Ranking discos de Black Sabbath Los "padres" absolutos y monolíticos del metal Lunes, 21 de Junio de 2021 No es extraño que una ciudad industrial abocada a la siderurgia del acero como Birmingham fuera el lugar de nacimiento de la banda que encarna el Heavy Metal tal y como lo conocemos. Porque con Black Sabbath, el rock pesado que hacía Led Zeppelin se transformó como el día se convierte en noche y eso desencadenó un estilo que remeció los cimientos de la música. Hoy, 50 años más tarde, seguimos gozando de una eterna juventud que se traspasa de generación en generación, todo al alero del rito del Sabbathico en una variedad de formas y colores, solo basta ver la enorme cantidad de subgéneros que surgieron a partir de ellos. Con esa idea en mente, este ranking de Bulldozer repasa toda la historia de “la bruja” desde el cielo hasta el infierno para hacer justicia a una riquísima discografía que es mucho más que “la etapa Ozzy”. ¡Pasen y lean antes de que un conjuro caiga sobre ustedes! 19 “Forbidden” (1995) Escuchar disco Tras un muy buen disco y gira que trajo de vuelta a Black Sabbath a Sudamérica, debutando en Chile con tres miembros originales (Iommi, Buttler y Ward) más Tony Martin en las voces en el festival Monsters of Rock junto a Slayer y Kiss, nuevamente los cambios de formación se hicieron presentes en el seno de la banda. Con Geezer y Bill fuera del barco, Tony decidió traer de vuelta a los grandiosos Cozy Powell y Neil Murray, por lo que la expectativa en torno a “Forbidden” no se hizo esperar, ya que podría ser otro gran y monolítico disco en la línea de “Headless Cross” y “TYR”. La pésima elección del productor (que fue idea del sello) puso tras los controles a Ernie C (guitarrista de Body Count), ¡y al propio ICE-T rapeando en la canción ‘The Illusion Of Power’! ¿Black Sabbath con rap? Pésima ecuación. La producción general del disco estropea todo con un sonido horriblemente opaco y pastoso, a pesar de contener algunas buenas canciones como ‘Kiss Of Death’, ‘Rusty Angels’ y ‘Sick And Tired’. En entrevistas recientes Iommi confirmó que este disco sería relanzado con una nueva mezcla para que por fin tenga el sonido de calidad que se merecía. 18 “Seventh Star” (1986) Escuchar disco Originalmente este disco sería el debut en solitario de Tony Iommi luego de la disolución de la banda y el descalabro en que terminó la gira de “Born Again”. Sin embargo, las presiones del sello discográfico obligaron a Iommi a ceder y presentar el disco como “Black Sabbath featuring Tony Iommi” junto a una formación completamente nueva y desconocida con Glenn Hughes (otro ex púrpura que se pasaba al lado negro) en la voces, Dave Spitz (hermano de Dan Spitz guitarrista de Anthrax) en bajo, Eric Singer en batería y Geoff Nichols en teclados, que había entrado en la banda en la época de “Heaven and Hell”. El álbum se aleja completamente del sonido Sabbath tanto musical como líricamente y nos presenta canciones AOR como ‘No Stranger To Love’ y de puro Hard Rock como ‘Seventh Star’ y ‘Heart Like A Wheel’, además de algún momento más metálico como ‘In For The Kill’ y ‘Danger Zone’. La gira nuevamente fue un completo caos y Glenn Hughes fue despedido luego de apenas 5 conciertos por su fuerte adicción a las drogas, siendo reemplazado por un entonces desconocido Ray Gillen, quien más tarde estaría en los grandiosos Badlands. Los años más turbulentos de Black Sabbath parecían no tener fin y si este disco hubiera sido un solista de Iommi sin duda hubiera tenido un poco más de éxito y reconocimiento. Con la distancia y perspectiva que da el tiempo, es un buen disco. 