We Are The Grand: Resurgir sin cenizas Lunes, 25 de Noviembre de 2024 Publicado originalmente en revista Rockaxis #251, mayo de 2024. Sin quemarse, el grupo capitalino se reencuentra con su música a seis años de su último trabajo. Sacudiéndose de las expectativas presentan "Corazón Negro", testimonio de una vieja nueva etapa. Matías Muñoz Fotos: Javi Aguirre Aquí resuena el desamor y la experiencia. Muchas historias vívidas que esta vez dejan de ser propias, tener protagonistas visibles y ser exclusivamente personales para transformarse en relatos interpretables, inundan la nueva etapa de We Are The Grand. “Corazón Negro”, su último trabajo, cristaliza más de 10 años de carrera y, aunque la banda aún parece joven y novel, se reinventa para iluminar su camino que esta vez se no se vislumbra tan oscuro y espeso. Si en “Raíz” (2018) el grupo profundizó argumentos centrados en el pop, su proceso como grupo se vio fracturado tras el quiebre que les significó funcionar como dúo. Así, su último trabajo hasta la fecha se veía sentía más artificial y sin la chispa que enciende una banda componiendo y tocando en conjunto. Hoy, “Corazón Negro” aparece como un ejercicio de reencuentro y de valor al relato, con referencias más enfocadas al rock y guiños a lo latino. Desde su estudio, Sebastián Gallardo, compositor y vocalista del grupo, reflexiona sobre la importancia de contar historias con la música, los cambios y el paso del tiempo y cómo la banda ha logrado captar la atención, incluso desde su primera etapa bilingüe. A seis años del lanzamiento de “Raíz”, ¿Qué es lo que cambia desde ese momento hasta “Corazón Negro”? Ha cambiado harto, porque “Raíz” fue un disco que compuse e hice yo solamente con Fer. Hicimos el disco los dos y en ese minuto se estaba recién incorporando Benja en batería y Seba Lira en bajo, entonces todo lo que fue la composición, los arreglos del disco y la producción en general, a pesar de que tocaron, no participaron de la composición y tuvieron menos injerencia en ese sentido. Fue un disco mucho más de estudio, como de laboratorio en relación con la mayoría de los discos que se hacen hoy, sobre todo en géneros que no son rock. Se armó completamente en el estudio, nunca tocamos en sala de ensayo ni nacieron en jammeos, entonces la energía de ese disco es bien distinta. ¿Era primera vez que trabajabas los conceptos en solitario? Siempre hemos trabajado como banda, pero en ese momento habíamos tenido una ruptura y quedamos Fer y yo, y ya teníamos el disco medio compuesto. En un momento éramos solo dos y a medida que lo trabajamos llegó Seba Lira y Benja. En cambio, en “Corazón Negro”, vamos a cumplir siete años tocando juntos y hay otra dinámica, las canciones nacieron de jams. La idea era tratar de hacer un disco que reflejara cómo nos sentimos, una vuelta a las guitarras no en el sentido de hacer algo full rockero, sino que se sienta que en el fondo es un disco donde están tocando cuatro personas en una sala de ensayo, que contenga ese espíritu, una cosa más rústica y un poco más despeinada, aunque sea una canción lenta y que todos los demás elementos que no sean batería, bajo o guitarras vayan en un segundo plano. Es su trabajo más maduro y que los reencontró como banda. Sí, totalmente. Porque en el fondo en “Raíz”, que igual es un disco que a mí me encanta, éramos dos no más y no sé si nos podíamos llamar banda con todas sus letras. Entre medio se sumaron los chiquillos y acá estamos los cuatro. Nosotros igual ya llevamos harto, entonces llega un momento que en cada disco o en cada etapa uno quiere experimentar cosas nuevas, va conociéndose, conociendo instrumentos y sonoridades, nuevas maneras de hacer música. Uno va aprendiendo cosas, va queriendo hacer cosas distintas. Ahora, a propósito de “Corazón Negro”, queríamos volver para atrás, tratar de vivir esa energía que se siente en los primeros discos, que tenga una cierta crudeza independiente de si la canción es lenta o más arriba, que se sienta eso bien orgánico que creo se ha perdido harto, en general, en el último tiempo en la música y en todos los estilos. Formados en 2009, el grupo transitó con éxito por diferentes camadas de escenas y estilos. Con una propuesta bilingüe en sus inicios, We Are The Grand se sentían más cercanos a una realidad fuera del país, mirando la internacionalización y desembarcando en Inglaterra y Estados Unidos. Esa búsqueda, inquieta desde siempre, los obligó a mantener ese estilo y componer en inglés hasta “Volver” (2016), su segundo disco. Para Gallardo, «cambiar al español tiene que ver con empezar a darle mucha más importancia a las letras, empezar a escribir sobre cosas que a uno le tocaron fibra y poder decirlo como uno realmente lo dice. Si es que estoy pasando por algo importante o tengo que decir algo importante, por más que hable inglés, no lo digo en inglés», reflexiona. “Corazón Negro” sigue teniendo sus colores, pero al mismo tiempo es un poco más oscuro. ¿Qué influenció esta estética y composición? Es bien distinto a los otros discos porque, en general, siempre escribía de cosas personales, de amor o desamor, cosas concretas o directas que realmente me habían pasado. Pero acá, por primera vez, me atreví a salirme de eso y empezar a mirar alrededor, cosas que le pasaron a gente que conozco, a amigos o, incluso, historias