Kyuss: Los zorros del desierto Los ecos de una banda influyente que nunca encontró su lugar Viernes, 28 de Junio de 2019 Nunca vendieron muchos discos. Hicieron pocos videos. Circulan escasos registros de sus actuaciones en vivo. Hace más de 20 años Kyuss llegaba a su fin con un extraño silencio, tras ser conocidos precisamente por un sonido único y voluminoso. Los padres del rock ensamblado en las arenas de California quedaron como un espejismo ajeno al metal, al grunge con el que competían, y al gran público. Chris Goss instalaba su generosa humanidad al centro de la sala de ensayos, para escuchar a costa de quedar sordo. El calvo cantante y guitarrista de Masters of Reality -ese maravilloso grupo donde tocó Ginger Baker-, decidió que solo así comprendería el sonido de Kyuss -Josh Homme en guitarra, John Garcia en la voz, Brant Bjork tras la batería y Nick Oliveri al bajo-, el rollo de tocar con afinaciones más roncas, de cruzar la guitarra como si se tratara de sexo interracial con amplificadores de bajo; una banda que adoptó un macizo zumbido a costa de un desperfecto, acostumbrados a meter bulla en el desierto californiano cerca de Joshua Tree, en fiestas espontáneas bañadas de alcohol, drogas y nudismo, con generadores a los que se les iba la potencia, para regresar como una onda que parecía un rugido hasta nivelarse. Unos pendejos de secundaria que tocaban allí porque nadie más los pasaba, nadie más entendía qué hacían. Pero Goss si. “Ellos afinaban realmente bajo de una forma muy poco profesional. Con las bajas frecuencias y el golpeteo de las cuerdas, una ola de sonido gigante ocurría cuando tocaban. Por eso intervine y dije ‘no voy a dejar que ningún productor de metal hijo-de-puta toque a esta banda y la arruine (...) Era la cosa más pesada que había oído en mi vida”. Kyuss empezó a rotar en el circuito de bares de Hollywood en 1990, a tres años de su formación en Palm Desert. Eran los bichos raros. Según Josh Homme, “resultaba loco porque todavía había un montón de hair bands alrededor. De hecho, un montón de gente nos odiaba. Creo que tuvimos 13 o 14 peleas en shows”. Tras un debut bastante flojo –“Wretch” de 1991- y el entusiasmo de Goss, llegaron dos álbumes fundamentales de su mano como productor: “Blues for the Red Sun” (1992) y “Welcome to Sky Valley” (1994). “Chris fue un enviado de Dios”, dijo Homme. “Él sabía exactamente cómo queríamos sonar”. Oliveri se marchó apenas salió el primero de esos títulos y fue reemplazado por Scott Reeder. Con una categoría que ni siquiera alcanzaba la condición banda de culto (“Blues...” vendió apenas 39 mil copias), músicos como Dave Grohl prácticamente predicaban en favor del grupo (“el futuro de la música grunge ahora evoluciona desde Palm Springs, California, una banda llamada Kyuss”), mientras Metallica los llevó de teloneros a Australia. Los espaldarazos podían confirmar el ego, no así las finanzas. Kyuss enfrentó el cierre del sello que los manejaba a las puertas de “Welcome to Sky Valley”, y su propio desinterés frente al tradicional sistema de promoción de videoclips. Los malditos periodistas empezaron con sus clasificaciones de siempre. Kyuss era una banda de “metal” y no existía duda: habían crecido escuchando a Black Sabbath. Los aludidos hicieron también lo habitual: ante las etiquetas, moverse incómodos como si se tratara de un cuello y corbata que les ahorcaba. “No compro discos de Sabbath”, declaraba tajante Homme. “Black Sabbath era pesado, pero sonaba indoors. Kyuss suena como outdoors”, apuntaba John García. Para Brant Bjork había claramente una distancia generacional con la leyenda de Birmingham. “Es como un