Knotfest Chile: una insana y sofocante celebración Así fue el debut del festival en Chile Lunes, 12 de Diciembre de 2022 Domingo 11 de diciembre, 2022 Estadio Monumental Revisa la galería de imágenes AQUÍ. Este 2022 por fin tuvimos una mayor posibilidad de nuevos shows masivos, y para despedirlo, Knotfest llegaba por primera vez a nuestro país con un cartel que originalmente nos tendría con más de 10 horas de rock tanto nacional como internacional, con visitas ya frecuentes por estos lados y otras importantes novedades, y con una temperatura, tanto ambiental como por parte del público y de las bandas, que transformó el Monumental en una implacable rostizadora de música pesada. Tomando la posta del sensacional Ozzfest liderado por Ozzy Osbourne y que dominó sin contrapeso los festivales de Metal en la tierras del tío sam durante una década, el Knotfest ya se ha posionado como un gran evento de categoría mundial y capaz de llenar un estadio en cualquier latitud donde se desarrolle. Con un atraso de más de 30 minutos respecto a lo que se estableció originalmente, la primera banda en prender el Knot Stage hizo su aparición, pero no fue Rama, como se había presupuestado en los horarios oficiales, sino que Vended, liderados por Griffin Taylor y Simon Crahan, hijos de Corey Taylor y Shawn Crahan de Slipknot, respectivamente. ¿Un simple error de cálculo? No, pues los locales finalmente no tocarían, mismo caso con Weichafe, quienes dieron a conocer la situación por redes sociales, atribuyéndola a problemas con la producción de la agrupación dueña del festival. En cuanto al joven cuarteto, no disfrutó de un buen sonido en ningún momento, al perderse casi totalmente las guitarras, quedando muy relegadas respecto a la voz y batería, pero supliendo dichas faltas con un show enérgico ante un público que logró motivarse a pesar del calor que se vivía especialmente en la cancha del Estadio Monumental, reaccionando positivamente a los gritos de ánimo por parte de Taylor y a canciones como ‘Ded to Me’, ‘Bloodline’ o ‘Antibody’, entre otras, retirándose victoriosos tras alrededor de media hora de show y demostrando que como banda son mucho más “que los hijos de”. Tienen un futuro auspicioso, causaron una gran sensación por lo que ojalá se lleguen a consolidar como una banda puntera que pueda tomar la posta en los próximos años. Dada la baja de dos de los tres números nacionales del cartel, sólo Tenemos Explosivos tuvo la responsabilidad de sacar la cara por nuestro país sobre el Circus Stage, un par de minutos antes de lo programado. Con un menor número de asistentes en el espacio asignado a dicho escenario en comparación al contiguo, los liderados por Eduardo Pavez siguen cerrando un 2022 marcado por su aclamado “Cortacalles”, enfrentándose al creciente público con una puesta en escena llena de actitud y de mensaje contestatario, expresada con un claro recado a la clase política. Cumpliendo con su tiempo asignado, los locales sacaron aplausos y hasta uno que otro mosh durante sus 30 minutos llenos de ese sonido cercano al post hardcore, pero con esas raíces latinoamericanas que tanto los definen y los alzan como uno de los números fuertes de nuestra actual escena. Claramente, Sepultura resulta un nombre más que idóneo para una jornada de este tipo, y a cinco años de su último paso por estos lados, ya era hora de verlos volver para escuchar tanto sus clásicos de siempre como el material de “Quadra”, su sólido último álbum. Andreas Kisser y los suyos ya son de la casa, y desde el inicio con ‘Isolation’ no se hicieron esperar los intensos mosh en medio de la sofocante ola de calor, mencionando el guitarrista que estábamos viviendo una celebración del Metal y de la vida. Considerando el reciente fallecimiento de su esposa Patricia, esas palabras toman un nuevo significado. ‘Dead Embryonic Cells’, ‘Means to an End’, ‘Cut-Throat’, ‘Propaganda’ y ‘Arise’ fueron parte de un setlist que, si bien para los más fanáticos dejó varios clásicos fuera, cumplió con mostrar tanto el nuevo material -considerado el mejor de los brasileños en muchos años- como aquellos cortes que no pueden faltar, incluso cuando solo hay una hora para hacer lo tuyo. El sonido, sin ser perfecto, presentó algunas mejorías, pero no las suficientes si hablamos de Sepultura como el gran nombre del Metal latinoamericano, haciéndole honor a semejante categoría con un show sólido en cada segundo. ‘Ratamahatta’ y, obviamente, ‘Roots Bloody Roots’ cerraron la presentación, dejando a varios dudando tras la ausencia de un himno como es ‘Territory’. La respuesta a esto la conocimos más tarde. Entre tanto nombre clásico en el plano internacional, faltaba algo de frescura (literalmente también), y Trivium fue la primera banda encargada de mostrar una impronta con un sonido más reciente, pero claramente con influencias de clásicos como Metallica o Iron Maiden, a quienes citan como algunos de sus mayores referentes. Matt Heafy y los suyos no habían pisado suelo chileno desde 2012, y una espera así de larga valió la pena a pesar de que, al igual que varias bandas, tuvo un tiempo reducido sobre el Circus Stage, con una hora para saciar esa sed del sonido de los formados en Orlando, Florida. ‘In the Court of the Dragon’, corte homónimo de su más reciente LP, abrió este esperado regreso, con un sonido que no estuvo a la altura ni siquiera del enérgico público, que desafiaba los más de 35 grados para llegar lo más cerca posible de los músicos, Trivium brindó una solidísima presentación, demostrando la vigencia de su constancia y que por ello siempre son un número puesto en los principales festivales del mundo. Los sonidos más recientes siguieron de la mano de Bring Me The Horizon en su cuarto show en nuestro país. Hasta ahora, no habíamos visto en el festival una presentación que utilizara un apoyo visual tan importante como la de los ingleses, mostrando videos relacionados a su proyecto “Post Human: Survival Horror”, con una especie de concepto tecnológico ligado a las canciones, cuyas letras aparecían en pantalla mientras avanzaban. La fanaticada no se contuvo desde el primer momento, obedeciendo inmediatamente a los pedidos del frontman Oliver Sykes de abrir los mosh pits, a que saltaran, o a simplemente levantar las manos. El vocalista es quien se robó la película una vez más, ya sea por su capacidad de pasar de voces guturales a limpias, como también por un carisma que lo llevó a bajarse del escenario para recorrer el vallado que los separa del público, abrazando fans en el camino y subiéndose a una tarima de la torre de iluminación del centro de la cancha. Incluso se dio el tiempo de pedir ayuda para un fan que no lo estaba pasando muy bien en el tumulto, siendo asistido por fortuna. Esto pudo pasar a mayores dado el calor y la poca hidratación en cancha, cosa de la que hablaremos en detalle más adelante. A la espera de su sideshow de este lunes 12, en donde podrán mostrar un concierto más completo, gracias a momentos como ‘Can You Feel My Heart’, ‘Happy Song’, ‘Teardrops’, ‘Kingslayer’ y ‘Throne’, los de Sheffield desataron una locura que incluyó a varios que quizás no son muy cercanos a su Metalcore con toques góticos y power pop dentro de los mosh, entusiasmo que no mermó en ningún momento pese a la irregularidad del sonido. Ya lo tuvimos por partida doble en el Teatro Coliseo (y con una fecha pendiente en La Serena), así que faltaba algo masivo para dejar aún más en claro que Mike Patton es de la casa. En su actual gira con Mr. Bungle, con Dave Lombardo y Scott Ian como invitados especiales, no hay espacio para la experimentación de álbumes como “California” o “Disco Volante”, sino que se apostó por esa brutalidad de su regrabado primer demo “The Raging Wrath of the Easter Bunny”, totalmente cercano al