Gong

Angel's Egg (Radio Gnome Invisible PT2)

Sábado, 13 de Marzo de 2021

(Publicado originalmente en 2011)

1973. Virgin

No debe existir en la historia de la música popular un personaje tan carismático y genial como el australiano Daevid Allen. Más allá de su maravilloso talento musical y su personalidad magnética, lo apasionante de Allen es que siempre expresó en su música -y lo sigue haciendo- lo que es el inmenso misterio de estar vivo, respirando, amando, comiendo y en definitiva, disfrutando cada segundo de la existencia y de la inmensa felicidad que ello implica. Y no se crea que por esto -como suele pensarse por los que entienden que el arte es una especie de ejercicio de auto-compasión- que manifestado de una manera simple, sino que entendiendo en lo más profundo lo que es la complementación de lo humano y lo divino en la existencia. De ahí que el discurso místico de los Gong siempre se mantuviera alejado de cualquier religión u ortodoxia ritualista, siendo su arte la expresión de una espiritualidad constante y vivida minuto a minuto. Tampoco hay que olvidar que Allen nació el 13 de enero de 1938 y que para principios de los 60 ya estaba haciendo música junto a Robert Wyatt en The Wilde Flowers, siendo una especie de hippie que recorría el mundo creando su arte. Esto último no es un hecho menor, ya que si sacamos conclusiones nos damos cuenta que el artista -de 64 años- es uno de los forjadores de mayor antigüedad que siguen vivos y en la actualidad absolutamente activos en el mundo del rock. Además la extensa carrera de Allen no sólo se concentra con Gong, sino que también en diversos grupos y trabajos solistas, en ya casi cuarenta años de constante labor creativa.

También dentro del rock progresivo debe ser difícil encontrar a una banda tan sobresaliente como a los Gong de la época de la trilogía "The Radio Gnome Invisible", entre los años 1973 y 1974 cuando estaban conformados por Allen en la guitarra y la voz, Tim Blake en los sintetizadores y los coros, Steve Hillage en la guitarra, Mike Howlett en el bajo, Didier Malherbe en la flauta y el saxofón, Pierre Moerlen en la percusión y Gilli Smyth en los susurros espaciales y los coros, todos artistas, que antes y después de su paso por Gong -unos más y otros menos- son referentes obligados para entender el desarrollo de la vanguardia, la psicodelia y la electrónica. También hay que especificar que la historia espacial que se narra en los discos, en la actualidad está compuesta por cinco álbumes que son el "Flying Teapot" y "Angel's Egg" de 1973, el extraordinario "You" de 1974 -último de la trilogía original-, "Shapeshifter" de 1992 y "Zero To Infinity" del 2000 .

Pero volvamos nuevamente al pasado para poder contextualizar el comentario de este clásico magno del jazz-rock-progresivo-espacial-psicodélico. Como primera cosa tenemos que recordar que Gong se formó a fines de los 60 en Francia cuando tras una gira de Allen junto a Soft Machine -banda que originalmente formó junto a Kevin Ayers, Robert Wyatt y Mike Ratledge a mediados de los 60 -, por problemas con su visa o más bien, porque un inmigrante de las características de Allen no era bien visto en la Inglaterra muy conservadora de la época, no le fue permitido entrar nuevamente. Así, poco a poco, se empezó a armar la banda en Francia y a presentarse en vivo. De estas actuaciones saldría el disco "Magick Brother, Mystic Sister" de 1969 y posteriormente, en 1971, el elepé "Camembert Electric", que sería el primero que iría prefigurando las pretensiones de hacer esta trilogía conceptual. Lo apasionante es que Allen después de todo el suceso que significó las giras, el carrete y el inmenso esfuerzo de crear estos tres complejísimos álbumes, decidió irse a España en donde volvió a la naturaleza y a quietud. Allí compuso maravillosos discos como "Now Is The Happiest Day Of Your Live" o "Good Morning" y en 1980, siguió su constante peregrinación, esta vez para Estados Unidos, en donde junto a Bill Laswell, formó A New York Gong. Por su parte, Gong ya sin el carisma de su gestor, siguió editando discos pero enfocándose cada vez más en un jazz fusión bastante poco imaginativo.

