Föllakzoid

2019. Sacred Bones

 

La tecnología se vuelca a lo primitivo, a lo ritual, al trance. Es una paradoja virtuosa, pero paradoja al fin. La psicodelia europea, el ambient espacial y el krautrock instrumental aterrizan en América del Sur, en específico en Chile. El discurso musical del cuarto álbum de la banda experimental Föllakzoid es universal, ya no hay fronteras para las exploraciones; no representan un país ni su época ni su historia de manera lineal y lógica. Toda la humanidad se une en el sonido. Los márgenes son difusos, la búsqueda estética no tiene herencias nacionales obvias.  

 

Son cuatro viajes, cuatro piezas de tiempos exactos: dos de 13 minutos, dos de 17: minimalistas, cósmicas, rítmicas, litúrgicas. Hay un camino hacia un conocimiento, que es sin palabras. ¿Otra paradoja? El lenguaje no es el único medio para expresar el sentido o, al menos, algún sentido. Es pura ruta que indaga en aspectos del destino, del espíritu humano. También es la foto de una época tecnológica, pero que usa la tecnología para otros medios: la comprensión de la naturaleza de estar vivo. Una nueva paradoja que se suma. Se ocupa la tecnología para llegar a estadios perceptivos no racionales, pre científicos. 

 

Son ideas sueltas, pensamientos libres, que surgen con la exposición auditiva del nuevo álbum de Föllakzoid. Exactas, en ningún caso, válidas, por supuesto. La banda es lúdica con sus métricas, con sus estructuras extensas (y eternas). Son solo excusas para que el sonido entre en un tiempo. ¿Hay tiempo para el sonido? Siempre está ahí, pero no se hace presente hasta darle play. Está y no está. Siguen las paradojas. 

 

Descendemos a lo práctico. “I” está confeccionado por decenas de ítems sonoros registrados de forma aislada, como quien construye las piezas de un puzle sin conocer la foto de referencia. En este caso, las piezas son generadas con sintetizadores, guitarras, bajo, batería y vocalizaciones. Son momentos sónicos sin sentido aparente. Aparece Atom™, alias de Uwe Schmidt, el reconocido productor alemán radicado en Chile hace años, también conocido como Atom Heart y Señor Coconut. Él arma el rompecabezas sin el molde previo. Es una manera de trabajar en las sombras, de releer la novela de Georges Perec, “La vida instrucciones de uso”, en la que el protagonista hace cuadros y los convierte en rompecabezas, solo para destruirlos. No hay un afán de posesión, todo está en la creación. Lo que depare el futuro ya no importa. El presente es la única realidad. Algo similar sucede al escuchar “I”.

 

El serialismo: “I”, “II”, “III” y “IIII” son los títulos de los tracks del nuevo álbum, pero también el número de discos de la banda. Föllakzoid resume su historia, pero lo hace con frecuencias y modulaciones que no expresan nada concreto ni menos práctico o discursivo. Es un enigma que se abre en el oyente, quien debe estar dispuesto a sumirse y abstraerse EN una experiencia. Apagar el diálogo consigo mismo para hallar qué nos dice el idioma del sonido. 

 

Domingae García-Huidobro se aventura con algunas palabras: “Los invitamos a unirse a nosotros para compartir la experiencia de ser dirigidos por esta forma no racional de arte sónico y su energía. Es una invitación a conectarse nuevamente con el maestro interno y su intuición, borrando la racionalización sistemática que por lo general sigue a las fuerzas creativas (…)”. Luego habla de una “simulación holográfica donde la realidad está arraigada”. Volvemos a la paradoja de lo indecible. Solo queda escuchar y callar para siempre.

 

Héctor Aravena A.