17 “The Eternal Idol” (1987) Escuchar disco Para la grabación del disco número 13 de la banda, los problemas y la inestabilidad parecían nunca acabar al interior de un Black Sabbath que seguía solo con Tony Iommi al frente del bastión. El disco inicialmente había sido grabado con Ray Gillen en las voces, pero tuvo algunos problemas monetarios con el manager de la banda durante la grabación y se marchó del grupo. Dave Spitz fue reemplazado por el experimentado y tremendo bajista australiano Bob Daisley (Rainbow, Ozzy, Gary Moore), y Geoff Nichols y Eric Singer se mantuvieron en sus posiciones, aunque Singer se marchó poco después para irse de gira con Paul Stanley de Kiss, así que prácticamente hubo que llamar de emergencia a un desconocido Tony Martin para que regrabara las pistas de Gillen, quien llegó para hacer un gran papel de aquí en adelante. Fuertemente influenciado por Dio, Martin tenía la voz adecuada para que Black Sabbath iniciara una rejuvenecida nueva era que quizás no fue tan exitosa comercialmente, pero que nos legó grandísimos discos como este, en el que canciones como ‘The Shinning’, ‘Born To Lose’ y ‘Lost Forever’ volvían a entregar mucha magia metalera emergida desde la guitarra del riff master. Como anécdota se puede contar que la portada del disco está inspirada en la escultura “The Eternal Idol” de Auguste Rodin. Como no consiguieron el permiso para usar una foto de la escultura real, se recreó con modelos de carne y hueso pintados con un color ocre simulando el hierro forjado, pero resulta que la pintura que usaron era tan tóxica que la mujer debió ser hospitalizada de urgencia luego de la sesión fotográfica. ¡Puro Sabbath style! 16 “TYR” (1990) Escuchar disco La formación de Tony Iommi, Tony Martin, Neil Murray, Cozy Powell y Geoff Nichols venía afiatada desde la gira de “Headless Cross”, por lo que cuando llegó el momento de grabar un nuevo álbum bajo el título de “TYR”, hijo de Odín, dios de la guerra en la mitología nórdica-pagana, todos los cilindros estaban perfectamente calibrados y la banda nos entregaría otro pedazo de álbum. Con una producción brutalmente perfecta - ¡cómo suena esa batería del maestro Powell, por favor! - los rejuvenecidos Sabbath te caen encima con mazazos como la épica ‘Anno Mundi’, con su bello coro gregoriano en latín, la ultra veloz y contundente ‘The Law Maker’, con el doble bombo a fondo, la tremendamente pesada y doom ‘The Sabbath Stones’, la enorme e inspirada Power ballad ‘Feels Good To Me’ , con uno de los solos más inspirados y bellos de Iommi en su larga y extensa carrera, y un bombazo lleno de redobles imposibles del gran y único Cozy Powell en ‘Heaven in Black’. Un disco impresionante que merece mucho más reconocimiento, pero, para quienes lo escuchamos desde que salió en 1990, ¡es una auténtica obra maestra digna del Valhalla! 15 “Cross Purposes” (1994) Escuchar disco Tras la partida por segunda vez de Ronnie James Dio, quien se negó a que Black Sabbath fuera “telonero” de Ozzy en los que supuestamente iban a ser los shows de despedida del ‘Madman’ en su “No More Tours Tour” de 1992, Tony y Geezer decidieron traer de vuelta a Tony Martin en las voces. Cozy Powell se encontraba tocando con la banda solista de Brian May, que realizaron en Chile un espectacular y emotivo show, por lo que decidieron llamar al ex Rainbow Bobby Rondinelli para tomar su lugar en la batería y así grabar todos juntos este aguerrido, poderoso, oscuro y fantástico disco. Temazos como ‘Cross Of Thorns’, ‘I Witness’, ‘Immaculate Deception’ y la súper doom ‘Virtual Death’, son las puntas de lanza de un registro que no tiene desperdicios y que nos muestra a un tándem Iommi-Butler en estado de gracia desde la composición e interpretación y que además contó con un invitado de lujo, el gran Eddie Van Halen metiendo un solo de antología en ‘Evil Eye’. Un trabajo inmenso que, por supuesto, nunca ha tenido el verdadero reconocimiento que se merece. 