Queen Innuendo Lunes, 05 de Febrero de 2024 1991. Parlophone “Innuendo”, la última pieza de Queen junto al gran Freddie Mercury, un último registro en estudio de aquel conocido vozarrón que cautivó a millones y que esta vez se encontraba inmerso en lo que pareciera ser una especie de carta de despedida, una carta que entre líneas permitía leer un crudo mensaje: está por llegar el fin de una era. Y es que si bien existían rumores sobre el estado de salud del frontman y había un claro deterioro físico, su lamentable fallecimiento fue una campanada que sacudió en su totalidad al mundo de la música. Pero Mercury dejaría atrás un gran legado: el decimocuarto álbum de estudio de la banda, un último regalo del frontman a los fans, una placa gestada entre marzo de 1989 y noviembre del año siguiente que se convertiría en el broche de oro de la trayectoria de Queen junto al gran Freddie Mercury al frente del escenario. Las sesiones de grabación demostraron el real estado de salud de Freddie, donde los dolores tomaban protagonismo a tal punto de llegar a imposibilitar una acción tan natural para él como era cantar. Allí es donde sus compañeros tomaron la batuta, ayudándolo en la forma que fuese, desde May apoyándolo en el canto, hasta Roger quien se sentaba a componer junto a él en aquellos momentos donde Mercury se veía muy complicado para incluso hilar una frase. Pero no todo era tristeza y preocupación, ya que el vocalista siempre intentó demostrarse de buen ánimo incluso en días donde no podía mantenerse en pie. Así es cómo, con un vaso de vodka en su mano, su premisa siempre fue: “Cantaré hasta que me desangre”. La canción que da nombre al álbum, una especie de comienzo del fin, vuelve a los cimientos de Queen, algo como un ‘Bohemian Rhapsody’ de los 90. Con la clásica estructura de antaño, una composición que se basa en varias secciones entrelazadas en una misma pieza, se nos presenta una atmósfera de constante suspenso donde una batería que va marcando el paso nos recibe a modo de una lúgubre marcha, luego de lo cual los ingleses arremeten con todo y dan inicio a esta placa junto a la participación en la guitarra española de Steve Howe, guitarrista de Yes. Una pieza sincera donde Mercury deja en claro el por qué no se rindió con este álbum. Le continúa ‘I’m Going Slightly Mad’, el segundo single del álbum que proyecta el ánimo de Freddie mediante una serie de sátiras y paradojas del tipo “estoy manejando con tres ruedas” o “estoy tejiendo con solo un palillo”. Una pieza energética pero de sonoridad, otra vez, lúgubre, en donde a pesar de las circunstancias Mercury no pierde el jugueteo e interpretación característicos de su voz. ‘Headlong’ dio origen en las sesiones de un álbum en solitario de May, pero no fue hasta que escuchó la voz de Freddie interpretar esta pieza que el guitarrista decidió que formara parte del álbum. Cargada de una fuerte actitud, la decisión de entregar la pieza a Queen fue acertada, aquel despliegue de potencia en cada uno de sus integrantes haciendo lo que mejor saben les da la razón. La efervescente ‘I Can't Live With You’ vuelve a ese sonido más rockero de Queen dándole énfasis a una guitarra más pesada que es interpretada en una danza alrededor de la voz de Mercury, un nivel de arreglos que no hacen más que hacer fluir la lírica sobre el colchón que le entrega la línea de bajo y la batería. Mientras que ‘Don’t Try So Hard’ sirve como un respiro en un mar de tempestad y rock and roll. Con una notoria baja a las revoluciones, esta balada sigue reafirmando la idea de aquel mensaje que Mercury pretende dejar para la posteridad basado en sus propias experiencias, y como su título lo dice, es un abrazo a las cosas simples, el consejo de un viejo conocido. ‘Ride The Wild Wind’ es un himno con todas sus letras. Con una métrica veloz, un pattern de batería simple pero eficaz que la recorre de principio a fin acompañada de la instrumentación que no hace más que intervenir en los momentos justos sin estorbar, con un inteligente uso de los silencios. Una fórmula que es coronada por una letra y un coro de pocas palabras, simple y certero, capaz de vivir en la memoria colectiva sin mayor dificultad. Y es el momento de ‘All God’s People', pieza en las que nos espera una sorpresa que es revelada en el segundo 46 del recorrido, y es que en ese momento es posible escuchar la nota más alta de pecho lograda por el gran Freddie Mercury. Un regalo inolvidable tanto para sus fans como para quienes no sean seguidores de Queen, y que toma más peso aún considerando el momento por que el frontman estaba pasando, una meta seguramente autoimpuesta para demostrarse que estaba más vivo que nunca. Acercándonos al final las emociones se hacen cada vez más presentes, cosa que se ve ejemplificada en ‘These Are The Days Of Our Lives’, el single que fue lanzado en el cumpleaños nº45 de Mercury y que marcó la última vez en que sus fans pudieron ver material audiovisual del cantante antes de su lamentable fallecimiento. Una carta de amor que se aferra a los recuerdos de aquellos momentos que no hacen más que entregar felicidad. Le continúa ‘Delilah’, canción cuyo ritmo le da una sensación de contar una fábula, es una pieza dedicada a una de las gatas de Freddie, un gusto que se pudo dar el frontman durante la producción de este disco y que todos agradecemos. ‘The Hitman’ rompe este ciclo de sentimientos más personales y vuelve al rock and roll con una potente guitarra y los tonos altos en la voz de Mercury en una composición más agresiva, justamente acompañando la temática de su letra. Un reventón que, como no puede ser de otra forma, desemboca en un memorable solo por parte de May. Y es en esta misma línea que le sigue ‘Bijou’, canción que da inicio con otro impecable solo de guitarra esta vez en un entorno totalmente distinto, en donde se respira una quietud que es contrastada por incertidumbre, y que inevitablemente da la bienvenida a la voz de Mercury en una perfecta armonía con el sonido de cuerdas. Una pieza con un mensaje corto pero a prueba de fallos, donde la atmósfera y las sensaciones lo son todo. Y es el momento de ‘The Show Must Go On’, el inminente final ha llegado pero con un mensaje cantado fuerte y claro: el show debe continuar. Lanzada como single, este poderoso adiós es un cierre no solo para el álbum, sino que también para lo que sería la trayectoria de Queen junto a Freddie Mercury. Sin duda una pieza que contiene un mensaje especial, potente y emocionante. Una pieza que por siempre quedará grabada en el tímpano de los seguidores de los ingleses, una carta de despedida de Freddie Mercury que pasaría a ser un estatuto para la agrupación. “Innuendo” es una pieza llena de mensajes positivos que provocan sentimientos encontrados, pero como recomendación, esta es una pieza a la que uno no debe escuchar con lamento, pesadumbre o un amargo recuerdo. No se debe abrazar el pensamiento de que esta es la declaración de un dead man walking, no, esto debe verse como el álbum en donde Freddie Mercury mira de manera desafiante a su enfermedad, la mira a los ojos y, en compañía de un vaso de vodka, dice: “I’ll fucking do it, darling”. Fernanda Hein Tags #Queen # Innuendo # Freddie Mercury # Brian May # Roger Taylor # John Deacon # David Richards # Steve Howe Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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