Joy Division Closer Martes, 18 de Julio de 2023 1980. Qwest Ian Curtis debió haber sido uno de los vocalistas más honestos que se hayan presentado sobre un escenario. Como si cada una de sus canciones hubiera sido practicada en medio de su propia cirugía a corazón abierto, el rostro de Joy Division fue el responsable de guiar a la banda hacia el estatus de icono de principios de los años ochenta, no precisamente por su temprana muerte (acaecida unos meses antes del lanzamiento de este trabajo), sino porque traspasó sus propios temores y dolores a las temáticas de los únicos dos LPs de los ingleses, “Unknown Pleasures” y “Closer”. Joy Division, por ende, sería conocida como la más romántica, introvertida y lúgubre agrupación salida de Manchester, con un estilo que lograría perfilarse por completo en este segundo registro del cuarteto. Melódicamente, “Closer” es un álbum aterrador, tanto en el ambiente que provoca, como en la franqueza de sus letras, como también en la forma en que están elaboradas cada una de sus piezas. Tomando una mirada superficial, las secciones de guitarra, bajo y batería parecieran haber sido unidas completamente al azar, especialmente por el sonido disonante de las cuerdas en sus numerosos niveles y por los golpecillos que aparecen ocasionalmente, en especial en el track que da inicio a este álbum, la enloquecedora y fragmentada ‘Atrocity Exhibition’. Este “horror” no fue propiamente creado desde un mundo inexistente ni tampoco a partir de la autoindulgencia o autocompasión de Curtis. Por el contrario, él se alimentaba de sus propias experiencias y de la propia fealdad que lo rodeaba, por lo que Joy Division no era un intento de identificar a la multitud con sus letras, sino de mostrar lo que ocurría en su propio mundo privado sin dejar de intimidar a cada segundo. ‘Passover’ era su máximo intento por tener en sus manos lo que de ninguna forma podía conseguir: el control. Los versos "this is a crisis I knew had to come/Destroying the balance I'd kept" (esta es una crisis que supe que vendría/ destruyendo el equilibrio que he mantenido) hablan de aquella desesperación y de aquella nula esperanza en su futuro, pese a que estaba logrando ser reconocido más allá de los límites británicos. El segundo track, ‘Isolation’, pese a estar casi descontextualizado de “Closer”, reveló en forma premonitoria lo que sería el grupo sin Curtis: un conjunto más ligado a las influencias de la electrónica y el synth pop, inevitablemente influenciado por los alemanes Kraftwerk, que, musicalmente, incluso se aleja de aquella oscuridad y densidad que prevalece a lo largo del álbum por su breve extensión (comparada al resto de los ocho temas). Y hablando de canciones que consiguen un peso por sí mismas, ‘Colony’ es probablemente la más directa de todas, la más punk, pero a la vez la más arriesgada, por aquella búsqueda innata de sonoridades que ningún otro hubiera conseguido antes, con esa irrefrenable carga lírica de Curtis que hace que cada uno de los nueve cortes sea una carta de principios. Ya hacia la mitad del registro, ‘A Means to an End’ revela con más que claridad que aquí estaba la semilla que daría origen al rock gótico, o al menos, que le daría un cariz masivo a este estilo. La potencia paranoica con que Curtis envía las palabras “I put my trust in you”, hacen que cualquier rastro de vaga familiaridad con su voz desaparezca por completo, dejando que lo hipnótico, lo reflexivo, y lo siniestro tomen el protagonismo definitivo. Es así como en ‘Heart and Soul’, con su tensión fantasmagórica, se crea otro de esos momentos memorables de este disco, donde la voz de Curtis juega como la de un narrador que observa la devastación, mientras la banda, encabezada por la instrumentación de Bernard Albrecht, se encarga de envolver al auditor en un siniestro Apocalipsis. Por otra parte, ‘Twenty Tour Hours’ es el epítome existencial de Curtis, sumergido en una musicalidad donde el bajo, la batería y la guitarra actúan como los recepcionistas y los exaltadores de los sentimientos del vocalista, con una velocidad urgente –como si hubieran presagiado el fin- que resume fantásticamente la oscuridad que caracterizó a Joy Division. ‘The Eternal’, así como ‘Isolation’ y el track final, ‘Decades’, agregan el sonido del teclado, que destaca el pesar en la vocalización de Curtis. ‘The Eternal’ es una especie de compendio del dolor del cantante, donde entregó su legado final y una despedida a sí mismo, gimiendo (quizás hasta con alivio) su propio funeral, que avanza al paso de las nubes. Finalmente ‘Decades’ es la conclusión perfecta para un álbum que reboza sinceridad y una confianza y cohesión artística que es imposible de pasar por alto. Pocas veces un disco ha sonado tan emocional, tan frágil en sus palabras, y paradójicamente, tan sólido y seguro en sus sonidos. “Closer” es una joya pulida con los aspectos más sombríos del ser humano. María de los Ángeles Cerda Tags #Joy Division # Ian Curtis # Peter Hook # Bernard Sumner # Stephen Morris Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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