14 “Born Again” (1983) Escuchar disco Una noche de severa borrachera entre Ian Gillan, por entonces ex cantante de Deep Purple, junto a Tony Iommi y Geezer Butler, terminó con el primero siendo anunciado al día siguiente como el nuevo cantante de Black Sabbath, noticia bombástica que en 1983 reventó todos los titulares de la prensa rockera. De esta forma, y con tres miembros originales (Bill Ward regresó para este disco luego de abandonar la banda en la gira de “Heaven and Hell” en 1980), “Born Again” se terminó consolidando como el hijo bastardo dentro de una discografía donde no es el único momento de febril volatilidad y locura. Sobre el disco Gillan recuerda que “me gustaban las canciones y los muchachos me hicieron gritar como un verraco demente, pero cuando escuché la mezcla final, el disco sonaba como la mierda” y así no más es. Con canciones que tenían gran potencial como ‘Trashed’, ‘Zero The Hero’ y ‘Disturbing The Priest’, el paupérrimo sonido arruina toda la magia, pero lo peor de todo es que nadie en la banda sabe quién fue el responsable de semejante atrocidad. Por ello el disco se recuerda más por una portada tan lúgubre/magnética a la par que delirante/aberrante. Gillan y Ward la encontraron “vomitiva”, pero a Iommi le encantó. ¡Yo estoy con Tony! 13 “13” (2013) Escuchar disco A veces, la genialidad de los iluminados simplemente consiste en hacer lo que hay que hacer. El productor Rick Rubin hizo lo que tenía que hacer en el regreso de Black Sabbath a 18 años de que la banda editara un larga duración bajo ese nombre, y a 35 de contar con su vocalista icónico en las voces. “13” es el “ad ovo” de Butler, Iommi y Osbourne, o sea, una vuelta al origen. Falta originalidad, dicen algunos, pero esa es una visión un tanto miope. Si se analiza en una línea temporal, “13” extiende el sólido sello que Iommi plasmó sobre “The Devil You Know”, que de no haber sido por el litigio legal con el mismo Ozzy, hubiese sido otro disco de Black Sabbath, pero con Dio. “The Devil You Know” fue capaz de llevar al elfo del rock a los terrenos más pesados que siempre fueron labor del Príncipe de las tinieblas, es por eso que entre ‘Atom and Evil’ y ‘End of the Beginning’ hay una relación de causa-consecuencia, un hilo rojo que une a dos de los vocalistas más grandes del metal. Es duro admitirlo, pero cuesta ver al gran Bill Ward en el rol de un Brad Wilk totalmente compenetrado por cimentar un regreso atronador junto al grupo que sirve como punto inicial para el sonido pesado. A diferencia de “Never Say Die”, “13” sí aporta una gran cantidad de canciones al canon de los de Birmingham como ‘God Is Dead?’, ‘Loner’, ‘Zeitgeist’ y hasta ‘Age of Reason’, que lograron insertarse en los setlists de la gira junto a los clásicos sin desteñir. Un trabajo macizo, cohesionado y entretenido que sí funciona como el gran cierre que quedaron debiendo en la turbulencia de finales de los 70. 12 “Headless Cross” (1989) Escuchar disco La “Cruz sin Cabeza” es una obra tan monumental y granítica como los pilares de piedra del milenario Stonehenge, un disco impresionante en el que toda la inspiración y la magia de los riffs monolíticos del maestro Tony Iommi volvieron a resurgir con total brillo e intensidad. Mucho tuvo que ver en eso la inclusión de Cozy Powell, que dotó a la banda de una nueva y mortífera contundencia. Lawrence Cottle grabó el bajo como sesionista, pero para la gira se unió el tremendo Neil Murray (Whitesnake, Gary Moore), manteniéndose en los teclados Geoff Nichols y Tony Martin en la voz que grabó aquí uno de los mejores y más apabullantes registros de su carrera. Una colección de canciones perfecta, con un sonido titánico que desde el arranque con la introducción ‘The Gates Of Hell’ ya podía predecir que algo grande se venía. El enorme y extenso tema título, la celeridad y vértigo nunca antes vista en un disco de la banda como en ‘Devil & Daughter’, con el doble bombo furioso del maestro Powell, una pieza épica maravillosa en ‘When Death Calls’, con un enorme solo de Brian May de Queen incluido, hasta ese cierre epopéyico con la brutal ‘Nightwing’ y un Tony Martin estratosférico convierten a “Headless Cross” en una de esas joyas que brilla con luz propia en el catálogo de Sabbath. Si antes la banda había tenido discos clásicos como “Paranoid” con Ozzy y “Heaven and Hell” con Dio, ahora llegaba “Headless Cross” con Tony Martin para pararse de igual a igual junto a los citados, aunque muchos lo dejaran pasar en su momento. ¡Imprescindible! 