Kula Shaker: Aquí vino el sol El explosivo debut del bastión inmersivo del britpop Viernes, 04 de Noviembre de 2022 Jueves 3 de noviembre, 2022 Discoteque Blondie Revisa la galería de imágenes AQUÍ. "Somos uno en el sol infinito". La frase con la que empieza 'Infinite Sun', la primera canción del disco "K 2.0" (el que fuese su regreso en 2016 luego de seis años de inactividad), simboliza lo que ocurrió la pasada noche con el debut de kula Shaker en la Blondie. Banda y audiencia elevaron su energía y la irradiaron por todos los espacios de la mítica discoteque, en donde en más de una oportunidad han sonado las canciones de los londinenses, al ser cuna de la cultura brit en este rincón del mundo. Con su recientemente publicado sexto álbum, "1st Congregational Church of Eternal Love and Free Hugs", el cuarteto encontró por fin visa para venir a Latinoamérica por primera vez, siendo este show el inicio de una gira que también tiene pasajes a Concepción, para presentarse en el esperado REC 2022. Y como suele suceder con las primeras veces, desde el minuto uno la banda sintió la cálida bienvenida y el envión de energía contenida del público local que los estuvo esperando por 30 largos años. En la intimidad y oscuridad de la pista de la Blondie, con la proyección inicial de una animación multicolor –emulando el diseño de un vitral románico que iba deformándose geométricamente para potenciar la ambientación sicodélica–, Kula Shaker no especuló y lanzó su primer mantra que llegó directo al corazón, 'Hey Dude', provocando una ola de emoción para todos aquellos y aquellas que los siguen desde los nostálgicos noventas. Ya con 'Sound of Drums' e 'Infinite Sun', lo que se percibía era una historia de amor que, por fin, podía desatar sus pasiones. Arriba y abajo del escenario. 'Whatever It Is (I'm Against It)', una de las nuevas canciones, mantiene la vibra explosiva y funciona perfecto para dar el pase a otra de las clásicas del "K" (1996) como lo es 'Greateful When You're Dead/Jerry Was There', que hace partícipe al público con un estribillo de estadio en la más pura esencia del mejor britpop (no olvidar que este álbum consiguió la proeza de posicionarse en lo más alto de las listas británicas). Hasta aquí, imposible no destacar cómo el cuarteto mantiene una intensidad trepidante e hipnótica en cada una de las canciones. El tandem bajo-batería de Alonza Bevan y Paul Winterhart, conserva el pulso constantemente, mientras el teclista Harry Broadbent, sin robar protagonismo, es clave para generar la atmósfera sónica única del conjunto, que no cae –por suerte– en el exceso de improvisaciones o de abusar del uso de samples, los que fueron requeridos puntualmente sólo para emular algunos instrumentos tradicionales indios que tienen sus canciones, como el sitar, la tambura y la tabla. Y qué decir de Crispian Mills, imparable y de energía ilimitada, contagiosa y luminosa. Brillante y notoriamente feliz, también deja ver sus increíbles dotes como guitarrista, con un estilo beatlesco y hendriaxiano, lisérgico y virtuoso, que hace brotar desde las diversas Stratocasters que va usando durante el show, con momentos en donde las seis cuerdas parecen tornar el lugar en un océano tecnicolor que te lleva a la introspección más profunda para después expulsarte y explotar en el infinito. Luego de sumergirse en momentos de cadenciosa calma de la mano de más temas de su última entrega como 'Gingerbread Man' y 'Farewell Beautiful Dreamer' (que a su vez son su carta de amor al rock británico de los sesenta), la sicodélica 'Mystical Machine Gun' sirvió de alfombra roja para dos homenajes que la banda tenía planificado: el primero a George Harrison, idolo absoluto de la banda y principal responsable de haber realizado el sincretismo entre el raga (música india) y el rock que luego ellos hicieron propio, y al patriarca mayor John Lennon; así sonaron 'Gokula' y el cover de 'Gimme Some Truth'. Hacia el final, las joyas de la corona. Los clásicos indiscutidos de Kula Shaker siguen latiendo al mismo ritmo que en sus años dorados. De hecho, estas canciones no solo enciendieron el show con absoluta naturalidad, sino que crearon un momento único de viaje al pasado, deslizándonos por los pasadizos de colorida psicodelia pop de los noventas. La triada de '303', 'Tattva' y 'Hush' sirve como ejemplo, y en donde solo las pantallas de los celulares de quienes queían capturar aquel instante nos devolvían al presente. Las mágicas 'Great Hosannah' y 'Govinda' ponían el broche de oro luego del bis, con el cantante, guitarrista y cerebro del cuarteto inglés realizando los últimos movimientos y agitando su rubia melena de un lado a otro y aporreando su guitarra eléctrica. Lo de Kula Shaker se trató de una inmersión a una energía que parece no haber dado señales de extinguirse en los últimos 20 años. ¡Aleluya! César Tudela Fotos: Aarón Castro Tags #Kula Shaker #Crispian Mills #Blondie Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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