que uno ve o escucha. El disco tiene harto de eso, tiene harta cosa cotidiana, canciones basadas en cosas que uno observa, gente que está viviendo momentos difíciles y donde las canciones pasan a ser universales, porque todos pasamos por cosas similares en algún momento, una enfermedad grande o una pérdida muy dolorosa. Eso refleja bien el cambio. Más allá de las referencias personales o las historias que conocen, ¿encuentran influencia en otras cosas? ¿Qué observan a la hora de componer? Revisando, recordé que una vez tocamos 'Mi casa en el árbol' de Jorge González y no lo había pensado, pero es un poco eso también, porque esa canción habla de tener tu pequeño refugio dentro de una cagada que puede estar alrededor por millones de razones, pueden ser políticas, sociales, una enfermedad familiar, tiene que ser algo, pero tratamos de no involucrar tanto temas políticos en la música, a pesar de que hay referencias en varias canciones, pero a mí también no me gusta mucho, me gusta que la gente igual descubra y pueda interpretar las letras a su manera. Hay una canción que se llama ‘Te busqué’, del disco “Raíz”, que todo el mundo cree que es una simple canción de amor, pero no fue pensada así y me gusta harto jugar con eso también. Te lo pregunto porque en el estado actual de las cosas, las bandas y todos tenemos algo que decir. Todo el rato, porque también si uno no tuviera nada que decir no haría música, no escribiría canciones. A nosotros, y a mí en particular, me gusta más jugar con esa cosa un poco más subjetiva, más etérea, como de que uno pueda interpretar las letras también a su manera. A veces también nos llega gente que nos escribe para agradecernos por interpretar algo que están pasando y a veces la interpretación que le dio esa persona no tiene nada que ver con la cual yo la escribí, y eso es muy bonito. ¿Fue muy difícil lograr eso en inglés en sus inicios? ¿Cómo fue esa transición? Sí, no sé si fue difícil la verdad, pero la etapa en inglés del grupo, en general, es bien diferente a la en español, en el sentido de que cuando era en inglés no le dábamos tanta importancia a las letras, le dábamos más importancia a la música y la energía que transmitíamos. Éramos más chicos, teníamos menos experiencia. Si estoy hablando de cosas personales, va a ser frío decirlo en inglés. En mi caso, antes me pasaba que no me gustaba como cantaba en español, sentía que tenía una voz más interesante en inglés y al pasar de los años, poco a poco escuchando mucha más música y teniendo más experiencia, eso fue cambiando al punto de que me empezó a gustar más como cantaba en español, sentí que tenía mucho más sentido, porque podía decir cosas de la manera en que las quería decir y nunca más escribí una canción en inglés. ¿Cómo crees que está hoy en día ser músico, tanto en Chile como en el mundo? Tengo sentimientos encontrados. Por un lado, no tengo la clásica crítica frente a la explosión del género urbano que acapara todo –en el caso puntual de Chile–, porque creo que eso no impide que otros estilos se puedan desarrollar, son cosas que corren en carriles paralelos. Pero, al mismo tiempo, me pasa un poco que la música ha estado invadida por las redes sociales, que en el fondo más que ser un músico, hoy tienes que ser un influencer o un personaje de las redes sociales y eso no me gusta mucho, siento que pierde el sentido de la música, su profundidad. Noto que hay una falta de bandas, sobre todo los últimos años. Nosotros llevamos harto rato y después vino una generación más grande, como la de Niños del Cerro y todo ellos, pero después cuesta encontrar una nueva generación. Ahora sé que se organizan, buscan espacios, hacen cosas, y sería bacán que eso llegara a más gente también. Es un poco triste pensar que, tal vez, la última banda realmente masiva que queda son Los Bunkers. Ha costado que salga otra gran banda de rock. Pese al estado actual de las escenas, la banda se permite soñar y apuntar nuevamente a seguir expandiéndose. Tras hacer carrera en Inglaterra y México en sus primeras etapas, el grupo ahora espera continuar consolidándose en el extranjero con “Corazón Negro” y abrir un nuevo objetivo que mire más hacia lo latino. «Nunca mirábamos a Argentina, porque antes sentíamos que no pasaba nada, pero ahora sí, hay una escena y otros grupos también lo están mirando. Estamos a punto de concretar lanzar el disco en Buenos Aires, nunca hemos ido», anuncia Gallardo. Así, “Corazón Negro” se prepara como un lanzamiento inédito para la banda, con un show especial en el Teatro Oriente y con un repaso de su ya extensa carrera, que retrate el sentido principal del álbum y devuelva el valor de la experiencia en vivo. «Queremos hacer un show que se vea bien bonito, con un diseño de escenario y luces que nunca hemos hecho antes, que sea diferente y salir de las pantallas», adelanta Sebastián. Cantándole a los desamores, a las experiencias y a recolectar historias como un puente y un canal, el grupo se reencuentra no solo con sí mismos como banda, sino con el valor y la importancia de crear lazos y conectar con la audiencia, donde el sentido de tocar en vivo toma más relevancia, reivindicando el formato banda a sus orígenes. Tags #We are the Grand #2024 Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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