11 “Technical Ecstasy” (1976) Escuchar disco Todo buen fanático de Black Sabbath puede encontrarle el gusto a un disco como “Technical Ecstasy” (1976). Hay un encanto en la dinámica de ‘Back Street Kids’, en el portentoso riff de ‘You Won’t Change Me’, en el sabor beatlesco de ‘It’s Alright’, con Ward a la cabeza, o en la lujuria oscura de ‘Dirty Woman’, quizá la única sobreviviente de este disco en los setlist de la banda, pero la verdad es que podemos escuchar como Sabbath se consume lentamente en un disco que al final no va a ninguna parte. No es inescuchable, pero dista mucho de las magnánimas muestras de poder del pasado. Las historias urbanas de drogas y prostitución que rodean a ‘Gypsy’, ‘All Moving Parts (Stand Still)’, ‘Rock N’ Roll Doctor’ y ‘She’s Gone’ tratan de presentar un sonido renovado que al final solo queda en buenas intenciones. “Technical Ecstasy” (1976) es menos espeso que su predecesor y quizá esa misma luminosidad forzada pasa la cuenta en un momento en el que se notan cansados. Es un disco querible, pero mayoritariamente para los convencidos. 10 “Dehumanizer” (1992) Escuchar disco El cambio de la década auspició un hecho tan inesperado como maravilloso en 1992. La formación de “Mob Rules” (1981), volvía a reunirse y Ronnie James Dio, Tony Iommi, Geezer Butler y Vinny Appice se congregaron para demostrarnos que Black Sabbath todavía era una de las bandas más pesadas del planeta en pleno dominio del Grunge. Con un sonido modernizado y aún más oscuro si se quiere, el “Deshumanizador” es un disco brutal y despiadado que no da tregua. Su producción áspera y montuosa cortesía del alemán Mack (productor de Queen), nos regalaba puñetazos en la cara como la sensacional apertura con ‘Computer God’, el doom pesadísimo y satánico de ‘After All (The Dead)’ y ‘Buried Alive’, la ripiosa y marchera ‘TV Crimes’, el riff demoledor y titánico de ‘I’, y esas lápidas de puro granito como ‘Master Of Insanity’ y ‘Sins Of The Father’. Una placa fantástica y al mismo nivel de calidad que “Heaven and Hell” y “Mob Rules”, pero con una moral energizada. La gira mundial de presentación del álbum arrancó en Sudamérica, era la primera vez de la banda en el continente, con fechas dobles en Buenos Aires, Sao Paulo y Río de Janeiro, ¡y yo pude ser testigo presencial de las dos fechas en la capital argentina que me marcaron a fuego de por vida! 9 “Never Say Die” (1978) Escuchar disco El canto del cisne de la “era Ozzy”. Si bien el track titular es una de las composiciones más directas del cuarteto, la pérdida de foco en canciones como ‘Swinging The Chain’ le juegan bastante en contra. Si Ozzy alguna vez tuvo miedo a que Black Sabbath fuera un caballo inglés, de esos que parten bien, pero no llegan primeros a la meta, sus miedos parecen hacerse realidad en “Never Say Die” si lo analizamos a simple vista. Cuando se escucha de manera más profunda, hay unos giros jazzeros en ‘Breakout’ y ‘Air Dance’ que otorgan fluidez a los arpegios de guitarra y piano, y todavía se siente la vocación por el riff en ‘Shock Wave’, con lo que los más busquillas pueden sentirse bastante satisfechos. Además del bajo momento creativo, las tensiones internas, las malogradas vidas personales de los integrantes y los problemas económicos, Black Sabbath se ve pillado por un contexto musical de cambio en el que son vistos como verdaderos dinosaurios. Con la revolución del punk ocurrida solo un año antes y el advenimiento de unos incendiarios y juveniles Van Halen dispuestos a llevar la fiesta a niveles estratosféricos, un disco como este es solo el símbolo de una mala resaca setentera. “Never Say Die” parece ser un amargo punto final para una historia que no merecía terminar de ese modo, pero, despojado de su contexto, tiene momentos que no merecen ser desechados de buenas a primeras como ‘Johnny Blade’, ‘Junior's Eyes’ y ‘A Hard Road’. Nunca digas nunca. 