda. Siempre quisimos hacer este disco, pero lo veíamos muy lejano, ya que significaba varias cosas: tener las canciones, el concepto; hacer un disco en este momento en sí es una apuesta súper grande. Estamos contando muchas cosas muy personales y para mí eso es lo que me tiene más contenta del disco. Me da como vergüenza incluso… no sé si vergüenza, pero me siento más expuesta. - Lo primero que salta al oído cuando uno escucha el disco es su nivel de pulcritud, pero nada de eso hubiera sido posible sin las canciones primero. ¿Cómo fue ese proceso de composición, de diálogo musical entre ustedes? - K: Nos tomamos harto tiempo para empezar a acumular ideas, a esta altura ya nos conocíamos como compositoras, nos complementábamos muy bien. Entonces en este periodo nos propusimos hacer varias canciones, que salieran no más, estuvimos como en el gimnasio de la composición. A la Pancha se le da más hacer cosas instrumentales y arreglos, y yo compongo mucho de guitarra-voz o piano-voz, entonces teníamos nuestro sistema de «hice esto, te lo entrego» y ella me entregaba otra cosa instrumental y así nos íbamos pasando. Pero lo más bonito que pasó, es que nos dábamos cuenta muy rápido de lo que estábamos hablando, para dónde se iba la canción, como que se notaban los años de estar componiendo juntas. Al principio teníamos como 15 y después cuando ya contactamos a Dimitri nos obligó a seguir componiendo, así que salieron como 27 demos. - F: Nos pasó con canciones como ‘Easy to forget’, que hablamos de nuestra experiencia haciéndonos veganas; también en ‘Nobody come’, que fue la experiencia siendo lesbianas las dos muy chicas. Al final fue muy bacán, porque hicimos mucho y probablemente las canciones que más nos gustan son las últimas, porque ya veníamos con un training de meses de estar componiendo todos los días, todo el rato. - Como buena banda de pop rock, FWC es un grupo donde se nota mucha preocupación por la canción bien armada. ¿Qué es para ustedes una buena canción? ¿Cuáles son sus obsesiones, los detalles de los que se preocupan cuando piensan en hacer una canción buena? - K: Creo que la obsesión siempre ha sido el mensaje, de qué estamos hablando, que no puede existir nada dentro de la canción que no realce el mensaje. Y en un comienzo siempre partimos pensando dónde vive la canción. Tal vez suena muy extraño, pero siempre pensamos eso. ¿Hace frío en la canción? ¿Está lloviendo? Ese tipo de cosas las conversamos harto. - F: Yo me dedico más a crear los paisajes instrumentales, con la Karin obviamente, pero ese es mi fuerte. Entonces hilamos el tema y decimos «ya, hay que hablar de esto, esto y esto», porque hay una parte para contar lo que está pasando, otra para contar la emoción y otra para decir algo más íntimo. Lo que en general hacemos, por ejemplo en ‘Play’ o en ‘Hiding away’, es que tenemos estos breaks que, en vez de ser súper hacia arriba, como quiebre instrumental, son como que todo se apaga y hay una luz que ilumina una parte, y estamos en ese momento íntimo donde hay una confesión muy personal, donde nos imaginamos una conversación de dos personas que están solas. ‘Hiding away’ no tiene armonía casi, es súper incómoda. Queríamos apoyar lo que estaba diciendo la voz, que está totalmente fuera de sí, que no reconoce dónde está ni qué está haciendo. Entonces esa canción te deja completamente solo, hay una parte rítmica que es súper inestable, no hay armonía sosteniéndote, entonces el disco parte y uno está como en el aire no entendiendo qué está pasando, hasta que después decanta en algo más musicalmente normal. Pero tiene que ver con eso más que nada, las dos somos muy poco de sobrecargar instrumentalmente las canciones, yo soy cero de tocar más de lo que tengo que tocar. Es algo que me cuesta mucho, nos preguntamos «¿la canción lo amerita o no lo amerita?». No hagan ruido Como ha sido la tónica con varios de los buenos discos de rock chileno de la última década, “My Life, My Canvas” fue grabado en el extranjero por un productor con tiraje internacional. En este caso, el elegido fue Dimitri Tikovoï, a quien Karin y Francisca buscaron por su rol en “Meds” (2006) de Placebo, uno de sus álbumes favoritos. La decisión fue coherente con muchas otras tomadas por la banda desde su origen, soñando y buscando exigirse