Bitterdusk: El latido primario "Nuestras letras, sin ser dogmáticas, apuntan a un lado más espiritual" Viernes, 30 de Diciembre de 2022 Con casi 30 años en la ruta, Bitterdusk tuvo un movido 2022. El icónico cónclave de doom metal nacional partió a la ruta, lanzó algunas reediciones de su material emblemático y al mismo tiempo está preparando la continuación de "Árbol Cósmico" (2017), titulado "Guardián del Valle", que esperan sacar durante el 2023. Junto al guitarrista Fabián Alvarado, repasamos el presente de una monolítica institución musical que sigue totalmente vigente y se prepara continuar ese mítico legado que comenzó en el Chile de los 90. - Gracias por esta oportunidad de charlar con nosotros, Fabián. Primero que todo, ¿cómo estuvo lo de Lucifer? ¿Cómo se sintieron con el desafío de cerrar la noche tocando después de la banda internacional? - Muchas gracias a ustedes por el espacio. Lo de Lucifer fue una súper buena experiencia, pero también algo desafiante de alguna manera. Es raro que una banda internacional quede como el jamón del sándwich (ríe), con todo lo que eso conlleva, las pruebas de sonido y esas cosas. Lo pasamos genial, estábamos relajados igual, así que todo resultó increíble. El público fue maravilloso igual, nos sentimos súper contentos. Nosotros volvimos a tocar este segundo semestre, después de la parada por el COVID, así que nos dedicamos a grabar el disco y a las tocatas. Fue un súper buen cierre. - El miedo principal de cualquier organizador es que la gente se vaya tras la banda internacional, pero muchos se quedaron a verlos. ¿Qué opinan de la fidelidad de su público? - Efectivamente, se quedó harta gente. La verdad es que nosotros también teníamos ciertas dudas con el público de Lucifer, pero todo salió bien. Somos una banda con harta carrera, a pesar de que tuvimos una parada de como 8 años, pero volvimos a tocar hace un tiempo, y claro, algo queda en el corazón de algunos parroquianos. Somos como una banda legendaria, o algo por el estilo. Nos tocó partir cuando el doom no pegaba tanto en Chile, y a nosotros nos gustaba mucho, así que le dimos full a eso. Nos gusta nuestro trabajo, sacar producciones y ahora estamos contentos con lo que nos está pasando. - Parte de esa fidelidad es gracias a que mantienen su discografía activa gracias a las reediciones. Volvieron a sacar “Pantheon” (1997), un demo súper mítico dentro de la escena del doom chileno. ¿Cómo fueron esos años formativos? ¿Estaban pegados con el sonido de My Dying Bride, Paradise Lost y Anathema en ese tiempo? - Claro, estamos hablando del 95 o 96. Nosotros estábamos re pegados con bandas de la escuela doom metal inglesa como las que nombraste y con el metal sueco. Me acuerdo que había una banda en Chile llamada Bewitched, hacían un doom épico. Hoy es raro, ¡hay como 18 categorías de doom! (ríe). Heavy doom, epic doom, stoner doom y otras muchas más. En esa época era solo doom, y Black Sabbath era rock, y lo que nosotros conocíamos era esta nueva ola que ingresaba. Grabamos el demo, nuestros 4 primeros temas como banda, por el año 97 si no me equivoco, nos ayudó Juan Donoso de Sadism en la producción, y el demo la verdad es que, como hijo primerizo, cayó parado. En esa época igual había harta carta, revista impresa, entonces se hizo bien conocido en el mundo underground de esa manera, antes de las redes sociales. Nos llegaban cartas del sur de Chile, y también de afuera para pedir el demo, fue bien icónico ese trabajo, afortunadamente, quizás también por la época y por la producción. Lo volvimos a sacar en pandemia, el 2020 apareció la reedición en CD, masterizado gracias al sello chileno South of Heaven y además hicimos una tocata de aniversario en la SCD para celebrarlo. - Para las generaciones que escuchamos doom ahora, es importante tener ese disco en formato físico y más aún ahora que