8 “Mob Rules” (1981) Escuchar disco En la mitad de la gira mundial de “Heaven and Hell”, Bill Ward decide abandonar el barco y Sabbath debe encontrar urgentemente un nuevo baterista. El elegido fue Vinny Appice, hermano menor del enorme y legendario Carmine Appice, quien encajó como un guante de seda en las estructuras sónicas de la banda y rápidamente conformó una enorme sección rítmica al lado del gran Geezer Butler. Con una portada absolutamente inquietante que nos muestra a unos verdugos sin rostro (y en la que la leyenda decía que aparecía escrita con sangre la frase “Kill Ozzy”), y nuevamente con el maestro Martin Birch en los controles, “Las Reglas de la Pandilla” encarna un Black Sabbath que dispara enormes temazos de corte épico como las extensas ‘The Sign Of The Southern Cross’ y ‘Falling Of The Edge Of The World’, junto a canciones más reconocidas como ‘Turn Up The Night’, ‘Voodoo’ y el tema título. Una placa tenaz que también recibió elogiosos comentarios al momento de ser editado y que se convirtió en ese disco gemelo e indivisible junto a su hermano mayor que es “Heaven and Hell”. ¡Dos piedras angulares, obligadas e imperdibles de la discografía Sabbathatica! 7 “Sabotage” (1974) Escuchar disco Un disco complejo, no solo en lo musical sino que también en lo anímico. Si bien ‘Hole In The Sky’ y ‘Symptom of the Universe’, flanqueadas por la instrumental ‘Don’t Start (Too Late)’ en el centro, están fácilmente entre lo más bestial del catálogo de Sabbath, el resto del disco se diluye entre la densidad de ‘Megalomania’, las divagaciones de ‘The Thrill of it All’, la pomposidad del coro inglés de ‘Supertzar’, el zigzagueo pop de ‘I’m Going Insane (Radio)’ y el halo de frustración lírica de ‘The Writ’. Eso sí, el tiempo le ha otorgado su lugar. Hay que reconocer que sigue esforzándose por romper con los límites de lo establecido, con la rabia como fuente de energía y las trifulcas legales cabalgando en el fondo. De aquí en más, todo se pone cuesta arriba para el cuarteto de Birmingham, las drogas que auspiciaron su creatividad en el pasado agrietaron un núcleo que parecía impenetrable. “Sabotage” podrá ser el más bajo de su período estelar, pero, al mismo tiempo, es el más alto en el tramo más difícil de su carrera. 6 “Sabbath Bloody Sabbath” (1973) Escuchar disco “Nuestro último gran álbum”, dice Ozzy en su autobiografía. Según cuenta el mismo vocalista, el quinto álbum de la banda es una mezcla entre el miedo a no fabricar otro gran clásico como “Vol.4” y el fin de un bloqueo creativo gracias a “Moontan” de los holandeses Golden Earring. ¿El resultado? Otro clásico. Su magnífica producción permite apreciar las atmósferas tenebrosas de la canción titular o de ‘A National Acrobat’, y también percibir un viraje hacia el hard rock americano en ‘Sabbra Cadabra’, ‘Killing Yourself To Live’ y ‘Looking for Today’, mientras Iommi se empecina en hacer gala de su buen gusto en la instrumental ‘Fluff’ y en la introducción de ‘Spiral Architect’. La mano de Rick Wakeman de Yes en ‘Who Are You’ es otra señal de una búsqueda que llega a tan buen puerto que la crítica por fin les da el visto bueno. “Sabbath Bloody Sabbath” representa la madurez definitiva de Black Sabbath. 