Matt Elliott Drinking Songs Jueves, 20 de Octubre de 2005 2005. Ici d'ailleurs / Acuarela En sus crónicas “América”, el teórico francés Jean Baudrillard, observaba a los hombres, oficinistas, obreros, que comían en las calles, solos, mientras miraban el espectáculo de la cotidianeidad, con la vista perdida, absortos en las veredas y las personas que los rodeaban. “El que come solo está muerto, ¿y el que bebe solo, también está muerto?”, se preguntaba Baudrillard. Casi inevitablemente, surge una pregunta similar al enfrentarse al nuevo disco del ex guitarrista de Third Eye Foundation y Flying Saucer Attack, Matt Elliott, en su segundo disco solista tras “The Mess We Made” (Merge). Si ya en aquel disco de 2003 avisaba una línea de composición que hurgaba en lo sombrío de la experimentación electrónica, poco hacía suponer de una consumación de melodías tan profundas, cansinas y cenagosas, que contra todo pronóstico, se tornan adictivas gracias a su detallismo y perfecto ensamblaje. Lo de Matt Elliott se propone indagar en aquellas pulsiones que parecen, en su independencia de auditor, sustentarse por si mismas. Gran parte de su fuerza radica ahí. Pero, como puede suceder con discos como “I’m Happy, i’m Singing And a 1, 2, 3...” de Jim O’Rourke, su extraña naturaleza encuentra en oídos ajenos la culminación plena en el arduo proceso de ecos que se rastrea en “Drinking Songs”. El mensaje está claramente dirigido. Este folk sonámbulo camina en busca de los brazos que puedan recogerlo. Alejado de los beats y otros adimentos digitales, el de Bristol se lanza de cabeza en un minimalismo construido de piano y cuerdas, con la colaboración fundamental de Chris Cole en cello. Desde esta base, a primera vista simple, se alza un disco lleno de melodías precisas, detallistas, nostálgicas; con un aire de teatralidad que recuerda a Tom Waits (cuya voz se cree escuchar en “Trying To Explain”); y en otros pasajes, resuenan unos In The Woods quitados de rabia. La idea medular, a saber, la cualidad opresiva de las composiciones descansa en la desnuda combinación de sutiles melodías. A ello se suma un trabajo vocal que se alimenta de la tradición pagana para recalar en el imaginario cultural del siglo XIX (“The Guilty Party”, “Whats Wrong”). Y sobre esta espesura, los únicos tintes electrónicos terminan por desvirtuar las categorías, dotándolo de múltiples sentidos (“A Waste Of Blood”). La nota disonante es la agregada “The Maid We Messed”, cuya vinculación es directa con el disco anterior, pero que al estar presente en esta placa, obliga a pensar en una cierta continuidad de las composiciones, de carácter histórico, lo que permite comprender el proceso en el que esta inmerso Matt Elliott: musicalizar las tristezas de la Historia sin fecha de vencimiento. Nada rara sería una próxima entrega a medio camino de la música medieval y el drum’n’bass. Eduardo Peñafiel L. Tags #Matt Elliott #Drinking Songs Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Vanguardia Shows slowdive: de frente al ruido Martes, 05 de Diciembre de 2023 Vanguardia Noticias Kronos Quartet lanza dos álbumes en 2024: ''Black Angels'' y ''Red Hot + Ra'' Martes, 05 de Diciembre de 2023 Vanguardia Galerias slowdive Martes, 05 de Diciembre de 2023 Vanguardia Noticias Concurso: Los Jaivas en la Quinta Vergara Martes, 05 de Diciembre de 2023 Vanguardia Clásicos Led Zeppelin Martes, 05 de Diciembre de 2023 Vanguardia Noticias Concurso: thisquietarmy en Chile Martes, 05 de Diciembre de 2023 Vanguardia Noticias black midi en Chile: entradas agotadas Lunes, 04 de Diciembre de 2023 Vanguardia Noticias ''Echoes'': Fire! Orchestra en Rebelión Sónica 40 Lunes, 04 de Diciembre de 2023