Forever Warriors, Forever United Miércoles, 12 de Septiembre de 2018 2018. Nuclear Blast Largo tiempo hubo que esperar, específicamente seis años, para tener material nuevo de la Metal Queen Doro Pesch. El regreso de la legendaria vocalista germana es ambicioso y por partida doble, porque aunque los discos también se vendan en dos volúmenes o en discos por separado, se trata de una sola sesión de nuevas grabaciones, distribuidas en 25 canciones con el aliciente de varios invitados rutilantes. Pero es bien sabido que cantidad no es sinónimo de calidad y siempre estos lanzamientos de larga duración son un arma de doble filo para el artista, porque el relleno resulta casi inevitable y lo que podría haber sido un único disco, sólido y consistente de principio a fin, se termina diluyendo en una entrega de dulce y de agraz como resultado final. Con 54 años de edad y con 38 de carrera desde que irrumpió en la escena alemana en 1980, la incasable Dorothee Pesch nos entrega su placa de estudio número 13, sin considerar esos magníficos cuatro discos que grabó con su banda Warlock, del cual el año pasado estuvo celebrando el 30 aniversario del inmenso Triumph And Agony, tocándolo en vivo completo en compañía del guitarrista norteamericano Tommy Bolan que también era parte de la formación que grabó ese imprescindible álbum, por lo que su nuevo disco de estudio auguraba un retorno a esa potencia y filo metálico, por lo que podría haber llamando al mismo productor de ese álbum, Joey Balin, porque de manera honesta, y duele decirlo, el nuevo trabajo suena horrorosamente mal, con muchas canciones con un incomprensible sonido casi de demo. Con las siempre impresionantes portadas ilustradas por el maestro Geoffrey Gillespie, habitual colaborador de Doro desde los tiempos de Warlock, la distribución del álbum doble consiste en dejar los temas más metálicos, pesados, rockeros y contundentes en el disco Forevers Warriors, y el costado más melódico, sensible y baladístico en Forever United, donde incluso hay espacio para el AOR, estilo que no es extraño ni lejano para Doro, pues ya lo abarcó en su disco True At Heart de 1991. En el primer volumen, el inicio es marchoso en plan himno con All For Metal el enésimo intento de Doro por componer una nueva All We Are de Warlock, su clásico más reconocido, con invitados en los coros con miembros de Kreator, Testament, Sabaton e incluso el fallecido Warrell Dane de Nevermore y Sanctuary. Bastardos continúa con el enérgico inicio, una lástima la mala calidad del sonido, pero al menos la batería de Johnny Dee (ex Britny Fox), tiene peso y empaque. If I Cant Have You No One Will cuenta con la participación de Johan Hegg (Amon Amarth) en la voz, y al igual que en el último disco de Saxon, el dueto no logra buenos resultados, quedando un tema muy forzado con el uso (o abuso) de los guturales. Soldier Of Metal es una bella balada de aire épico donde la guitarra de Bas Maas (ex After Forever), destaca en la pobre producción, que se acompaña de un piano y donde Doro nos deja claro que su voz aún está en un gran nivel, con una gran capacidad de emocionar. Blood, Sweat And Rock N Roll es otro tema aguerrido donde la pequeña y bella cantante rubia se mueve como pez en el agua, llena de vigor, al igual como ocurre en su fantástica y lograda rendición del inmenso Dont Break My Heart Again uno de los mejores temas de la primera etapa de Whitesnake, pues la propia Doro ha confesado públicamente su gran admiración por David Coverdale. En el costado más reposado y tranquilo del álbum Black Ballad con sus violines y chelos llena el momento de melancolía; las sutilezas y delicadezas acústicas con una desnuda voz de Doro en Bring My Hero Back Home Again (compuesta para la película Anuk The Path Of The Warrior), son dignas de destacar, y en Lift Me Up la veta AOR reluce con mucha fuerza en una gran interpretación vocal de la teutona; mientras que en la cadenciosa Heartbroken está como invitado el gran Doug Aldrich (Dio, Whitasnake, The Dead Daisies), y su siempre inspirada guitarra solista; mientras que en Lost In The Ozone nos encontramos con otra gran versión, esta vez de una tremenda balada de Motörhead, un homenaje de la vocalista para su gran amigo el siempre extrañado Lemmy Kilmister. Casi al final Caruso (original del artista Lucio Dalla), nos permite disfrutar de una suprema interpretación en italiano de Dorothee, quedando como corolario esa amarga sensación de que si no fuera por el exceso de canciones y porque al disco le pena enormemente un productor experimentado, este podría haber sido un Forever Classic de Doro. Ojalá que la reina del metal no se demore otros seis años en reparar el error. Cristián Pavez Tags # Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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