Arthur Russell: retrato íntimo de un genio Un Dios en pequeños universos Viernes, 24 de Julio de 2020 ¿Cómo se cataloga a un genio de la música? Sabemos que compositores como Mozart y Beethoven entran en esta categoría porque sus obras siglos después de haber sido compuestas siguen siendo admiradas y estudiadas con devoción y dedicación. Se trata de piezas que para poder interpretarlas lleva años de estudios, y aunque podamos oírlas decenas de veces, aún nos logran emocionar. De acuerdo a Peter Kivy, en su libro “El Poseedor y el Poseído” hay dos formas principales de definir un genio. La de Platón y la de Longino. “La platónica supone que el genio ataca desde afuera; es una posesión similar a una enfermedad contagiosa que se apodera de un artista en una época de su vida, como en el caso de la infancia de Mozart o solo o durante una temporada, como aquellos treinta días en que Handel escribió el “Mesías” en 1741”. El texto también menciona que, por el contrario, para la versión longiniana, “genio es aquel quien posee activamente las reglas de la creación, o si se quiere, las tablas de la ley de su arte. Este genio natural, el de Longino, es el del poseedor de lo divino mientras el de Platón, es el de poseído”. Siguiendo la premisa de Longino, el caso de Arthur Rusell se trataría de una genialidad divina; el músico heredó de su madre el talento y el gusto por el violonchelo y desde la adolescencia, prácticamente lo único que hacía era practicar por su instrumento, tocar el piano y fumar marihuana, hasta que su padre descubrió su afición por la yerba, lo que provocó un quiebre en la familia y llevó a Arthur a largarse desde el estado granjero de Iowa en la mitad de Estados Unidos a San Fran Francisco, California, a comienzo de la década de los 70. Iowa Dream by Arthur Russell Según el documental “Wild Combinantion: A Portrait of Arthur Russell” (2008), dirigido por Matt Wolf, el músico conoció al poeta Allen Ginsberg en 1971. “Vi a Arthur en un parque sentado con un grupo de personas escuchando a un gurú que me pareció un charlatán, pero luego supe que era bien estricto con sus discípulos y hacía que Arthur practicara el violonchelo por horas”, señala Ginsberg en el filme. Pasó poco tiempo para que ambos personajes se convirtieran en amigos y Arthur pasara a conformar la banda que acompañaba las lecturas de poesía musicalizada que realizaba Ginsberg, quien además recuerda que a Russell solo le bastaba escuchar una o dos veces las canciones para poder tocarlas de inmediato. Cuando Russell se aburrió de la comunidad hippie de San Francisco decidió mudarse Nueva York y matricularse en la Manhattan School of Music, donde tomó clases de música electrónica y lingüística en la Universidad de Columbia, asegura Wikipedia. Pero Arthur Russell no era un músico común: él quería mezclar diferentes estilos de música y tenía un especial gusto por el por el rock, el pop y la vanguardia. Asimismo y de acuerdo con las palabras de su colaborador y trombonista, Peter Zummo, al joven músico le interesaba tocar con personas que contaran con diferentes formaciones musicales y tenía un especial cuidado con la persona que estaba detrás del músico, pues no buscaba un simple ejecutor. Ballad Of The Lights by Arthur Russell and the Flying Hearts Featuring Allen Ginsberg Ernie Brooks, bajista de los influyentes The Modern Lovers comenta en “Wild Combination” que Russell era fanático de The Rolling Stones y de Abba. Allí también señala que la primera vez que tocaron juntos, Russell le mostró sus canciones en una guitarra acústica y notó de inmediato que era un hombre particularmente talentoso y que tocaba con acordes complicados. Luego de ello ambos amigos formaron The Flying Hearts, banda que estuvo activa entre 1975 y 1979. La figura de Arthur Russell comenzó a conocerse de forma un poco más masiva luego de su muerte en 1992 y hasta hoy en día jóvenes y adultos que se encuentran por primera vez con su música, se sorprenden por la belleza que evoca y la atemporalidad que proyecta. Es que las composiciones de Russell no parecen haber sido creadas durante los setentas y los ochentas, sino que perfectamente podrían haber sido compuestas hoy, ayer o mañana. Personalmente vine a conocer su música a través de una reseña de un disco de Antony and the Johnsons en la que se mencionaba a Arthur Russell como una gran influencia. Allí me di cuenta que había visto las portadas de sus discos un par de veces y que a pesar de llamarme la atención, los pasaba por alto y seguía con otras cosas. Sin embargo, su influencia en artistas de décadas posteriores es innegable; desde Kanye West a Jens Lenkam, y desde Tracey Thorn a James Blake, todos ellos mencionan a Russell como un innovador y visionario. En su afán por pertenecer al mundo vanguardista y también al de la música popular, Russell fue en los setentas director musical de The Kitchen, un centro de música experimental donde se mezclaban talentos nuevos con músicos consagrados como Steve