se escucha genial. Su disco “Spirits” no está en Spotify, está en YouTube, pero no de manera oficial. ¿Piensan reeditarlo también en algún momento? - Sí, por supuesto. “Spirits” también es un trabajo que nos gusta mucho, y además es nuestro primer disco oficial. Fue la época en la que nos empezamos a despegar un poco de este doom inglés para hacer algo más propio y explorar sonidos con total libertad. La gracia es hacer canciones que te trasladen a algún lugar. Tenemos una deuda con “Spirits”. Hace poco sacamos la reedición del “Santuaria”, el segundo disco, y “Spirits” esperamos que también tenga su tiraje. Ese disco lo sacó Picoroco Records y tuvo mucha promo afuera, más que acá en Chile, así que por ese lado, fue estupendo. Lamentablemente, como todos saben, Picoroco murió, así que ese trabajo no tuvo mucha promoción y quedó ahí. Pero acá lo sacamos en CD, se agotaron las copias, y esperamos que ya el próximo año sea el momento para que ese disco tenga su formato más disponible, ojalá en vinilo. - ¿Y qué pasó en ese período de casi 11 años entre “Santuaria” y el “Árbol Cósmico”? ¿Cómo fue volver a la ruta con Bitterdusk después de tanto tiempo? - Nos chocó la micro de la vida (ríe). Habíamos sacado el segundo disco, y algunos teníamos responsabilidades propias de esos años, hijos, casamientos y trabajos. Empezamos a fallar y bajó un poco la motivación, así que sentimos que lo mejor era dejar la banda hasta ahí. Éramos amigos de toda la vida también, así que por respeto a la amistad, decidimos parar. Pasaron los años, pero las ganas de tocar no te dejan. Después nos volvimos a juntar con Leo, que es mi hermano. Partimos más o menos por el 2015 o 2016 trabajando de nuevo, pero fue llegar a una época en la que las redes sociales dominaban toda la difusión. ¡Nosotros veníamos del mundo de la carta! (ríe). Tuvimos que aprender a movernos en este nuevo mundo de posteos en Facebook y todo eso. - Eso significó encontrar otras sonoridades y también otro entorno, ¿no? - Exacto. Quizás el lenguaje es otro, pero creo que buscamos lo mismo a la hora de tocar o de enfrentarnos a una composición nueva. No fue muy distinto desde ese punto de vista, pero, como te conté, el medio era totalmente diferente, había muchas otras bandas, cosas buenas y malas también, como menos locales para tocar. Hoy en día la difusión es por redes sociales, a diferencia de cómo era hace 15 o 20 años atrás. Aun así estamos contentos, en la ruta de nuevo hace años, y ahora trabajando en este disco que se viene. De hecho ahora mismo estoy en Audio Custom, en el estudio. - Entremos en materia con este nuevo álbum. Tocaron un par de canciones en el show de Lucifer y estaban muy interesantes. Siento que encapsula todo lo que Bitterdusk ha hecho a lo largo de su historia. Hubo un cambio de paradigma en el “Árbol Cósmico” y las nuevas canciones tienen esa inmediatez en el contexto de la sonoridad clásica de Bitterdusk. ¿Estás de acuerdo? - Sí, pulimos harto el trabajo de sala en este disco, es decir, llegar con una idea, presentarla ahí en los ensayos y darle hasta que se acerquen a la idea de lo que requiere la canción. Entonces, fue harto trabajo grupal, como trío, luego de que nuestra tecladista Johanna dejara la banda. Nos pilló la pandemia, entonces pasaron cosas también en lo musical y en lo conceptual, porque este encierro también de alguna manera influenció las letras del disco, y como dices tú, de alguna manera es como una especie de cuadro grande de lo que ha hecho la banda. Creo que es un álbum más pesado y directo. - ¿Se ancla solo en el doom o lo van uniendo a otros estilos? - Siento que también está muy rockero y tiene melodías new wave, o post-punk, un sonido bien ochentero que nos gusta, como The Cult o The Mission. Tenemos un origen en el doom, pero nuestras mayores influencias vienen de otras partes, del mundo