al máximo para mover el horizonte de lo posible. «Lo que nosotras queríamos era este empuje, necesitábamos sentirnos completamente desafiadas, cuestionadas en cada aspecto de las canciones», dicen. Al mismo tiempo, la forma en que describen esta decisión refleja el modo de trabajo de Frank’s White Canvas, y deja entrever la razón por la cual se convirtieron, en tan poco tiempo, en una banda capaz de ostentar una producción de nivel internacional. «Creo que muchas de nuestras decisiones han partido de pensar sin límites y después nos ponemos a resolver cómo, cuándo y por qué. Pero primero volvemos a nuestras personas de 15 años pensando que todo es posible». - Fue llamativa la elección de Dimitri Tikovoï en la producción. - K: Sí, nosotras tenemos un nivel de obsesión igual importante con respecto a quién dejamos entrar en Frank´s White Canvas. El disco era algo súper preciado y sabíamos que tenía que haber una relación de confianza grande con la persona que guiara este disco. Ese también fue uno de los factores importantes para decidir hacerlo con Dimitri. - F: Exacto, y muchos de los discos que ha hecho él nos revuelven la guata, entonces había algo importante ahí. Porque habíamos escuchado el “Meds”, que es uno de nuestros favoritos de Placebo y es por algo también, es de esos discos que nos cambiaron la vida, por lo que hablamos en un comienzo. Entonces se notó mucho el por qué. - Hoy estuve escuchando el “Meds” y, si bien no son discos iguales, efectivamente hay elementos que uno podría emparentar entre ambos. - K: Lo pensé el otro día y dije «oye sí, hay». - F: Sobre todo porque, si bien Dimitri había trabajado antes con Placebo, el “Meds” lo hicieron tal como lo hicimos nosotras, como en equipo pequeño, Placebo y Dimitri en un estudio. Y bueno, también nosotras ocupamos el bajo de Stefan (Olsdal) en muchas canciones. - K: Muy patudas. - F: Es que nos dio por grabar bajo y Dimitri dijo «pásame ese». Lo tomo y dice «ah, ese es el bajo de Stefan», y yo como ¿me estai leseando? - K: Nos dijo «lo dejó acá hace un año, es un buen bajo». - F: De hecho, con la guitarra acústica también nos pasó lo mismo. Así como, «préstame la guitarra acústica», empezamos a tocarla, y fue como «ah, suena rico». Y era la que habían usado para grabar la intro de ‘Meds’. Todo muy normal y nosotras explotando por dentro. - En ‘Best one yet’ contaban que Dimitri les hizo imaginar que había un bebé durmiendo en el estudio, para que tocaran lo más despacio posible. ¿Tienen más anécdotas de esas? - K: Con las voces la experiencia más bacán y más terrible es la que he tenido con Dimitri, fue muy exigente, pero además todas las indicaciones tenían que ver con el mensaje y con cómo tenía que ser la interpretación. Me acuerdo que estábamos haciendo ‘One by one’, que igual es como intensa, y me dice «oye, estai muy Metallica. Tiene que ser menos Metallica y más Pink». La indicación era «en ‘One by one’ no es que vas a matar a todo el mundo, sino que tú misma te vas a sanar, entonces no podís estar tan enojada». - F: Sí, yo me acuerdo de reescribir las letras muchas veces, varias canciones cambiaron de segunda a primera persona. - K: Sí, casi todas. Yo tiendo a escribir mucho como «tú eres así», y me dijo «no, habla de ti». Porque, claro, todo era bien personal, pero yo lo tiraba para afuera como para que no se notara. Ese fue un cambio súper importante. También me prohibió algunas palabras que se repetían mucho en mis letras. Fue la primera vez que en la producción había alguien más preocupado de las letras. - F: Las baterías las grabamos muy extrañamente. Antes de viajar, Dimitri me advirtió: «te voy a hacer grabar las baterías así, para que no te sorprendas». Básicamente, quería grabar las piezas de la batería por separado. Entonces grabamos bombo, caja y toms en una toma, y platillos en otra, lo que es súper difícil, porque uno está acostumbrado a coordinar todo junto y después tenís que hacer la misma toma que hiciste antes, pero en la otra sección. Es como que a un guitarrista le digan «primero toca las tres cuerdas de abajo en lo que tocaste y después toca las tres de arriba». Entonces era totalmente fuera de mi zona de confort. Finalmente, fluyó súper bien, era otra manera de pensar la batería y me gustó mucho cómo termino