Reich, John Cage y Philip Glass, que eran desplazados por la academia y las salas de prestigio. Al mismo tiempo, montaba conciertos de Talking Heads y The Modern Lovers. Algunas personas del público quedaban estupefactas porque estos rockeros ni siquiera sabían leer partituras, pero ese era el afán de Arthur: unir a los músicos sin importar su background. Love Is Overtaking Me by Arthur Russell No obstante, cuando escuchó por primera vez la música disco en un club nocturno gay fue cuando comprendió qué tipo de música tenía que llegar a hacer para alcanzar una audiencia más masiva. Por ello, junto a un amigo lanzaron Sleeping Bag Records, en el que Russell sacó extraños álbumes de música dance y disco bajo seudónimos como Dinosaur L, Loose Joint e Indian Ocean. Algunos de estos sencillos fueron realmente hits en la escena underground de la Gran Manzana. Según lo relatado en “Wild Combinantion: A Portrait of Arthur Russell”, él habitaba en un departamento en la calle 12 de la East Village donde convivía con célebres artistas como Richard Hell y su amigo Allen Ginsberg. Es el propio escritor quien recuerda en el documental, que Russell bajaba constantemente a su departamento a enseñarle sus letras de canciones y tenían constantes discusiones, ya que el poeta las criticaba porque, a su juicio, eran demasiado generales y abstractas. World Of Echo by Arthur Russell A pesar de la genialidad de la música de Arthur Russell, del indescifrable estilo al componer, de su matiz y color y que al escucharlo suena como si cantara desde fondo del océano o con efectos pasados por máquinas de agua, una de las cosas que le jugó en contra fue su incapacidad para terminar las canciones y decidir cuándo una composición estaba finalizada. Es por ello que existen cientos de versiones de algunas de sus canciones, diferentes mezclas y vocalizaciones. De acuerdo a Yago García, tecladista de la banda española Parapertú en una entrevista a para Jenesaispop, “él saltaba de una cosa a otra con una facilidad pasmosa. De hecho, creo que en la era de las redes sociales, Arthur Russell hubiera fracasado miserablemente. Estaba acomplejado por su físico, era un chico bastante guapo, pero había tenido un caso de acné brutal en la adolescencia y le había dejado la cara llena de cicatrices. Aparte, tenía un carácter bastante duro, era un tío con una mala hostia tremenda y era súper tímido. Ahora que prácticamente en cualquier aspecto de la vida estamos cada vez más obligados por el escaparate de internet a convertirnos en un producto y autopromocionarnos, la necesidad de hacer un marketing constante de nosotros mismos, creo que un tío que no le gustaba estar en primer plano en ningún momento, que siempre se escondía detrás de seudónimos de otra gente, hoy día sería un ilustre desconocido, moviéndose por la parte menos concurrida de soundcloud. Prefería ser el hombre en la sombra, organizando y animando a otra gente o creando proyectos fuera de primer plano”. Springfield by Arthur Russell García también comentó en aquella entrevista para Jenesaispop que hay una historia que no está confirmada, que dice que estuvo a punto de ser guitarrista en Talking Heads, antes de que entrara Jerry Harrison. Russell había conocido a la banda, porque era el vecino de arriba de la oficina de Tina Weymouth. En concreto, el vecino que se tira tocando el chelo hasta las cinco de la mañana y no deja dormir. La forma de conocerlo fue un poco accidentada. Luego ya les montó conciertos. Les metió en The Kitchen, pero nunca se llevó bien con David Byrne. El resto es historia. Según lo explica en el documental su ex pareja, Tome Lee, Arthur creó sus más bellas composiciones después de haber sido diagnosticado como VIH+ y siguió componiendo y tocando hasta que salud no lo acompañó más y acabó con su vida el 4 de abril de 1992, cuando solo tenía 40 años. Después de su muerte y gracias a las miles de cintas de que dejó grabada el mundo pudo conocerlo. A través de decenas de compilaciones, la intimidad y la belleza de un genio que brilló en su solitario mundo, que fue Dios en sus pequeños universos y que desapareció dejando un legado inconmensurable. Pablo Guerrero Videla Tags #Arthur Russell # ArthurRussell Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Vanguardia Entrevistas Squid: la antítesis del post-punk outsider Lunes, 13 de Mayo de 2024 Vanguardia Shows Tortoise: el idioma universal Domingo, 12 de Mayo de 2024 Vanguardia Galerias Tortoise - 25 años de ''TNT'' Domingo, 12 de Mayo de 2024 Vanguardia Shows Electrodomésticos: después de muerto, hay luz Domingo, 12 de Mayo de 2024 Vanguardia Galerias Electrodomésticos - Lanzamiento ''Mirar la Luz'' Domingo, 12 de Mayo de 2024 Vanguardia Noticias Anótalo en tu calendario 2024: los shows que se vienen Sábado, 11 de Mayo de 2024 Vanguardia Entrevistas Electrodomésticos: Que hable la emoción Viernes, 10 de Mayo de 2024 Vanguardia Noticias Fennesz lanza nueva composición 'Sognato di Domani' Viernes, 10 de Mayo de 2024