Hardcore Punk o al Crossover Thrash, por lo que la locura se inició con una versión muy Patton de ‘Won’t You Be My Neighbour’ de Fred Rogers, con esos gritos tan abruptos que se le conocen hace tanto. No podíamos esperar menos. Como siempre, el buen Mike hizo gala de su chilenidad luciendo la 9 de la Selección Chilena, específicamente, la de Humberto Suazo, además de bromear con la presencia de Don Francisco en el mosh y repitiendo su versión de ‘Gracias a la Vida’. Siendo una presentación similar a la de días anteriores, pero algo más acotada, el setlist no varió en demasía, destacando ‘Anarchy Up Your Anus’, ‘Raping Your Mind’, ‘Eracist’, la intro de ‘Hell Awaits’ de Slayer, y ‘Habla Español o Muere’, versión modificada del clásico de Stormtroopers of Death. ¿Una sorpresa? La falta de ‘Territory’ en el show de Sepultura se justificó al invitar a Derrick Green y Andreas Kisser para ejecutar dicho tema esencial de los brasileños, siendo la única colaboración entre músicos de la jornada, y por lo mismo, un momento inolvidable de aquellos. Grandísimo show que además contó con el mejor sonido global de toda la jornada, por lo que escuchar como sonaba y atronaba esa batería de Lombardo en ‘Hell Awaits’, sin duda es algo que no tiene precio. El telón que cubriría el escenario para darle una mayor espectacularidad al inicio de la presentación de Pantera, en su regreso a los escenarios después de 20 años, debió ser retirado por motivos técnicos, posiblemente por el viento que no permitió su correcta instalación. Ese detalle puede pasar hasta desapercibido y entenderse, pero lo que dejó a muchos con un dejo de decepción fue ver que Rex Brown no estaba presente al iniciar las notas iniciales de ‘A New Level’, siendo reemplazado por Derek Engemann (Philip H. Anselmo & The Illegals). Según informaciones desde els eno de la banda, Rex contrajó Covid 19 en Colombia y regresó a Estados Unidos a hacer su cuarentena. La promesa de esta mitad de Pantera ya había desaparecido, pero al menos el resto de los ingredientes estaban ahí, destacando Phil Anselmo por su voz todavía potente, incluso cuando ya no es ese inquieto frontman que saltaba y corría por todas partes, moviéndose menos en ese sentido, pero con esa actitud dura que tanto lo definió, presentando bajo ese parámetro clásicos de la talla de ‘Mouth for War’, ‘5 Minutes Alone’, ‘Strength Beyond Strength’, ‘Becoming’, ‘I’m Broken’ o la intensa ‘Fucking Hostile’, centrándose en los fundamentales “Vulgar Display of Power” y “Far Beyond Driven”. Sin lugar a dudas Anselmo sigue siendo un pedazo de frontman y vaya como lo demostró. ¿Reunión? ¿Tributo? Cuesta definir lo que es actualmente Pantera sin buscar controversias, por más que sus mismos miembros actuales lo definan como una celebración del legado de los hermanos Abbott, a quienes desde un comienzo se les dedicó el show y cuyos rostros estaban presentes en la batería de Charlie Benante y en la chaqueta del blondo guitarrista. El hecho de que Zakk Wylde no se mueva tanto en el escenario buscando protagonismo como lo hace en Black Label Society o incluso junto a Ozzy, dice mucho sobre lo que se quiere lograr tocando los acordes de Dimebag, mostrándose en una actitud respetuosa al interpretar ese sonido que su amigo dejó inconcluso. Con aproximadamente una hora y 15 minutos llena de brutales riffs que bajaron la intensidad para mostrarnos en pantalla a los caídos Dimebag y Vinnie Paul, con la intro envasada de ‘Cemetary Gates’ para luego entonar la original de Black Sabbath ‘Planet Caravan’, para luego rematar con las inamovibles ‘Walk’ y ‘Cowboys from Hell’. Estemos de acuerdo o no con su realización, este Pantera 2022 cumplió con lo que tanto prometieron, con un sonido más acorde a la situación y con esa impronta que tantos siguen imitando hasta hoy, y como se dice de lo bueno poco, y realmente el show de Pantera se pasó en un santiamén, con