Bueno, basta de historia y entremos de lleno a lo que nos interesa. Existe en "Angel's Egg" una complementación muy directa entre la historia de "Zero The Hero" -personaje fundamental de las aventuras- y la música, entendida como parte del paisaje de este cuento místico que en el disco se narra. Los susurros espaciales, el teclado cósmico de Blake, los monólogos de Allen, la percusión de Moerlene, los vientos de Malherbe, la guitarra de Hillage y el bajo sólido de Howlett, van entrando poco a poco en la primera canción del disco, "Other Side Of The Sky". Luego seguimos con el extraordinario y poderoso tema cantado "Sold to The Highest Buddha" y con la instrumental "Castle In The Cloud". La sensualidad femenina se hace presente con 'Prostitute Poem', en una canción como de circo, pero adornada con los susurros de Gilli Smyth y después, con el canto al amor y a la amistad, "Givin My Luv To You". El disco prosigue con la composición de Allen, "Selene", en una onda muy psicodélica, en donde destacan los arreglos de guitarra, vibráfono, bajo y las voces, en una especie de rezo de religiones orientales. "Flute Salade" es la primera composición de Malherbe en flauta, la que sirve como una increíble introducción para uno de los grandes temas de este elepé, como lo es "Oily Way", en donde salen a relucir todas las colosales características instrumentales de sus integrantes y la gran magia y talento que aporta cada uno de ellos en el resultado final. Las muy psicodélicas e instrumentales "Outer Temple" e "Inner Temple", en donde Gong crea esta especie de lugar mágico a través de los sentidos, siguen la epopeya del disco, para luego encontrarnos con la parte de percusión de Moerlen, en "Percolations".

De aquí para adelante sólo encontramos canciones geniales. La primera de ellas es la composición de Moerlen y Allen, "Love Is How You Make It", en donde Moerlen nos deslumbra en el vibráfono y Allen hace lo mismo con su voz única e incomparable, en una de las grandes composiciones de "Angel's Egg". "I Never Glid Before" es el turno de Hillage para demostrar su gran talento como compositor y guitarrista. Llena de partes, cambios rítmicos y con la banda acompañando a toda potencia. El saxo, la batería, el sintetizador, el bajo y un solo de guitarra estremecedor y con un estilo que en ningún otro guitarrista he oído en mi vida. El disco sigue con la humorística y asombrosa "Eat That Phonebook Coda 3.12" compuesta por Malherbe, para terminar con la extravagancia total de Allen en el tema que cierra el disco "Oob-Scooby Doomdsay or The D-Day DJ's Got The D.D.T. Blues 5.09".

La verdad es que para describir este álbum no existen palabras por su complejidad temática, musical y de espíritu. Es de esperar, que por lo menos, este comentario sea un aliciente para que puedan conocer y adentrarse en la música de una de las bandas más apasionantes de la historia del rock. "The Radio Gnome Trilogie" es sin duda el reflejo del espíritu de muchos músicos que vieron en Gong el vehículo de transmitir las nuevas concepciones de la vida que estaban naciendo a mediados de los 70. Porque el trabajo de Gong no es sólo importante por el aporte musical intachable y por el estilo único que impuso dentro del rock progresivo, sino que lo es también porque ellos tuvieron la fuerza de dar un mensaje de esperanza, de creer que el mundo que llamamos realidad, es sólo un espejismo y que la "Realidad" es algo infinito, eterno, y a la que el hombre puede acceder a través de su conciencia rompiendo las barreras preceptúales de la racionalidad. Nunca he tenido dudas que el planeta Gong existe y de que Zero The Hero es un personaje de verdad. El que este encerrado en una esfera y no vea lo inmensamente diverso que es el universo, nunca lo entenderá, en cambio, el que abre su corazón sabrá que la saga de Gong y Daevid Allen es absolutamente real, tan real como estar leyendo este comentario en este instante. Gracias Daevid por tu humor, tu gran poesía, tu música y tu imaginería, que nos has hecho soñar hasta límites que creíamos inalcanzables.

Héctor Aravena