Congreso Los fuegos del hielo Lunes, 03 de Junio de 2024 1992. Alerce I A principios del siglo XIX, durante la colonización del extremo Sur de Chile, el profesor austríaco Martin Gusinde investigó los pueblos más australes como una obligación de rescate, del valor en conservar aquellas culturas en su estado “prístino, original y auténtico”. Percibió que estos pueblos estaban condenados a una muerte más brutal que la muerte biológica: la muerte cultural. En refutación a lo anterior, el Monseñor José Fagnano indicó: “Esperamos que estos lleguen a ser los peones de las grandes haciendas que se establezcan en el territorio, y así habremos cambiado los enemigos de la civilización en factores y ayudantes del progreso del territorio”. La historia y fin de los kaweskar, yámanas, selknam y aonikenk ya está documentada y su destino es conocido. Fue la extinción y el genocidio en el caso del pueblo selknam que, sin atender a su rica cultura espiritual-artística, fueron rápidamente muertos por el poder mercantil en enfrentamientos, envenenamientos masivos, cacerías organizadas y continuos asesinatos con armas de fuego. II El duodécimo disco de la banda nacional Congreso es un conmovedor y oscuro álbum que aborda la vida y muerte de estos pueblos originarios. Dividido en once piezas mayormente instrumentales creadas por Sergio “Tilo” Gonzalez que constituyen música y sonido especialmente compuesto para el Ballet de Santiago, obra que fue presentada en la Exposición Mundial de Sevilla, España, y exhibida por primera vez en Chile el 09 de Julio de 1992 en el Teatro Municipal de Santiago. El disco fue grabado por el ingeniero Eduardo Vergara entre mayo y junio de 1992 en los estudios Filmocentro y fue fabricado, producido y distribuido por el Sello Alerce, quienes logran un registro de sonido de una calidad admirable, cristalino como el agua que se descongela y completa los fiordos del extremo sur, destilado desde luego en las manos y espíritu de músicos aventajados. Congreso venía de una creciente popularidad originada con su presentación en el concierto de Amnistía Internacional del 13 de octubre de 1990 en el Estadio Nacional ante ochenta mil personas (Wynton Marsalis, Peter Gabriel, etc.); con el lanzamiento del primer disco en democracia de la banda, “Aire Puro”, y por haberse presentado el martes 05 de febrero en el Festival de Viña del Mar del año 1991. Una serie de hechos importantes que continuaría inmediatamente en el mismo 1992 con la histórica colaboración realizada en “Pichanga” junto al antipoeta chileno Nicanor Parra. III El disco comienza con ‘Canción del Último Hombre’, una pieza que tiene como cimiento el frío viento del sur, mientras voces de fantasmas o de vidas ya terminadas vagan sobre esa superficie blanca. Es la voz y los versos de un bello y triste poema de Francisco Sazo los que contextualizan el disco y dan paso a la irrupción del saxo soprano de Jaime Atenas quien modula la pieza hacia una sección liberadora que luego vuelve sobre el poema. ‘De la playa sola’ describe lo inhóspito que enfrenta al mar, son sonidos ambientales que presagian la pesadilla. Una realidad que vendría y que se extiende hasta conectarse con ‘Despiertan del sueño’, protagonizada por las atractivas melodías de saxo soprano y luego piano de Jaime Vivanco, ambas asentadas en percusiones y secuencias electrónicas que parecieran inspirarse en la repetitiva música devocional selknam, algo que persiste en gran parte del disco. Posteriormente, los primeros segundos electrónicos de ‘El silencio sagrado’ llaman profundamente la atención: un pequeño cuadro abstracto que se transforma en un experimento rítmico que moderniza el ritual con Raúl Aliaga en percusiones y Hugo Pirovich en flautas de carácter onomatopéyico. La quinta pista del álbum es un punto dominante de casi siete minutos: ‘El Anciano Profeta del Cielo’ extendida inicialmente en un sample de un canto antiguo austral que avanza entre el sonido del trueno y la tormenta. En una segunda sección, emotivamente trágica, la banda se presenta como una sinfonía que condensa la estética de la desolación. Una pieza valiosa en la historia de la música chilena por su calidad experimental y su valor cultural. Hacia su final aparecen algunos versos milagrosos de Francisco Sazo declamados por una voz anciana y vencida, como si hablara el hombre de la decidora caratula del disco: “¿Para qué sirve el puñal en la mano del ahogado? ¿Para qué sirve mi voz en la gruta del cangrejo? ¿No sirve este remo roto en la ruta de la tormenta?” IV La segunda parte del disco inicia en ‘El Navío Terrible’, cuyos cortantes golpes son la inquietud ante el desastre. Sus sombríos y seriales teclados conforman una sinestesia cinematográfica de apremiantes percusiones electrónicas. En ‘Los sueños perdidos’ aparece una particular cadencia en la batería de Sergio “Tilo” González y el acentuado bajo de Jorge Campos, pista que por primera vez presenta arreglos o armonías de fusión latinoamericana (jazz y folklore), siendo una excepción en un disco aparentemente más influido por la música docta contemporánea. Algo parecido pasa en ‘El Baile de Todos’, que es el sosiego aún frente a la tragedia. Sobre un ritmo minimalista aparecen las jubilosas melodías de piano y flauta, como en una tranquilizadora pausa que remite a los estados de cotidianidad de estos extintos pueblos, de sus momentos de esparcimiento, juego y ocio. Dicho interludio termina con ‘Del Albatros o del amor’, de una lentitud meditativa que completa su forma en una sección bellamente melancólica y de profundo impacto emocional. ‘Exterminio’ es una pieza alienada de apenas tres minutos que exhibe el peligro o un riesgo vital. Una pieza progresiva de apartado rítmico violento y experimental, que escala en disonancia en la guitarra eléctrica de Jorge Campos y el violonchelo de Patricio González. El disco cierra con ‘A los sobrevivientes’, que es la continuación armónica de la primera pista del disco, cerrando el ciclo en forma épica y liberadora. Un compasivo y valorable intento, a pesar del infortunio, de darle por fin paz a esas almas injustamente extintas. V El resultado artístico del álbum es altísimo. La composición musical y el registro del noble sonido de los instrumentos es completo e inmejorable. Hay muchos discos milagrosos en Congreso. Está “Tierra Incógnita”, “Pájaros de Arcilla”, “La Loca sin Zapatos” y varios más que podrían ser el disco más apreciable de la banda. Este “Los Fuegos de Hielo” es también una obra tan destacable como las anteriores, sobre todo por el tema tratado, aunque pareciera mantenerse silenciosa. Son sus particularidades las que lo determinan: es un disco de música principalmente instrumental; se distancia de la fusión latinoamericana que ha asumido estilísticamente la banda; es una obra tácita y críticamente política; es una especie de banda sonora encargada para música de ballet, y es por lejos su disco más sombrío y experimental. No podía ser de otra forma. Es el retrato trágico de la temible colonización del extremo sur de Chile. Un horror solo asimilable a la Matanza de Santa María de Iquique y otras desgracias nacionales. La música y el sonido nuevamente al servicio de las más tristes historias. Carlos Navarro A. Tags #Congreso #Los fuegos del hielo Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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