Mudhoney Every Good Boy Deserves Fudge Domingo, 23 de Julio de 2023 1991. Sub Pop Es imposible que el sonido de Mudhoney no logre contagiar de energía y entusiasmo a un espíritu rockero. Las guitarras atronadoras, las baterías rápidas y casi esquizofrénicas, junto a la potente voz de Mark Arm, logran que “Every Good Boy Deserves Fudge” sea un álbum emblemático del grunge de la vieja escuela. El segundo largaduración de Mudhoney ha sido uno de los más valorados por sus seguidores, como también por la crítica. Sin duda “Every Good Boy Deserves Fudge” mostró una madurez de la banda desde su disco homónimo de 1989, ya que incluyó guitarras y baterías más potentes, otorgándole más carácter a su trabajo. El disco es, en esencia, una oda a la alegría y al sarcasmo, con letras simples y referentes a hechos cotidianos. Pero esto no significa que la versatilidad sea dejada a un lado, todo lo contrario. Basta escuchar la apertura, con la instrumental ‘Generation genocide’ para comprender que pueden incluirse matices oscuros, con teclados “funerarios” que dan sentido al titulo del track. La melancolía también se hace presente hacia mitad del álbum, con ‘Broken hands’, la que en su coro expande la fuerza de la nostalgia, nacida desde las entrañas de Arm, y que culmina con una guitarra distorsionada que hace delirar. El carácter positivo de la placa se hace notar con ‘Let it slide’, que con su guitarra distorsionada y ritmo rápido ha hecho a muchos bailar. Le siguen en esta línea ‘Good Enough’, ‘Something so clear’, ‘Why you driving now?’ y la instrumental ‘Fuzzgun ‘91’. En algunos momentos, se impone la fuerza punk, gracias a ‘Thorn’ y ‘Shoot the moon’, con baterías estridentes y voces que entremezclan gritos con armonías. Son estas canciones, que podrían calificarse de “pegotes”, las que hacen distinguir el álbum con la identidad Mudhoney, con las características que se empezaron a forjar a fines de los ochenta y que se han intensificado con los años. Por otra parte, el sarcasmo que caracteriza a Mudhoney reluce notoriamente con ‘Into the Drink’, la que con mucho movimiento de guitarra y batería, crea un escenario divertido donde el licor es el eje central. Y es que para Arm y compañía el trago merece tener una canción. Algo similar ocurre con ‘Don’t Fade IV’, la que se inicia con atronadores ronquidos. Una buena introducción, considerando que la letra habla de sueños. Los teléfonos sonando y susurros al comienzo o final de algunas canciones, amenizan el tema, le dan un toque aún más relajado y lo acercan a lo cotidiano. Ahora bien, la versatilidad de este registro se expone en momentos con los sonidos casi sureños de ‘Move out’ y ‘Pokin’ around’. No porque sean country, sino porque toman como protagonista a la armónica, algo que sólo Mudhoney se atrevió a hacer en el Seattle de los noventa. Este instrumento, de carácter folclórico, logra salir de esa faceta y alimentar el sonido rockero y potente del disco.La placa culmina con la voz desganada de ‘Check –out time’, la que al tener un ritmo lento, logra reunirse con el protagonismo que tiene ‘Generation genocide’. De este modo, este trabajo logra tener un movimiento circular, donde el inicio y el fin se potencian. Este registro, producido por Conrad Uno, fue el último que realizó bajo el alero de la discográfica Sub Pop, ya que desde hacía un tiempo la banda tenía problemas de tipo financiero con el sello que, por lo demás, fue el que vio nacer a grupos de culto dentro de la escena grunge. Tras el quiebre con Sub Pop, Mudhoney decidió unirse a Reprise Records. El cambio de casa molestó a su antigua disquera, y se llegó a decir que los posteriores discos no tendrían el éxito de “Every Good Boy Deserves Fudge”, pero la historia dijo algo muy diferente. Porque, si bien esta placa es la consolidación de Mudhoney, las producciones que vinieron después son trabajos de una calidad musical excepcional. “Every Good Boy Deserves Fudge” es un material que nos muestra los primeros años de una banda que hasta ahora ha logrado mantener su esencia, con sonido y actitud cien por ciento rock. Y nos recuerda que los miembros de Mudhoney no son las caras más visibles del rock de Seattle, no son los más reconocidos ni marketeados, no han tenido un rockstar muerto, pero son, y serán siempre, una de las figuras esenciales del grunge. Francisca González Tags #Mudhoney # Mudhoney # Sub Pop # Sub Pop Records # Mark Arm Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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