Eyehategod A History of Nomadic Behavior Viernes, 12 de Marzo de 2021 2021. Century Media No es muy usual que las bandas tengan dos discos de “regreso” consecutivos, pero ese es el estado de las cosas para Eyehategod. El registro homónimo que lanzaron el 2014 apareció 14 años después de “Confederacy of Ruined Lives” (2000), lo que lo convertía de plano en una ansiada vuelta a las pistas, pero las cosas no tardaron en ponerse difíciles para el coloso del sludge, ya que su baterista Joey LaCaze falleció debido a una falla respiratoria por asma. Afortunadamente, quedó evidencia de su enorme contribución a uno de los grupos más señeros del underground. Como si fuera poco, el vocalista Mike IX Williams fue diagnosticado con cirrosis y pasó una temporada en el hospital de la que pudo no haber salido para contarlo. Tras su exitoso trasplante en el 2016 y gracias al trabajo arduo del bajista Gary Mader, el baterista Aaron Hill y el guitarrista Jimmy Bower, “A History of Nomadic Behavior” (2021) sale a la luz para hacerle frente a las hostilidades de la vida y de la pandemia con una muestra de supervivencia al estilo EHG. Si bien el sludge metal también se ha ido adaptando a los tiempos y sus representantes han jugado con diferentes elementos que amplían sus respectivas cartas de navegación, "A History of Nomadic Behaviour" (2021) nos muestra un Eyehategod que persevera en mantener la visceralidad del estilo que profesan, aunque odien asociarse a las etiquetas. Luisiana sirve como punto geográfico de referencia para esta estirpe de conjuntos, ya que varios de los más importantes vienen de ahí. En ese sentido, la pandilla encabezada por Williams y Bower obedece entonces a una consistencia de tres puntas: su álbum, su discografía y su entorno. Con todo el tiempo que ha pasado entre sus publicaciones, era válido preguntarse si había algún cambio en el sonido de la banda, sobre todo considerando que este es el estreno de Aaron Hill en el sillín. ‘Built Beneath The Lies’ no se tarda en asegurar que estamos en terreno conocido. A diferencia del homónimo, que empieza con la punketa ‘Agitation! Propaganda!’, “A History of Nomadic Behavior” (2021) se sumerge de lleno en un contorno mucho más espeso. ‘Built Beneath The Lies’ parte con una intrincada métrica en la que se aprecian las bondades de Hill y la contundencia de la pareja Mader-Bower en la elaboración de un riff colgante, que pronto se hunde en las aguas estancadas de un groove estrepitoso que surge nuevamente con una embestida en la que Williams propina el golpe de gracia con sus frases rasgadas en el ocaso del track. Del cúmulo de feedback que deja el nombrado abrelatas sale ‘The Outer Banks’ y aquí las cosas aceleran bastante. En dos minutos y medio, los de Nueva Orleans muestran de qué están hechos, atrapando al oyente con esa marcha lenta al principio para rematar con un hardcore fogoso que tendrá pocas, pero punzantes intromisiones en el largo. Conforme van pasando los cortes, los maestros de la confusión legalizada nos sumergen cada vez más en una suerte de "desorientación armónica", tanto en las letras como en la música. A Eyehategod le gusta confundir a la gente, eso les divierte, es parte de su humor, por lo que aventurarnos a sacar conclusiones de las temáticas que rondan en su discurso sería un esfuerzo en vano. Sí se pueden advertir algunos tópicos mayores como la lucha contra el autoritarismo en ‘Fake What's Yours’, el tumulto social en ‘Current Situation' y la brutalidad policial en ‘High Risk Trigger’, lecturas que no se apegan al proselitismo, solo lanzan imágenes a la mesa como si se tratara de un collage. Las letras podrán ser crípticas, pero hay una preocupación de Mike por pronunciar mejor las palabras que está gritando en la cara del auditor. De hecho, él mismo reconoce que la ebriedad era parte del sonido de Eyehategod en el pasado, pero esta vez hay un salto evolutivo que se viene gestando desde el homónimo con resultados muy positivos y que encuentran su mayor acierto en ‘Three Black Eyes’, una de sus mejores interpretaciones. Las voces ocupan un lugar protagónico en la mezcla, lo que permite que la ira se convierta en energía, así el auditor no pierde la atención mientras la vibra general lo conduce irremediablemente hacia el headbanging. Williams registró sus partes en Chicago con Sanford Parker (Voivod, YOB) después de