del rock o del hard rock. Es música que nos pega hoy en esta etapa de la vida, y que no solamente tiene una equivalencia directa en el disco, sino que pasa por las vivencias de cada uno. Esperamos que salga luego del horno. - En términos de letras, ¿hay una mirada sobre lo que pasó en la pandemia o sobre el Chile de los últimos años con un tema social super potente? ¿Para dónde van las letras de este nuevo disco de Bitterdusk? - A menos que uno viva en un monte, yo creo que lo que ha pasado aquí en Chile en los últimos 3 años ha tenido consecuencias incuestionables para todos. Esto sumado a lo que pasó en la pandemia, en términos de estar encerrados, viendo todo este caos inminente, con la sensación de que algo tiene que pasar para volver a crecer. Este caos también hace que uno se vaya para adentro, entonces es obvio que todo eso se traspasa a las líricas. Pasa algo también con la ciudad en la que vivimos, y esto lo conversábamos con la banda, pasaron algunas cosas que no sé si pasaron desapercibidas o no, cuando estábamos encerrados, nos dimos cuenta que esta ciudad tenía otros seres, aparte de nosotros mismos. Bajaron pumas a la ciudad, y no uno ni dos, sino que varios, y siempre han estado ahí. Entonces está la conexión con lo primario, con la esencia de donde estás viviendo. La gracia de cuando tocas y generas algún contenido artístico, es hablar desde donde tú vives, desde lo que te pasa, cuando te tomas una chela con un amigo, lo que vives en la sociedad o lo que te marcó en un libro. - La preocupación por el tema social no solo se da acá, sino que también lo recogen bandas de todo el mundo, son tiempos convulsionados y los artistas también se hacen parte de aquello. En Bitterdusk hay algo primal que se hace muy patente cuando rescatan influencias del pueblo Mapuche, como en “Árbol Cósmico”. ¿Sigue esa conexión en este nuevo disco? - Claro, efectivamente. Me hiciste recordar un comentario que nos llegó hace poco en redes sociales para un video de Bitterdusk. Alguien puso que “perdimos el rumbo y que ahora nos habíamos puesto comunistas” (ríe). Vivimos en Chile, pasan cosas en la cuadra, en el país, nosotros venimos rescatando la influencia del pueblo mapuche a nivel de letras, sin ser voceros ni representantes de nada. Nos gusta mucho el tema de la conexión, o de la riqueza espiritual que hay en el mismo territorio, y eso lo queremos llevar a la música, aunque de manera bien inconsciente. A nivel sudamericano, hay un latido que se siente cuando tocas, hay un toque 100% “sudaca”. Desde Sepultura, hasta la banda que sea. Desde el thrash hasta el black. Tú notas cuando una banda es de acá. Hay un latido que está sí o sí. - Claro, entonces tiene sentido unir esa “pulsión musical” a letras que hablen de nuestros pueblos y de nuestra historia... - Hablar de vikingos, hadas o caballeros armados acá en Latinoamérica, no nace, porque no es algo con lo que me pueda sentir identificado, aparte de un buen libro o una buena película. Aquí hay un pulso, un ritmo, un tambor, que lo escuchas desde chico, en los bailes del colegio, cuando te toca vestirte de chilote, o de aymará, eso va quedando, y luego sale inconscientemente a través de tu música. Por mucho que escuches metal sueco, en la composición, de alguna manera u otra, se va a notar que una banda es “sudaca”. Nuestras letras, sin ser dogmáticas, apuntan a un lado más espiritual, o hacia un entendimiento de la composición de esas culturas. - Vamos al tema de formación. Actualmente, está tocando Kurt Heyer en la batería, Leo en voz y bajo y Seba Puente y tú en las guitarras. ¿Es la misma formación que van a tener para el disco? - Así es. El disco lo empezamos grabando como trío, de hecho igual lo vamos a terminar como trío. - ¿Sin Seba? - Claro, toca la casualidad que Seba está grabando el disco haciendo de ingeniero y productor. Entonces