5 “Heaven and Hell” (1980) Escuchar disco Tras ser despedido de la banda por su fuerte adicción a las drogas y el alcohol, parecía que el fin llegaría para Black Sabbath al no contar más con su carismático frontman Ozzy Osbourne. Curiosamente y producto de esa magia negra que a veces tiene el Metal, fue Sharon Arden (que posteriormente sería la futura manager y esposa del ‘Príncipe de las Tinieblas’), la que le recomendó a Tony Iommi que adicionaran a Ronnie James Dio, quien ya se había hecho de un gran nombre a nivel internacional en su paso por los Rainbow del ex púrpura Ritchie Blackmore, grabando junto al ‘hombre de negro’ obras monumentales como “Rising” y “Long Live Rock ‘N’ Roll”. La conexión entre Iommi y Dio fue inmediata y en su primer día de ensayo completaron la enorme canción ‘Children Of The Sea’, la que fue dando paso a otros clásicos inmortales como ‘Neon Knights’, ‘Die Young’, ‘Lady Evil’, ‘Lonely Is The Word’ y el maravilloso tema que da título al disco, todo bordado con una producción magnífica y cristalina del enorme maestro de las perillas Martin Birch (Iron Maiden). El disco fue recibido con excelentes críticas por parte de la prensa especializada y su gira de presentación fue un gran éxito, demostrando que había vida para Sabbath más allá de Ozzy sin perder un ápice de su calidad previa. ¡Y esta obra maestra atemporal del Heavy Metal así lo dejó grabado en piedra para la eternidad! 4 “Vol 4.” (1972) Escuchar disco Si “Revolver” es el disco del LSD para The Beatles, “Vol 4.” es el álbum de la cocaína para Black Sabbath. ¿Alguien dudaría de la relación entre las dos bandas después de escuchar ‘Changes’, con un Ozzy metiéndose en la piel de John Lennon, mientras Tony y Geezer derrochan sentimiento al piano y melotrón respectivamente? Además, al igual que “Revolver”, “Vol 4.” es el punto de inflexión en la discografía de Black Sabbath. No habrán dejado de girar y el siguiente “Sabbath Bloody Sabbath” no es específicamente un “Sgt. Pepper’s”, pero sí representa al cuarteto de Birmingham en un punto creativo difícil de igualar. Un incipiente funk metal se advierte en ‘Supernaut’, atisbos de drone metal se vislumbran en la indulgencia de ‘FX’ y la tradición folk victoriana rodean a ‘Laguna Sunrise’ en las secciones más exploradoras, amén de la crudeza bestial de ‘Cornucopia’, ‘Under The Sun’ y ‘Snowblind’, contrapuntos perfectos para el hard rock más liviano de ‘Tomorrow’s Dream’ y ‘St Vitus Dance’. De aquí en más las grietas y los excesos harían mella en la carrera del grupo, que si bien siguió dejando discos sumamente interesantes, tendrían que enfrentar los cambios que se venían bajo el sol. 3 “Master of Reality” (1971) Escuchar disco Tras la locura que desató “Paranoid” en Estados Unidos, Black Sabbath decidió hacer un cambio de foco en “Masters of Reality”, lo que ya se veía de entrada en una carátula sencilla que ponía el nombre de la banda y del disco en primera línea sin ningún retazo de imaginería demoníaca, carátula que sería reverenciada por hijos del Sabbath como Electric Wizard y Church of Misery en el futuro y hasta sirvió de inspiración a Chris Goss para formar una banda con ese título. Las letras se volvieron mucho más luminosas apelando a quitarse el manto de satanistas en ‘After Forever’, a reverenciar el uso de la cannabis como fuente de inspiración en ‘Sweet Leaf’ y a tomar el pálpito de los conflictos sociales en ‘Children of the Grave’. Probaron ser una banda viable a pesar de todas las críticas que pesaban en su contra, con un disco que expandió sus fronteras creativas gracias a un mayor tiempo de trabajo en el estudio, situación contraria a las apresuradas sesiones en las que se forjaron sus dos primeros pasos discográficos. Se sintieron más capaces de experimentar con tonalidades bajas, tanto para elaborar sentidos instrumentales como ‘Embryo’ u ‘Orchid’, encarar melodías contemplativas en ‘Solitude’ y potenciar las fortalezas de su música con un estilo mucho más crudo en ‘Lord of This World’ e ‘Into The Void’. Si los dos primeros de Black Sabbath habían dado forma tanto al Heavy Metal como a su propia esencia, “Masters of Reality” vino a perfeccionar la fórmula a tal punto de crear subgéneros basados en su legado. 