My Dying Bride A Mortal Binding Miércoles, 08 de Mayo de 2024 2024. Nuclear Blast Quizá suena a cliché, pero Aaron Stainthorpe se preocupa de que cada disco de My Dying Bride sea un viaje. Los más actualizados recordarán que el último “The Ghost of Orion” (2020) tuvo muy buenas críticas, una adición sólida al catálogo de un grupo que difícilmente pueda decepcionar. Este anterior registro de los ingleses significó una catarsis tras el diagnóstico de cáncer y posterior recuperación de la hija de Stainthorpe, además de la salida de algunos miembros, y pareciera ser que “A Mortal Binding” (2023) también los encuentra en un período tumultuoso. Aun así, Stainthorpe y los suyos proponen un periplo musical gestado a la luz de la luna, cuando la media noche regala silencio y calma, el celular no acumula mensajes y te acompaña una copa de vino. Si bien esta descripción que han hecho en publicaciones como la revista Decibel podría invitarnos a pensar en un álbum reflexivo, lo que nos encontramos en ‘Her Dominion’ es death/doom puro y duro, con los guturales de Stainthorpe raspándote la piel. Las guitarras del mítico Andrew Craighan te envuelven en su manto nocturno para congelarte y el violín de Shaun Macgowan se pasea fantasmagóricamente por los recovecos de un track que te recibe de gran manera. En ‘Thornwyck Hymn’, Stainthorpe nos entrega su voz limpia, con ese garbo que tan bien conocemos. El retornado Dan Mullins se muestra en su punto con un doble bombo aniquilador, sin lugar a dudas uno de sus puntos altos en la placa gracias a una interpretación llena de matices que propician una escucha sorprendente. Descansa un poco al principio de ‘The 2nd Of Three Bells’, en la que nos quedamos a solas con las atmósferas creadas por Macgowan en los teclados y el tándem que el mencionado Craighan constituye con el recién integrado Neil Blanchett. Es una pieza dramática, intensa y doliente, una tragedia gótica en su máximo esplendor. Avanzando hacia la mitad de esta travesía, encontramos ‘Unthroned Creed’, un desborde de energía en el que el bajo de Lena Abé sostiene un riff atormentado y denso que se comunica con el violín de Shaun Macgowan a fin de producir un momento en el que la oscuridad y la belleza danzan apasionadamente, lo que deja la mesa servida para la aparición de ‘The Apocalyptist’, la canción central de este décimo quinto escalón discográfico. Con más de 11 minutos de duración, esta bestialidad se manifiesta de a poco hasta que ataca entre los guturales de Stainthorpe y los chillidos guitarreros de Craighan y Blanchett. Ese equilibrio entre melodía y peso lo convierten en uno de los tracks más conmovedores que ha entregado My Dying Bride en los últimos años, y ojalá que sea uno de los bastiones de “A Mortal Binding” (2023) en el directo. El disco podría haber terminado aquí, pero tras esta brutal muestra de poder aparecen ‘A Starving Heart’ y ‘Crushed Embers’, que continúan por la senda transitada para quemar los últimos cartuchos. Son otras dos extensiones de una experiencia auditiva conmovedora, en las que las técnicas instrumentales, los cambios de registro vocal y las mareas de progresiones siguen colisionando sin desorientar al auditor. Hay un sentido de relato que se respeta y se mantiene de principio a fin. Con la mano de Mark Mynett en la producción, misma labor que cumplió en “The Ghost of Orion” (2020), Stainthorpe y los suyos juegan con música delicada y ruda al mismo tiempo, mucho más que en el título anterior. Según indica la misma banda, fue un período desafiante que ha revelado fracturas internas, tensiones que ya se venían acumulando hace dos lanzamientos atrás y que se vieron agudizadas en los tiempos del COVID. Vaya ironías que nos da la vida, porque lo que se escucha aquí te hace pensar que el grupo está más fuerte que nunca, no solo entregando un trabajo de altísima calidad, sino que añadiendo otro capítulo que honra a su incontestable legado. Sería muy triste que estos 54 minutos de doom tan elegante y majestuoso se perdieran en el caos de relaciones fracturadas. Esperemos que “A Mortal Binding” (2024) no sea el canto del cisne para My Dying Bride, y que solo signifique un terreno pedregoso en el trayecto de su historia, un paso que les permita renacer bajo la luz de la luna y otra buena copa de vino. Pablo Cerda Tags #My Dying Bride #2024 Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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