que sus compañeros ya habían grabado la música en Nueva Orleans. Este aspecto no puede ser exógeno al resultado final, ya que Eyehategod tiene una conexión tan férrea con la cultura de su ciudad natal que eso se palpa en el influjo más blusero de esta placa. A pesar de no contar con el respaldo de un compañero como Brian Patton, Bower se preocupó de llenar todos los espacios con una ejecución robusta que extiende sus fronteras. Parte del trabajo previo se hizo con Patton, pero tuvieron que replantearse una vez que abandonó las filas de la agrupación, lo que obligó a cambiar las estructuras a fin de acomodarlas para un solo guitarrista. Con su astucia característica, Bower traspasa su swing de baterista hacia las seis cuerdas con más detalles y pentatónicas que en esfuerzos anteriores. De hecho, se nota una comunicación fluida entre él, Mader y Hill, una hermandad forjada en la ruta. Esto hace que la "desorientación armónica", ahora en el plano musical, confunda al auditor en ciertos pasadizos del disco, como ‘Anemic Robotic’ y ‘The Day Felt Wrong’, lo que en este caso no está nada de mal. La gran cantidad de cambios, de transiciones sincopadas y quiebres inesperados difuminan los comienzos y los finales en ciertos momentos, pero eso solo habla de la capacidad de EHG para mantener a su público un halo constante de opresión a altas temperaturas. La banda hizo un excelente trabajo uniendo los tracks, no necesariamente para que parezca una sola canción, sino para permitir un flujo de sensaciones brutales, un dolor intenso y focalizado. ‘The Trial of Johnny Cancer’ es una de esas intervenciones que eleva la apreciación del registro completo, su línea vocal casi en clave de spoken word se empalma con los muros de distorsión que edifican una barrera impenetrable. ‘Smoker's Piece’ es casi un coda, pero demuestra la versatilidad del combo con una pieza de hálito jazzero, con la personalidad de Gary Mader en estado de ebullición para tender puentes con ‘Circle of Nerves’, una tonada asfixiante y provocativa. ‘Every Thing, Every Day’ es el mejor final que este disco se pudiera dar el lujo de elaborar, es un broche de oro para todos esos factores que destacan en la escucha. La letra es en extremo sencilla y no necesita más texto para reflejar la pesadumbre de la rutina: despertar a las 5 de la mañana, ir a trabajar, ir a la escuela, todos los días. El fuzz de Bower se arrastra por el diapasón desde un acorde oscuro hasta uno más luminoso, casi inesperado, mientras Mader lo sigue de cerca y Hill aplasta sincronizando con las frases repetitivas que Williams escupe a modo de catarsis, todo para llegar a un final de blues sucio que se consume entre el feedback eterno y un sampler sobre la ansiedad del sueño. Tras sus 44 minutos de caos reinante, la única conclusión viable es que la sexta entrega tiene todos los atributos para abrir una nueva etapa en la historia de esta influyente cofradía. La producción de Sanford Parker y James Whitten (Thou, High on Fire) en HighTower Recording y Hypercube studios es clave para que el cuarteto suene como se debe en el siglo XXI, como una mole que aplasta cualquier obstáculo, especialmente porque EHG no goza de la continuidad discográfica propia de sus tres décadas en la ruta, así que cada lanzamiento pasa a ser un hito. Esto es solo una prueba de franqueza, ellos no iban a dar a luz a un álbum si no era el momento indicado y vaya que tuvieron razón. ¿Madurez? Quizá sí. El humor retorcido sigue ahí, la pesadumbre y la desolación también, pero se nota a kilómetros que los años de circo y las vueltas de la vida han dejado sus marcas en el cuarteto con un disco tan impredecible como su propio camino. Estamos hablando de un colectivo que le da a su público lo que viene a buscar y que no tiene nada que esconder, defiendo una fórmula inapelable que no se sube a ninguna moda y que brilla por su marca, su épica y su sangre. Con “A History of Nomadic Behavior” (2021), Eyehategod vuelve a demostrar que son supervivientes no solo de su historia, sino de un panorama adverso que es más grande que ellos, pero no más que su leyenda. Todo un triunfo para el frente nihilista. Pablo Cerda Tags #Eyehategod # Century Media # A History of Nomadic Behavior # Jimmy Bower # Mike Williams Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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