2 “Black Sabbath” (1970) Escuchar disco La lluvia, las campanas y un riff en tritono que cambiaron la historia. Si bien los arqueólogos del rock han cifrado el 13 de febrero de 1970 como la fecha de nacimiento del Heavy Metal a partir de su lanzamiento, los elementos que se funden en el caldero de Black Sabbath se pueden rastrear hasta el blues eléctrico y fuzzeado de Blue Cheer y la imaginería ocultista del disco de debut de Coven, además del influjo jazz que Cream ya había dejado en el aire. Black Sabbath junta todo eso y lo envuelve en un solo paquete, no importa si de manera consciente o no. El cuadrado que forman ‘Black Sabbath’, ‘The Wizard’, ‘Behind The Wall of Sleep’ y ‘N.I.B’ en el lado A es imbatible estableciendo los cánones de la música pesada, pero es el lado B el que saca a relucir lo mejor de sus personalidades. Muestran versatilidad con un hard rock bastante asequible en el cover de Crow ‘Evil Woman’, cimientan los principios fundamentales del occult rock en ‘A Bit of Finger’, realzan su naturaleza jazzera en ‘Sleeping Village’, develan su capacidad para transformar el blues robusto de ‘Warning’ de The Aynsley Dunbar Retaliation en un humeante proto heavy que lleva la canción a la estratósfera y fluyen en un torrente pétreo de groove en ‘Wicked World’, que inspirará a tanto grupo durante las décadas siguientes. Los críticos no lo entendieron en su momento, pero Black Sabbath no solo había dado inicio a su carrera con esta piedra filosofal del metal, sino que abrió un portal al inframundo del rock que más de cinco décadas después sigue liberando demonios. Y lo mejor aún, ni siquiera tiene atisbos de cerrarse. 1 “Paranoid” (1970) Escuchar disco Lanzado sólo siete meses después de su batacazo inicial, el sophomore del combo de Birmingham no solo llegaba a reforzar los planteamientos del debut con canciones aún más certeras, sino que estaba destinado a convertirse en el LP más vendido de la agrupación. Si “Black Sabbath” representa las bases del Heavy Metal como género, “Paranoid” simboliza la cristalización del sonido Sabbath como tal, recogiendo los elementos que revoloteaban libres en esa obra primaria y dándoles una forma compacta. La habilidad de Tony Iommi acumulando riffs en ‘Fairies Wear Boots’, el ingenio Jack Bruciano de Geezer para seguir los riffs de su compañero en vez de contestarlos tanto en ‘Iron Man’ como en ‘Hand of Doom’, las ráfagas jazzeras de Bill Ward en ‘Rat Salad’ y, por supuesto, la peculiar voz de un brillante Ozzy que sale de la ultratumba en ‘Electric Funeral’, se convierte en un etéreo ente cósmico en ‘Planet Caravan’ y encarna la locura en la camisa de fuerza de ‘Paranoid’. ‘War Pigs’ es la evidencia de su articulación musical en pleno, con todos los elementos instrumentales cumpliendo su función para entregar una composición melodramática con un mensaje antibélico potente, no desde la esperanza soleada de San Francisco sino que desde la desolación presente como ánima en pena en la gris ciudad industrial de Birmingham. Basta con mirar sus medallas para entender porque se lleva la corona en cualquier ranking. Su tracklist pareciera ser un grandes éxitos y siempre ha tenido una preponderancia importante en sus shows en vivo, argumentos claves para entenderlo no como una continuación lógica de su predecesor, sino como un monolito musical con orientación propia y definida. Una obra maestra paranoica, electrizante y única. Pablo Cerda y Cristián Pavez Tags #Black Sabbath #Ozzy Osbourne #Geezer Butler #Bill Ward #Tony Iommi #Ronnie James Dio #Geoff Nicholls #Vinny Appice #Ian Gillan #Bev Bevan #Eric Singer #Dave Spitz #Glenn Hughes #Tony Martin #Cozy Powell #Bobby Rondinelli #Brad Wilk Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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