Electrodomésticos

1987. EMI

Cuenta la historia que una noche de octubre de 1987, mientras los Electrodomésticos estaban tocando en el histórico centro contracultural Garage Matucana hubo un apagón de luz en todo Santiago. Sin embargo, ellos pudieron seguir gracias a un generador, siendo la única luz que se mantuvo encendida esa noche en la capital. No dejaba de ser una metáfora interesante: aunque eran unos bichos raros, representaban mejor que nadie el ambiente precario, lóbrego y post-apocalíptico que se vivía por entonces.

Para su segundo álbum ''Carreras de éxitos'', no podríamos decir que hay una evolución en su propuesta con respecto al primero, pero sí pulieron el material con el que venían trabajando. Si bien la música no deja de ser inquieta, aquí llegó a ser más accesible – considerarla ''convencional'' sería demasiado exagerado—. Sin duda, los cambios más notorios fueron que su frontman Carlos Cabezas se atreve a cantar en todos los temas, haciendo gala de una voz profunda y cavernosa, mientras Silvio Paredes comienza a jugar más con el bajo.

Apenas echamos a correr la cinta encontramos canciones como 'La vida fina', las cuales tienen una base industrial muy marcada, pues si en el álbum anterior habían remanencias a bandas como Can, Neu!, o Kraftwerk, el pulso de esta ''carrera de éxitos'' podría encontrar un parecido a lo que hacían Einstürzende Neubauten, Front 242 o Skinny Puppy, pero de forma más bizarra y estrafalaria. Así como en el debut había intentos de retratar la sociedad chilena mediante samples o grabaciones de caseteras, el barullo urbano aparece en 'Señores pasajeros', donde Cabezas se pone en la piel de un vendedor ambulante que se sube a una micro y nos trata de vender quien-sabe-qué. El traqueteo del vehículo es imitado por una base de percusiones MIDI medio latinas. Este es un tema desconocido para la mayoría, pero un himno para los seguidores de la banda, y los covers de La Floripondio y Sinergia confirman esa trascendencia.

'Ligerezza' es un robótico mantra con pesados beats, arpegios de guitarra y extrañas vocalizaciones de Cabezas. 'Institute's Men' es una suerte de jingle para un instituto privado, donde algo de crítica hay escondida en su criptica letra. Lo más interesante del tema es el bajo, que genera unos bucles llenos de matices. Ahora bien, el hit del disco es 'El frio misterio'. La canción es un trabalenguas incoherente, y su base musical es un pesado collage sonoro donde los Electro juegan con máquinas y los mezclan con sonidos abstractos. De pronto un solo de saxo rompe el trance que estamos viviendo y pese a no tener guitarras, un synth provee otro de los riffs más icónicos del rock chileno. Hasta cierto punto llega a ser surrealista que hayan llegado a sonar en la conservadora radio de entonces.

El lanzamiento del álbum fue en el Teatro Providencia, siendo además el primer show hecho por una banda chilena amplificado en estéreo. Y si bien en esa época se llevaron buenas críticas por parte de los medios, estos todavía no entendían la heroica proeza que estaba haciendo el grupo, y se limitaban a tratarlos como unos tipos extravagantes que jugaban con instrumentos que nadie entendía. Treinta y seis años después, Electrodomésticos es toda una institución en el rock nacional.  ''Carreras de éxitos'' ofrece una consagración del estilo del conjunto, repleto de ritmos chirriantes y convexos que crean una atmósfera impredecible que nunca sabes en dónde te va a arrojar. Sin embargo, lo maravilloso que tiene es que representa el estilo tan denso de esta banda, la cual pasó de ser una rareza a una reliquia irrepetible.

Giordano Antonelli Villavicencio