asunto más de los tíos para mi (...) No veo ninguna influencia de Sabbath en los que hacemos. En 1968, cuando Sabbath se formó, lo que ellos vieron como banda de rock es muy similar a lo que nosotros vemos en 1992. Hay más una coincidencia que una influencia (...) No tenemos animosidad en contra del metal pero crecimos con el punk”. Es que la casilla les repelía. “Para nosotros el término ‘metal’ significa algo distinto que para la mayoría de la gente. Es muy vago”, argumentaba el guitarrista, mientras Bjork pensaba que sus habilidades musicales acotadas pasaban factura. “Creo que la razón por la que tocamos como lo hacemos es porque (...) no éramos lo suficientemente buenos para tocar metal. No puedo hacer un solo de batería, no se tocar doble pedal, y no me imagino a Josh tocando los solos asombrosos de Eddie Van Halen. Con la excepción de Scott, un maestro del bajo, no habríamos podido ser una banda de metal aunque quisiéramos”. Tampoco consideraban que sus letras incluyeran algún tipo de significado particular. “No hay mensajes en nada de lo que escribimos. Somos cuatro punks tocando música, básicamente”, proclamaba Bjork. Para Scott Reeder la razón de ser artística estaba en pasarla bien. “Creo que la música debe ser diversión. Hay tantas bandas con frases, declaraciones políticas. Para mi, y supongo que para el resto, es un escape ¿de qué? ¡De todo lo que no es divertido!”. En 1995 editaron “... And the Circus Leaves Town” nuevamente con Goss en la producción, pero la banda ya no era la misma. Brant Bjork, uno de los compositores principales -de su autoría temazos como ‘Green Machine’, ‘50 Million Year Trip (Downside Up)’ y ‘Gardenia’-, se había marchado cabreado de las giras y por diferencias musicales. Le reemplazó Alfredo Hernández, que más tarde sería el baterista tras el debut de Queens of the Stone Age. Con una parte de su identidad perdida, ventas discretas y la imposibilidad de ser clasificados -a fin de cuentas una banda sin rótulo cuesta más vender-, Kyuss dejó de existir en algún momento de octubre de 1995. El éxito de Queens of the Stone Age provocó interés en la vida musical previa de Josh Homme, el único que se niega a reflotar al conjunto. “A veces para preservarlo debes destruirlo”, ha sentenciado. No han sido de la misma opinión García, Oliveri y Bjork con Kyuss Lives! hasta que Homme los demandó por el uso del nombre y quedaron como Vista Chino, solo con el baterista y el cantante. Para el guitarrista no hay dinero que valga una reunión y si te los perdiste en su momento, mala suerte. La reflexión de Chris Goss sobre lo que fue Kyuss, busca justicia al nivel de las mayores leyendas. “Hubo un tiempo en que su aislamiento era su ventaja (...) El desierto era el mismo tipo de aislamiento sombrío para estos chicos como Birmingham fue para Black Sabbath, y la oscura y lluviosa Seattle para Nirvana”. Marcelo Contreras Tags #Kyuss # Kyuss # Josh Homme # John Garcia # Brant Bjork # Nick Oliveri # Chris Goss # Scott Reeder Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Rock Noticias Solar firma su regreso con 'Los Bailes' Martes, 06 de Junio de 2023 Rock Clásicos Avenged Sevenfold Martes, 06 de Junio de 2023 Rock Noticias TAHIO: nuevo sello tiende puente entre artistas chilenos y argentinos Martes, 06 de Junio de 2023 Rock Clásicos Los Bunkers Martes, 06 de Junio de 2023 Rock Clásicos Queens of the Stone Age Martes, 06 de Junio de 2023 Rock Entrevistas «Rated R»: La química, los mantras y los secretos de un clásico contemporáneo Martes, 06 de Junio de 2023 Rock Clásicos BBS Paranoicos Martes, 06 de Junio de 2023 Rock Clásicos Soft Machine Martes, 06 de Junio de 2023