Catoni E=m*cy Jueves, 08 de Junio de 2023 2023. BZR Music Defensores del rock nacional se van volviendo cada vez más escasos y Carlos Catoni, el hombre ancla detrás del proyecto que lleva su apellido, se ha mantenido como un fiel escudero del rock de guitarras por más de 20 años. Si bien, el músico comenzó su carrera a mediados de los noventa, desde 2008 ha recorrido el circuito rockero capitalino con su nombre ganándose una gran cantidad de adeptos y conquistando grandes hitos, siendo el más importante la apertura del show de Kiss en 2022. En cuanto a su discografía, esta se mantiene más bien reducida, pero con grandes lanzamientos como “Virtual” (2016), trabajo que recopila lo mejor desde 2008 a 2016, y el poderosísimo “Nuestra Mafia” (2016). Sin embargo, este 2023 buscan alcanzar la consolidación definitiva con “E=m*cy”, un disco ambicioso que demuestra las ansias de Catoni por trascender en la escena nacional y por qué no, alcanzar reconocimiento internacional. El disco nos da la bienvenida con ‘Salvajes’, tema que posee una melodía ceratiana con aires a ‘Puente’ del artista argentino, que parte con la voz y guitarra de Carlos, pero que luego explota con el poderío del trío que lo completa Marcelo Mardones en batería y Joaquín Quezada en el bajo. Desde el primer minuto podemos escuchar un salto de calidad tanto compositiva como sonora. No es apresurado decir que el disco suena como un cañón. Y cómo no si fue registrado en el clásico Estudio Romaphonic en Buenos Aires. En seguida suena la poderosa ‘Tabula Rasa’, con un bestial desplante en los tambores de Mardones. En esta pista, además del gran protagonismo que tiene la voz y la guitarra, el bajo con ese tono ronco en ningún momento se muestra relegado a ser la base, tiene su lugar más que ganado entre las frecuencias medias y bajas, además de ser tocado con una gran maestría por Quezada. El tercer track es ‘1980’, el cual sigue con la misma línea cruda, pero que se acompaña de un riff luminoso en todo momento. Lo mejor del tema: su coro. Una técnica soberbia de Catoni que con esos tonos altos y potentes te hacen querer cantarlo a todo pulmón con el trío. Sin duda una de las grandes pistas del álbum. Siguiendo esa misma senda de la luz encontramos ‘Vida’, con un estribillo a tope que invita a la catarsis colectiva, pero que se va complementando con los pasajes metaleros compuestos por gritos saturados, riffs podridos y el doble pedal incesante. Un frenesí necesario dentro de esta gran placa. Tal como el tema anterior, las influencias del metal están presentes en la médula. ‘Zona de Sacrificio’ es una pista que no da tregua en ningún momento. Para diferenciar el riff principal, Catoni usó un efecto de octavador en la guitarra, el cual enriquece la apuesta que se va poniendo más y más densa hasta terminar con un pasaje fangoso con las brutales pegadas de Marcelo Mardones a los tambores. Por su parte en ‘Yeah’, hacen lo propio con unos riffs más ligados al hard rock, pero que con la afinación grave de la guitarra, la vuelven más densa y oscura. Sin dudas, este track se lleva el primer lugar a la mejor parte instrumental del disco. A mitad de canción suena un arreglo de guitarra y bajo a la par que va in crescendo acompañado de unos redobles sin piedad en la batería, que luego de elevarnos nos traen de vuelta al coro rugido por Catoni. 50 segundos exactos de pura brutalidad y maestría del power trío. Para compensar el frenesí, Catoni nos muestra su lado más vulnerable y mesurado. En la placa hay un par de temas en clave balada que nos dan un respiro necesario. El primero es ‘Dejarme Ir’, track que parte con un Sol con reminiscencias a ‘Carnaval’ de Lucybell. Si bien, todo se resuelve de gran manera con la base instrumental, la voz de Carlos se lleva la mayor parte de la emoción de la pista, demostrando su versatilidad en el micrófono. Ya al final del disco suena ‘Volveré’, una canción más mesurada, pero que llega con todo el poderío del trío y la distorsión a tope en los coros y puentes. Tema que le da el cierre perfecto porque hace converger todo el arsenal del tridente: una batería sólida, un bajo inquieto y protagonista, la guitarra con la distorsión a tope y un Catoni con la voz más pulida que nunca, además de darle ese tono de esperanza y prometiéndonos volver “aunque el sol ya haya muerto…”. Para concluir, probablemente seamos testigos de uno de los discos de rock pesado más importantes del último tiempo. Una apuesta ambiciosa por donde se le mire, tanto en su registro, sonoridad, producción y sus soberbias interpretaciones. Si hilamos fino, puede que lo que necesite más trabajo para futuras producciones son las letras. Muchas veces resultan ser más abstractas que directas y que quedan a libre interpretación del oyente. En lo personal, quizás una lírica más al hueso sería el ingrediente perfecto para equiparar el poderío instrumental que emana la placa. Sin embargo, es un álbum redondo por donde se le mire, y que se merece todo el reconocimiento por su impecable trabajo. Oliver Arriola Riquelme Tags #Catoni #Carlos Catoni Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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