esta junta aparece desde ahí, desde el “vamos a tocar”, y el Seba dice “bacán, si les tinca igual apaño”. Ahí arrancó todo, y se empezó a dar la química entre los cuatro. Por lo pronto, queremos que para las tocatas en vivo siga así, estamos considerados como cuarteto. Son dos guitarras, que eran como los sonidos básicos e históricos de la banda, más la batería, bajo y voz. - Sí, es súper interesante escuchar a Seba en la faceta doom. - Del “tuca”... al clonazepam (ríe). - Jajajaja ¡Qué buena descripción! ¿El disco tiene nombre, fecha de salida o arte ya definidos? - El disco va a tener 7 temas y se va a llamar “Guardián del Valle”. El concepto se inspira en lo que ocurrió y ocurre en la cuenca de Santiago, estas cosas más subterráneas, pero que siguen estando presentes. Espero que salga a la luz el próximo año, como te lo comentaba al principio, estamos terminando la producción del disco, así que a comienzos del próximo ya debería haber algo mostrable, y esperemos que el primer semestre, o al comienzo del segundo, ya esté en la calle. - ¿Cómo viene el 2023 para Bitterdusk, además del disco nuevo? - Hay ofertas para volver a tocar afuera, pero lo que más nos importa es terminar el disco. ¿Para qué salir a tocar afuera si no tenemos una marraqueta bajo el brazo? (ríe). Más que seguir hablando de los discos anteriores, es rico tener algo nuevo para mostrarle al público. En paralelo, como digo, deberíamos estar tocando en Argentina y Perú, y ahí veremos si hacemos algo en Europa el próximo año. - ¿Cómo es la recepción cuando han ido a tocar afuera? - Nos ha tocado salir harto a Perú, por lo menos 3 veces. La recepción allá es maravillosa. A Argentina también fuimos el 2019, súper buena acogida también. Habíamos ido antes, pero a Mendoza y San Juan, más cerca. Y en Europa, es maravilloso, qué te puedo decir… yo creo que tiene algo que ver con esta onda “sudaca”, algo tienen con las bandas de acá, y de alguna manera como que la aguja entra más, entonces la recepción es estupenda. Al principio el público no te conoce, pero cuando termina el show, te invitan a tomar chelas y todo. Es una súper buena experiencia, nos encanta tocar en vivo, es como para todo lo que trabajamos, así que esperamos volver, sin dudas, esa es la idea. - Bueno, Fabián, para ir cerrando un poco la entrevista, desde que volvieron, han estado tocando con gran parte de la escena nacional, participaron en el Roca Negra en Concepción, con Condenados, Kayros y Arteaga, han tocado con Rey Sombra, Sangría y ahora con Devil Presley. ¿Cómo ves la escena actualmente? - En general, toda la vida hemos compartido escenarios con bandas de diversos estilos. Yo creo que nos falta tocar con Nicole y estamos (ríe). La verdad es que nunca le hemos hecho asco a compartir con otros públicos. De hecho, nos gusta mucho, porque hay personas que nunca han escuchado a Bitterdusk, y que quizás son seguidores del pop, y ahí podrían salir 2 o 3, que digan que les gustó la banda. Al final es música, y la vas a disfrutar igual si es que te gusta, si es que logras tocar esa hebra. Algunos nos consideran rock, otros doom, otros stoner y eso nos parece perfecto, porque habla de la diversidad con la que nos pueden mirar. Con respecto a la escena, hay cierta comunidad pequeña desde la cual se puede construir algo, es decir, hay un par de clubes, un par de bandas, y dentro de esas bandas hay cierta cofradía. Yo creo que funciona, puedes sacar tus producciones, tocar, las redes sociales facilitan un montón, y construir es parte de uno también, así que hay que darle. La clave es tocar y compartir con la mayor cantidad de bandas. Por Pablo Cerda Colaboración: Felipe Castillo Fotos: Juan Carlos Ibáñez - Sebastián Dominguez Tags #Bitterdusk #Fabián Alvarado Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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