Sonic Youth: El obsequio inesperado

(Publicado originalmente en revista #Rockaxis97, enero de 2011)

 

Cuando aún está fresca su primera travesía por estos lares, el inagotable equipo neoyorquino del rock de avanzada retorna a Santiago a poco de celebrar tres décadas de carrera y en medio de la salida de un soundtrack compuesto íntegramente por ellos y del cierre promocional de “The Eternal”, su último disco a la fecha.

 

Incluso para aquellos enemigos de los círculos elitistas que por décadas han circundado la esfera musical, la figura de Thurston Moore inspira respeto. Es difícil no rendirse ante su frenética proactividad. Justo respecto a eso, el semanario estadounidense Philadelphia Weekly citó al cofundador de Sonic Youth en una entrevista donde, fortuitamente, el músico develó una noticia que dejó marcando ocupado a la numerosa legión de seguidores chilenos: la oficialización del segundo concierto de la banda por Santiago en menos de dos años.

 

Contando su multitudinario debut por Sudamérica, en noviembre del 2005, para la primera y única edición del festival Claro Que É Rock en Brasil, la juventud sónica con esta nueva bajada acumula cuatro periplos por la región. Al chequear la logística de la gira mundial de “The Eternal”, los datos que acompañaron el show de Santiago el 2009 corren con ventaja por sobre los demás.

 

De hecho, al arribar a Chile, el mismo Moore nos demostraría su asombro en una improvisada plática con Rockaxis en el lobby del Hotel Sheraton, un día después de su show en el Movistar Arena. “Sabíamos que éramos esperados hace muchos años, pero lo de ayer fue surreal. Cuando llegue la hora de los recuentos, al cierre de esta gira, Santiago, a lo menos, estará entre los tres shows más memorables”, comentaba el músico al tratar de recapitular la reacción de los norteamericanos cuando se pararon frente a nueve mil personas agitando sus esqueletos al son de telúricos hits como ‘100%’ y ‘Silver Rocket’.

 

La insuperable vibra de lo acontecido el domingo 29 de marzo del 2009 resultaría un preámbulo inmejorable para la salida (casi tres meses después) de “The Eternal”. Alabado por la crítica, el cuadro 16 se robó todos los aplausos por traer de vuelta el incendiario operario rítmico que marcó los tonos de entregas como “Goo” (1991). Con la notable inclusión del histórico bajista de Pavement, Mark Ibold, los referentes de Nirvana no pararían de girar con el fin de demostrar que en la practica del avant rock, pocos le hacen la pelea.

 

AUDACIA Y PROLIJIDAD

 

Para cualquier formación, avezada o con pocos años de circo, la respuesta a un lanzamiento como “The Eternal”, sería motivo de sobra para focalizar todas las energías en promocionar dicha placa. Pero, siguiendo con disciplina su propio canon de trabajo, un completo set de objetivos y desafíos complementarios a lo que deriva el opus ‘Sacred Trickster’ los mantendrán ocupados hasta, al menos, mediados del 2011.

 

En primera instancia, el  anuncio inicial fue la edición de un DVD con  tomas del trayecto efectuado por Estados Unidos, entre 2007 y 2008, donde tocaron en extenso su ópera prima, “Daydream Nation” (1988), además de comenzar los bosquejos de su décimo séptimo elepé en estudio. Pero ambas opciones fueron congeladas por desafíos tanto o ás atractivos para los neoyorquinos.

 

Luego de escribir los soundtracks de las cintas “Things Behind the Sun” y “Demonlover”, el 2010 llegaría otra invitación para musicalizar una película. En mayo de ese año, durante el Festival de Cannes, se estrenó “Simon Werner a Disparu”, largometraje del francés Fabrice Gobert y que cuenta con el aporte de Sonic Youth en la banda sonora.

 

La salida del álbum está agendada para el 11 de febrero y será editada por ellos mismos bajo su propio sello, Sonic Youth Recordings. Prosiguiendo con las directrices de los lanzamientos de dicha etiqueta, el trabajo se titulará  “SYR9: Simon Werner a Disparu”.

Aparte de todo lo que concierne a su banda madre y fiel a su curriculum, Thurston Moore sigue demostrando el porqué es el miembro con mayor gestación de experimentos musicales. El pasado 1 de diciembre, lanzó en formato de libro-disco "In Silver Rain With A Paper Key", edición compuesta por un libro de tapa dura, dos siete pulgadas, colecciones de piezas de arte, poemas y fotografías. Las canciones fueron registradas con el único soporte de una guitarra acústica de doce cuerdas.

 

Pero no se quedó allí: el rédito de su cercana relación con Beck, con quien ya había tenido un rol destacado, tiempo atrás, en la serie Record Club, ahora culminó en una colaboración del hombre de “Odelay” en el próximo álbum solista de Moore. La pieza, sucesora del muy bien reseñado “Tree Outside the Academy” (2007), fue grabada en California y engrosará el catálogo de Matador, sello que también alberga a “The Eternal”. El plus de la vuelta de Sonic Youth a Chile no radica en la novedad fulgurante. El crédito capital del show que los neoyorquinos ofrecerán en febrero es la disponibilidad de un inmenso catálogo al cual pueden acudir en toda instancia. Sin perder seña alguna de aquellos días donde firmaron la eclosión de la genealogía college rock en los ochentas, su mezcla de ruido y melodía sigue siendo insuperable por estos días. Responsables de incontables hijos bastardos, la performance de la juventud sónica es un ritual de carácter obligatorio para cualquier melómano aferrado a la escudería primaria del rock alternativo. Con ellos, las expectativas siempre son altas.