una locura generalizada que sin ninguna duda se repetirá hoy en su sideshow en el Movistar Arena que está completamente sold out. 50 años de Heavy Metal no se celebran todos los días, y una gira en tiempos en que vuelven a ser posibles era lo mínimo que Judas Priest podría hacer para celebrar tal logro. Con un escenario imitando aquellas fundidoras de acero de Birmingham en las que varios de sus fundadores trabajaron, más un panel de luces con la forma del clásico tridente-insignia de la banda, Rob Halford y sus compañeros dejaron en claro durante una hora y 40 minutos aproximadamente que a los mayores se les respeta, sobre todo cuando todavía tienen una o dos cosas que enseñarle a las generaciones actuales. Y es que más allá de sus ya 71 años, la sola presencia del “Metal God” durante la intro ‘The Hellion’ ya inicia la locura de los presentes en el Circus Stage, desatándose todo con ‘Electric Eye’, que le sucede tanto en vivo como en estudio. Un número más que seguro. ‘Riding on the Wind’ y la primera sandía calada que fue ‘You’ve Got Another Thing Comin’’ siguieron desatando la algarabía entre un público siempre fiel al sonido que Priest definió hace ya tanto, esta vez, con un sonido más a la altura, pero que no alcanzó una perfección como se podría esperar de un evento de este tipo. Temprano por la mañana durante su prueba de sonido ‘Riding on the Wind’ sonó espectacular, con una definición perfecta, pero en el show no fue lo mismo. La voz del buen Rob ya no será la de antaño, pero logra defenderse gracias a sus ensordecedores gritos como fue durante el cierre de ‘Jawbreaker’, mientras que aunque la emblemática dupla de KK Downing y Glenn Tipton ya no estén a cargo de los solos y riffs, buenos reemplazantes son Richie Faulkner y Andy Sneap, ejecutando cada nota a la perfección y sin caer en la vacía imitación. Por su parte, el siempre sobrio Ian Hill se mantuvo en su metro cuadrado con esa energía que demuestra que no es necesario correr por todos lados para mostrarte como un músico lleno de ganas, marcando la línea rítmica junto al ya longevo Scott Travis y maestro del doble bombo, quien interactuó varias veces con los el público. Dado este medio siglo de historia, el setlist repasó varios puntos importantes de esta trayectoria, con joyas de la talla de ‘Steeler’, ‘Between the Hammer and the Anvil’, ‘Devil’s Child’ o ‘Screaming for Vengeance’, siendo estas dos últimas del álbum homónimo de 1983, en el cual se centraron en esta oportunidad dados sus próximos 40 años, mientras que ‘Firepower’ dejó en claro que todavía se puede decir algo en el actual milenio. Tal como era de esperar, las infaltables, ‘Painkiller’, ‘Hell Bent for Leather’ (con Harley Davison incluida una vez más), ‘Breaking the Law’ y Living After Midnight’ fueron indicadoras que el show ya llegaba a su fin, pero no sin antes despedirse claramente agradecidos por tamaña jornada y con Halford imitando la portada de “Live Insurrection” registrada en nuestro país, alzando la bandera chilena en pose de victoria, porque precisamente eso fue, una victoria llena de Heavy Metal. Así es cómo se celebran cinco décadas de un legado que perdurará al menos por varios años más, con un 2023 con nuevo disco de estudio, nueva gira y quizás con ese anhelado regreso de KK Downing con quien ya tuvieron un primer acercamiento en el show del Salón de la fama del Rock ‘N’ Roll, como sea, Judas volvió a dictar una verdadera cátadra de Heavy Metal en Chile y ese momento cuando halford y Faulkner se arrodillan juntos para el remate final de ‘Painkiller’ fue una verdadera postal, llena de auténtica emoción metalera. ¿Por qué hay que esperar tanto para cada regreso de Slipknot a Chile? A 17 años de su debut en el Velódromo del Estadio Nacional, y a siete de su primer Movistar Arena, pocas bandas nos hacen esperar tanto entre shows, aunque a su favor, hay que decir que toda la