Boris with Merzbow Rock Dream Lunes, 22 de Octubre de 2007 2007. Diwphalanx/ Southern Lord La productiva relación musical entre estos dos trascendentes actores de la música japonesa, data del 2002, cuando el genio de la electrónica noise, Merzbow, alias de Masami Akita, se unió al inclasificable trío de Takeshi, Wata y Atsuo, para editar el álbum, “Megatone”. El sonido sucio y desenfrenado de Boris fue la perfecta base para que Akita hiciera de las suyas, a través de sus tan reconocibles experimentos con el sonido. Desde entonces, la colaboración entre ambos ha dado sus frutos en otras producciones de esta década como “04092001”, “Sun Baked Snow Cave”, el epé “Walrus/Groon” y este extenso disco en vivo doble, “Rock Dream”. Tal vez, la primera conclusión que conseguimos sacar al escuchar el álbum, es la cercanía musical que existe entre las tormentas de ruido noise de Merzbow y los arranques de ese metal tan típico de Boris, que quizás, para acercarnos a su sonido, podríamos definir como ambient doom metal con melodías lisérgicas hasta decir basta. El sonido escabroso y penetrante tan propio de Boris, creado con instrumentos tradicionales de rock, se transforman en una plataforma casi infernal, para que Merzbow vaya consumando su propuesta ruidística e inescrupuloso que surge del sintetizador EMS, el computador y los efectos varios que manipula con soltura. El registro fue extraído de una presentación que ambos efectuaron en noviembre de 2006 en el Festival Earthdom de Tokio. Y para declarar inmediatamente sus principios estéticos alejados de toda convención, el disco parte presuroso con los ininterrumpidos 35 minutos de ‘Feedbacker’. Un verdadero viaje galáctico por lo más profundo del doom psicodélico y el noise electrónico, con los dos actores mostrando sus armas musicales en su máxima expresión. Nuevamente, podemos sacar en limpio las semejanzas entre ruidismo y metal: Ambos se basan en la agresión sónica y en la violencia interna de los sonidos. De aquí en adelante el disco está compuesto básicamente en temas originales de Boris, pero arreglados con los efectos electrónicos de Akita, quien, como un solista y su banda de apoyo, va haciendo de las suyas sin temores ni remordimientos con los oídos de los posibles auditores. Este es el caso del doom demencial de ‘Black Out’, aparecido originalmente en el celebrado álbum “Pink” de Boris. Por su parte, en la inédita ‘Evil Stack’, las tempestades de sonidos, acoples, ruidos y el riesgo sónico sin límite, son las herramientas para crear un tema tupido, asfixiante y donde el término “experimental” toma nuevos significados. La primera parte de la placa doble, llega con la especial versión de ‘Rainbow’, canción estrenada en el álbum del mismo nombre de Boris con el guitarrista de los también nipones Ghost, Michio Kurihara. Si es que esto no es rock psicodélico, me pregunto qué lo es. La sección dos se inaugura con el riff desértico de ‘Pink’, en el tema más hard-rock del disco hasta ahora. Aquí básicamente se respeta la original, con la diferencia que por atrás Merzbow va tejiendo sus atmósferas sonoras. Tampoco podemos dejar de destacar el trabajo en la guitarra de Takeshi, quien asume el poderío de los riffs y los punteos volados de excelente forma. El disco sigue en la misma línea, avanzando rápidamente con el sludge metal de Boris y la vorágine sonora de Akita, con temas del disco “Pink”: ‘Woman On The Scream’, ‘Nothing Special’, los más de 13 minutos de la prendidísima ‘Just Abandoned My-self’ y la pesadez total de ‘Farewell’. El disco lo completan otros tracks de Boris aparecidos anteriormente, como es el caso de ‘Ibitsu’ del disco 2005 “Akuma No Uta”, reconocible inmediatamente por que la portada es un tributo al malogrado y legendario canta-autor folk-rock británico, Nick Drake. Además, se agregan un par de singles más rebuscados y el inspirado cover del supergrupo japonés de los 70, PYG, llamado ‘Flower Sun Rain’. Si a grandes rasgos, el primer disco se basa en lo más lisérgico y ruidoso, con un leve protagonismo de Merzbow, el segundo se caracteriza, obviamente con algunas excepciones, por el arranque de metal enlodado de Boris, que suena todavía más intrincado y sucio con los aportes de Akita. A pesar de que someterse a la experiencia de escuchar las casi dos horas de música que componen “Rock Dream”, es, claro está, un tanto agotador y un ejercicio de oyente casi apostólico, de todas formas, diría que justamente el mérito de este disco está en el exceso, en el desborde sonoro, en el arrojo estético y en la crudeza de su música. Héctor Aravena A. Tags #Boris with Merzbow # Boris # Merzbow Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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