sonando. Después entendí: tenía que ver con que la batería tenía que tener potencia en algunas canciones y delicadeza en otras, como ‘Best one yet’, que es esa que tocábamos muy despacito. Pero este disco en particular no tiene triggers, no tiene nada digital sumado a la batería, entonces es primera vez que grabo y al escuchar la mezcla es la misma batería, no tiene ninguna diferencia ni de espacio, ni de sonoridad, ni de timbre. Está mezclada nomás, está en su volumen, tiene su ecualización correspondiente, pero es la misma batería. Y también le dimos tiempo a que cada una sonara distinta, con distintas afinaciones, timbres y matices pensados para cada tema. Al final, cada canción quedó con su propio carácter. - F: Nosotras volvíamos todas las noches a la pieza donde nos estábamos quedando a trabajar en las maquetas. Eran como las tres de la mañana y la Karin agarró la guitarra y se puso a cantar ‘Best one yet’ al celular, así como para no despertar a nadie porque éramos las únicas ridículas metiendo ruido a esa hora, y la cantó súper susurrado. Entonces llegamos al día siguiente, le mostramos a Dimitri y le dijimos «perdón, está así porque era súper tarde, no podíamos hacerlo más fuerte, si querís la tocamos de nuevo». Y bueno, la canción parte diciendo «be quiet». Entonces Dimitri dijo «hagamos la canción así completa, despacio, susurrada». Al día siguiente, estábamos en proceso de preproducción, yo me pongo a grabar la batería, y Dimitri entra y me dice: «ya Pancha, tienes una guagua al lado tuyo, en una cuna, si la despiertas se acaba toda esta grabación». Era bajarme la dinámica al máximo posible, entonces siempre era como «más despacio» aunque ya estuviera muy despacio. Y bueno, después voy a la sala de control a escuchar, y fue como «mentira que esto suena así», porque qué pasó, finalmente lo grabamos súper despacio, pero Dimitri y Drew (Dungate-Smith) que era el Ingeniero de grabación, casi reventaron las ganancias, los preamplificadores. Entonces tiene tanta textura el sonido, porque tiene el volumen del nivel de ganancia del micrófono tan arriba, que no suena a que esté tocado así despacio, sino que está tocado despacio, pero el timbre, la pastosidad del sonido, la textura, es otra cosa. Jamás había hecho algo así. Inhala, exhala ¿Qué lugar busca ocupar FWC en la nueva historia del rock nacional? Lo primero tiene que ver con recordarle a las nuevas generaciones de niñas sobre el posicionamiento femenino –y su identidad de género– en el rock chileno. «Encontrar una banda que está haciendo rock femenino ha sido un punto importante para mucha gente que nos escribe, sobre todo niñas más chicas, así como “no sabía que las mujeres podían hacer rock”». Lo segundo, naturalmente, tiene que ver con la internacionalización, sumándose a una serie de pares generacionales que están en una búsqueda similar: «con la Karin siempre hemos soñado un poco con el romper la idea que nosotras mismas teníamos de que una banda en inglés, en Chile, no puede llegar a nada. Romper los límites que teníamos en nuestra cabeza». - En ‘Nobody come’ se refieren a sus experiencias de discriminación por ser lesbianas. Una cosa interesante de sus letras es la combinación entre un tono personal con cierta observación del mundo o denuncia, justamente por haber vivido esta discriminación en primera persona. - K: Es muy así. Para nosotras siempre ha sido como «hablemos de lo que sabemos» y mientras sea personal se va a transformar en algo más universal. Pero no lo había pensado así, sobre todo en este disco fue como «contemos estas experiencias», y resultan ser un tema social. Por ejemplo, ‘Easy to forget’ es algo muy personal, de hecho, es una autocrítica a por qué dejamos ir estas cosas que sabemos que están mal, pero resulta ser una denuncia, porque hablamos del veganismo y de tantas cosas que están mal que uno deja pasar. - F: En esta canción en particular, cuando vi la letra que escribió la Karin fue como «mentira que estai diciendo esto». - K: (Ríe) No te había escuchado eso. - F: No, no te lo dije. Sobre todo, porque el verso es muy literal, es tan «en tu cara». Pero claro, viene desde algo muy personal pero también sin ningún filtro, entonces se transforma al final en algo universal, que habla de un tema social grande, pero desde una experiencia