Primal Scream Screamadelica Lunes, 23 de Septiembre de 2024 1991. Creation Desde el fenomenal e intocable disco de Stone Roses, el rock británico se desinhibió y perdió la timidez para pasarlo bien y, literalmente, ponerse a bailar. No ese baile discotequero desenfrenado, pero esa música ambiental, con mucho beat, con buenas melodías y grandes coros. Pero lo que los Roses hicieron fue abrir caminos, sentar las bases, y mostrar una infinidad de posibilidades para hacer rock en UK desde mediados del 89. Ahí apareció el mega-combo de Bobby Gillespie, para desarrollar esa onda house, agregándole elementos del soul, del gospel y de la música electrónica. Así terminó armando “Screamadelica”, probablemente el LP emblema de la música indie en Gran Bretaña (o por lo menos el segundo, tras Stone Roses, claro). Primal Scream se sumaba por ese entonces a los Roses, Happy Mondays, The Charlatans y varios otros. Sin embargo, terminaron superándolos largamente en cuanto al riesgo que tomaría cada una de esas bandas en sus respectivas placas. Ese mismo riesgo ha hecho que se cuestione ocasionalmente qué tan rockeros puede ser este grupo, en un cuestionamiento casi ridículo. Es cierto que “Screamadelica” tiene muchos elementos de la música electrónica. Por lo mismo, no deja de ser meritorio que desde la tribuna del rock más tradicional, el de la escuela de los Rolling Stones, salga Primal Scream a darles una clase a los amantes de la música dance. Por lo menos desde 1990 en adelante, creo que estos escoceses deben ser de las propuestas más innovadoras en el mundo del rock. Más que el grunge. Mucho más que el nü metal. Más que cualquier nombre que se me venga a la cabeza. La escuela Stones es la que abre “Screamadelica”. ‘Movin on up’ es una auténtica joya. Cuando Mick Jagger hizo ‘You can’t always get what you want’, probablemente hubiese sido capaz de matar porque el resultado fuese tan notable como ‘Movin on up’. ¡Y con lo buena que es ‘You can’t always get what you want’! Es lejos la canción con más gancho del CD, la más classic rock. Y está como primer track. Es casi un engaño. Pero es formidable. He pasado horas escuchándola sin lograr aburrirme. Traté que me hartara. Pero no pude. Ese coro de gospel es aniquilador. ‘Sleep inside this House’ ya nos adentra a todo lo que habíamos prometido. Hipnótico ritmo. Y si no me equivoco (por favor alguien me corrija si no es así), en la inicio suena hasta un sitar, que se pasea por el tema repetidamente, mientras la voz de Gillespie intenta bajar desde el cielo, sin lograrlo. Buenísimo. ‘Don’t fight it, feel it’ es mucho más radical aún, nada de rock, puras secuencias, teclados, y una voz femenina invitada (Denise Johnson, que parece Christina Aguilera). Es difícil de disfrutar, siendo que lo que uno busca por lo general es un buen riff de guitarra o algo por el estilo. Pero para evitar aquello, tienes que escucharlo junto con el resto del álbum, y así contextualizada no va a darte dolores de cabeza. ‘Higher than the Sun’ es rara. Porque los sonidos de fondo son como sacados de Frankenstein, pero tiene una onda media funky, que mezclada con la “elevada” voz de Gillespie, te dejan efectivamente más arriba que el sol. ‘Inner Flight’ (otro título bien volado) es un instrumental que mezcla a Jethro Tull con The Beatles y la Electric Light Orchestra. Me encanta la melodía, pese a lo uniforme que es. Los puntos más altos de esta placa están justo en la mitad, salvo la maravillosa ‘Movin on up’. La primera monstruosidad que nos encontramos se llama ‘Come Together’. Mezcla a Vangelis con Hawkwind (¡¡sí!!), pero tocado en una iglesia. Con eso intento facilitarles la comprensión de lo que este tema produce. Es como un trip bien potente, bien difícil de entender, con una lluvia de sensaciones. Es para cerrar los ojos, mover la cabeza de un lado a otro y dejarse llevar. Es tan épica, y tan descolocante. El coro de gospel que entra recién a los 5 minutos del tema hace que si efectivamente cerraste los ojos, sientas que estás entrando al paraíso, con un montón de gente. Un auténtico himno, que como la gran mayoría de las canciones que componen “Screamadelica”, cuesta asimilar a la primera. Pero son 10 minutos completamente felices. Entre las frases sampleadas, rescato una que ejemplifica el espíritu con que hay que escuchar este disco: “…You will hear gospel, and rhythm & blues, and jazz, all those are just labels… we know that music is music”. No tengo idea de dónde salió esa frase, pero qué buena frase para este tema. La otra joya, personalmente mi favorita de toda la carrera de Primal Scream, es ‘Loaded’. Qué buen diálogo inicial. “…That’s what we’re gonna do… we’re gonna have a good time… we’re gonna have a party”. Y empieza. Y te agarra. Y no te suelta, y no termina, y el ritmo es completamente adictivo. Repetición, gran fórmula. Tiene toda una historia, que nació como un remix de ‘I'm Losing More Than I'll Ever Have’, del disco anterior de los Scream. Pero no tiene nada que ver. El mérito es del productor, Andrew Weatherall, un gran nombre en la música dance. Trompetas, guitarras funky, mucha percusión, y con la aparición casi nula de Gillespie en voces. ¡Ése si que es líder de banda! Si la cancion no lo requiere, no lo requiere. Vamos en el séptimo track y Bobby solo canta completos 3 de ellos. La tecnología queda de lado por un lado, con la delicada ‘Damaged’. Hermosa balada. De esas que tocan en un club, muy ambiental, como es la tónica del disco. Otro mérito para Weatherall. Increíbles los matices que hay en esta placa. ‘I’m comino down’ mete un poco de jazz al asunto, con ese saxo que a ratos parece una vaca cayéndose de un precipicio, logrando sonar aún así muy ad-hoc. Por el otro lado hay un teclado medio oriental, muy bien insertado. Qué buenos arreglos. Gillespie está disfrutándolo al máximo. Y eso se nota. Y hace que nosotros lo disfrutemos. Ya cerca del final, retoman ‘Higher than the sun’ con una impactante segunda parte, que tiene unos quiebres sencillamente asombrosos. Es pesada como el riff más power del heavy metal. Tampoco es como para agarrarla a la primera. ‘Shine like stars’, la última pieza del álbum, es nos muestra a Bobby cantando casi como si fuese una canción de cuna, y de hecho lo termina siendo. Sicodélica y media circense, pero lo termina siendo igual. Para rematar, rescato otra frase del diálogo inicial de ‘Loaded’. Cuando Peter Fonda (al menos eso dicen) responde a la pregunta “¿Just what is what you want to do?”: “We wanna be free, to do what we wanna do”. Esa es la máxima en toda la carrera de Primal Scream. Es lo que los hace especiales. Tener esa tranquilidad para hacer lo que quieren, moverse por distintos estilos, y hacerlo casi siempre bien. Y este notable “Screamadelica” no es otra cosa que el mejor ejemplo de aquello. Juan Ignacio Cornejo K. Tags #Primal Scream # Bobby Gillespie # Creation Records # Creation # Screamadelica Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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