paciencia recibe una recompensa más que a la altura. Pocos minutos después de la hora programada, ‘Disasterpiece’ marcaba el cierre del Knotfest con la banda dueña de todo el negocio, trayendo un despliegue con fuego y luces digno de aquellos festivales en Estados Unidos o Europa, al menos en ese sentido no había nada que envidiar, no así en otros. ‘Wait and Bleed’, ‘All Out Life’ y la ya clásica ‘Before I Forget’ siguieron con esta fiesta que hasta disfraces tuvo, con los de Iowa luciendo sus característicos yestrafalarios trajes y máscaras como corresponde, siendo parte activa del show con tanta locura que reflejan en todo sentido. Ejemplo de esto son el DJ Sid Wilson, los percusionistas Shawn Crahan -fundador de la banda- y el más reciente Michael Pfaff, bautizado por los fans como Tortilla Man, inquietos a más no poder, haciendo algo incluso en secciones en que su instrumento no es tan requerido. Corey Taylor, por su parte, necesita apenas unas pocas palabras para ganarse a su público, incitando a cantar, saltar, y nombrándonos a todos como su gran familia, un vocalista que ha sabido liderar a una banda siempre explosiva y que lo tiene posicionado como uno de los grandes frontman actaules. Si bien hay un álbum muy reciente, el setlist abarcó prácticamente toda la carrera de los nueve, por lo que solamente sonó ‘The Dying Song (Time to Sing)’ para promocionar “The End.. So Far”. ‘Dead Memories’, ‘Unsainted’, ‘The Heretic Anthem’, ‘Psychosocial’, ‘Duality’ y ‘Custer’ fueron parte de este recorrido por los ya siete larga duración de Slipknot, cada una sonando de buena manera, pero tal como sucedió con Judas Priest, faltó para estar a la altura, compensando aquello con una notable puesta en escena y un Corey Taylor que no le costaba motivar a las más de 50 mil almas presentes. Es cosa de ver lo que sucedió con ‘Spit it Out’ y su clásico momento en que hay que sentarse en el suelo hasta que el frontman nos haga saltar otra vez, fácilmente un momento alto en cuanto a locura y celebración. ‘People = Shit’ y ‘Surfacing’ terminaron con esta ceremonia y el festival en su totalidad, siendo un cierre soñado para quién disfrute de la insanidad de los chicos de las máscaras y que tiene a Slipknot en un altísimo sitial, listos para tomar el relevo cuando los Metallica, Iron Maiden, AC/DC y las grandes bandas de estadio ya no estén. El cartel prometió y cumplió, del nivel musical ya dijimos todo y redundante sería volver a hablar de ello porque fue el gran punto fuerte de la jornada. ¿Lo malo? La abrupta bajada de Rama y Weichafe, y los más de 35 grados que tantos sufrimos, hidratarse era clave si no queríamos desmayarnos o algo peor, pero los puntos de agua gratuita nunca funcionaron de manera óptima, acabándose en medio de las largas aglomeraciones formada alrededor de ellos. A esto se suman las largas filas para ingresar al Estadio Monumental, con una multitud de personas con entrada padeciendo el alto calor en las calles esperando más de lo debido. Todo esto, más un sonido que no estuvo a la altura del cartel, hacen de este primer Knotfest Chile una experiencia agridulce, porque al parecer seguimos sin aprender del pasado (Metallica este año es un claro ejemplo), en cuanto a la organizacion de eventos masivos. Quedémonos con lo meramente musical y digamos que fue un excelente festival, el que realmente esperamos que tenga un asegunda versión ampliada y mejorada y que tal como lo prometió el propio Corey Taylor, tenga muy pronto de vuelta a Slipknot y otro puñado de bandas geniales, de regreso en Chile. Luciano González Cristián Pavez Fotos: Juan Maralla - Sergio Mella Tags #Knotfest #Knotfest Chile #Vended #Tenemos Explosivos #Bring me the Horizon #BMTH #Trivium #Sepultura #Mr. Bungle #Mr Bungle #Slipknot #Pantera #Judas Priest Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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