en primera persona. Al final, lo personal es político. También en esa canción hablamos de la comunidad, de encontrar más personas que son como tú y lo mucho que ayuda el sentirse acompañado, encontrar que hay un espacio para ti. Muestra todo el viaje esa canción, partimos muy testarudas diciendo «pasó esto y no quiero que me cambien», después viene el coro, que es como «estoy bien, que nadie me venga a arreglar», luego viene este «vamos a seguir adelante» y al final te muestro toda la vulnerabilidad de lo que se siente. En resumen, el tema de aceptarse a sí mismo es todo un viaje en donde hay muchas etapas, que es distinto para cada uno, pero esta era es la nuestra, con todas sus contradicciones. - Históricamente, el mundo del rock ha sido más bien heteropatriarcal. ¿Cómo es hoy ser mujer y lesbiana en el mundo musical? - F: Definitivamente, nos hemos sentido un bicho raro en lo que hacemos, porque lo somos, de partida estamos haciendo música en inglés en Chile, el espacio que hay en el rock acá es muy pequeño y más encima el rock es un estilo que ha sido históricamente muy masculino y machista en muchos sentidos. Pero creo que ha sido algo súper especial de conversar, ahora que ya han pasado los años, porque nosotras en la vida nos hemos sentido así, siempre. Siempre hemos estado fuera, incluso en el colegio nos intentaron echar simplemente por ser gay. La discriminación es algo que está tan dentro nuestro, tan asumido, que al entrar aquí era como lo normal Por lo mismo creo que jamás ha sido un tema como tan claro. - K: Yo creo que en el último tiempo nos hemos cuestionado mucho para atrás, y concientizando varias cosas, pequeñas interacciones que son curiosas y que develan la naturaleza de este mundo del rock. Para nosotras fue como «sí, así ha sido nuestra experiencia», nunca lo atribuimos a ser mujeres o a ser lesbianas, sino que así es nomás. Y muy convencidas de que teníamos que hacerlo nomás, como que siempre estuvo este ímpetu, teníamos tan en la cabeza que teníamos que ser esta banda con la que soñamos, que avanzamos sin darle tanta atención a esas cosas. - Una de las canciones que me impactó por su contenido es ‘One by one’, que es una réplica de lo que tú Karin te dices a ti misma cuando tienes ataques de pánico, algo que les ocurrió en el viaje a Londres. Es muy bonito y solidario de tu parte compartir algo tan personal, que puede servir a otros para sentirse acompañados. - K: Muchas gracias. Qué bonito escuchar eso, la palabra “solidario” va a quedar en mi cabeza para siempre. Desde muy chica sufría ataques de pánico, y cuando esto ya se convirtió en un problema severo supe que así se llamaba, entendí que tenía que trabajar en eso, estuve en terapia muchos años, porque en algún momento eso se tradujo en agorafobia que ya implicaba que no podía salir de mi casa. Entonces para mí el momento del avión es como súper simbólico porque como banda era un problema latente. O sea, para mí la idea de estar sobre un avión era imposible, era como «eso no va a pasar en mi vida y voy a tener que aprender a vivir de esta manera». Incluso subirme a un escenario era para mí era algo súper difícil de llegar a hacer. Entonces cuando me dio este ataque de pánico en el camino y empecé a calmarme, como ya había aprendido a hacerlo, entendí que teníamos que compartir esta sensación y quisimos plasmarlo en el disco. Creo que lo que más buscaba cuando me pasaba esto era a alguien que también le pasara. Cuando me pasaba a mí nunca encontré esa compañía. Tags #Frank's White Canvas # Franks White Canvas Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Rock Noticias Kuervos del Sur presentará su nuevo álbum en el Teatro Caupolicán Lunes, 05 de Junio de 2023 Rock Discos Sweet & Lynch Lunes, 05 de Junio de 2023 Rock Clásicos Los Prisioneros Lunes, 05 de Junio de 2023 Rock Noticias Congreso, Tenemos Explosivos y Parasyche entre los ganadores de Premios Pulsar 2023 Lunes, 05 de Junio de 2023 Rock Entrevistas Hombres G: por fin en Chile Domingo, 04 de Junio de 2023 Rock Noticias Streaming: Faith No More y el cierre con ''Album of the Year'' Sábado, 03 de Junio de 2023 Rock Clásicos Deep Purple Sábado, 03 de Junio de 2023 Rock Articulos ¿Cómo se suelen patrocinar y financiar los conciertos en Chile'' Viernes, 02 de Junio de 2023