Tomahawk

2021. Ipecac Recordings

Según un artículo publicado por la BBC, la inmovilidad tónica es un “estado temporal de inmovilidad motora en respuesta a una situación de miedo extremo”, incluso, la misma publicación explica que esta reacción se aprecia cuando los animales son atacados por un depredador y estos no oponen resistencia por la falta de recursos disponibles. En tiempos de pandemia, encierro, idas y vueltas, Duane Denison (The Jesus Lizard, Unsemble) capturó esa idea para transformarla en la columna vertebral de “Tonic Immobility” (2021), aludiendo a que el 2020 fue “un año muy duro” y que “mucha gente se sintió desvalida y estancada por la imposibilidad de moverse sin pensar dos veces en las consecuencias de sus actos”. Según Duane, el quinto disco de Tomahawk refleja ese sentimiento sin volverse panfletarios ni pesimistas, sino que tomando el rock como una alternativa a la dura realidad.

Junto al baterista John Stanier (Helmet, Battles) y al bajista Trevor Dunn (Mr. Bungle, Fantômas), Duane escribió la música hace cinco años y el vocalista Mike Patton (Faith No More, Mr. Bungle, Fantômas) completó las letras y las voces durante el confinamiento del 2020 en su estudio casero, contexto que obviamente salpica a estos doce nuevos cortes. De hecho, el COVID-19 aparece de forma explícita en la opaca ‘Doomsday Fatigue’, que tiene un aroma a soundtrack de Spaghetti Western, terreno en el que Patton se mueve a gusto y que conecta al auditor con el lounge que Tomahawk posiciona tan bien en su catálogo. Al establecer esos enlaces, el cuarteto se juega sus mejores cartas porque la esencia de sus otras obras logra perfumar cada rincón de “Tonic Immobility” (2021), convirtiéndolo no solo en una especie de resumen de su carrera, sino que en una demostración de madurez compositiva.

Los riffs versátiles de ‘SHH!’ y ‘Valentine Shine’ transportan de inmediato al territorio más acalorado de Tomahawk, la primera con una digitación nerviosa de Denison que transita entre la tensión y la furia, mientras la segunda exhibe a Stanier y Dunn en total sincronización, llevándose gran parte del peso en una métrica inquietante que en la siguiente ‘Predators and Scavengers’ juega en la cancha del punk sin mediar esfuerzos. El cuadrado que se confabula entre ‘Business Casual’, ‘Tattoo Zero’, ‘Fatback’ y ‘Howlie’ engancha líneas de bajo amenazantes con un palm muting serpenteante en sus zonas más sombrías. Estos ritmos abrumadores producen canciones disonantes de naturaleza abrasiva a fin de llevar a ese perímetro más atmosférico, lento y angustiante que el fanático espera visitar, con una mezcla de estilos que hace brillar a cada miembro, tanto de manera individual como colectiva.

El tramo final de “Tonic Immobility” (2021) merece llevarse todas las miradas, ya que es uno de lo más potentes de toda su discografía. La cavernosa ‘Eureka’ abre un foso en la tierra con una distorsión humeante y un Patton que susurra desde las sombras solo para que el auditor caiga en el río emocional de ‘Sidewinder’. Esta comienza con la tranquilidad de una balada, luego, explota en una torrentosa figura al filo entre el progresivo y el post rock, hasta seguir su flujo entre el relato onírico del multifacético frontman y una ambientación instrumental seductora. ‘Recoil’ juega con el reggae, el hardcore y el metal alternativo, estilos que el combo cultiva de manera inteligente para expresarlos en uno de los mejores tracks del disco, con un coro que se queda pegado instantáneamente y que encanta por su sensación de vértigo. La fornida ‘Dog Eat Dog’ es un cierre épico para una placa tan inquieta como esta, sirviéndose de una apatía casi noventera y una accesibilidad envidiable que, como buen single en su momento, permitió adelantar bastantes conceptos de este largo: diversidad, sincronía y exploración. Todo muy Tomahawk, al fin y al cabo.

“Para mí, Tomahawk siempre ha sido un lugar especial en el que puedo tocar música pesada y mezclarla con el expresionismo de un vocalista capaz de hacer cualquier cosa”, indica Duane Denison y vaya que tiene razón. Esta pausa de ocho años sirvió para que los preceptos impuestos en “Oddfellows” (2013) encontraran una mejor traducción, corrigiendo esos ripios que atentaban contra su continuidad. Stanier, Dunn, Denison y Patton se reflejan a cuerpo completo, mejoran su lenguaje, logran que su propuesta sea más definida y, lo mejor de todo, entregan una colección de canciones más convincente que, a pesar de haberse trabajado de forma dilatada y en pandemia, se siente mucho más cohesionada que su antecesor.

Contrario a la definición de su título, “Tonic Immobility” (2021) no representa un estado de inmovilidad en respuesta a la situación actual, es más bien una sentencia de que su personalidad musical se adapta al medio y trasciende una vez más el mote de “supergrupo” a dos décadas de su marcador debut. En palabras del guitarrista: “Puedes tomarte la vida a tu propio ritmo. A veces solo tienes que esperar el momento correcto. Quizá ahora lo sea”. No podemos estar más de acuerdo con usted, señor Denison. Este es el momento de Tomahawk.

Pablo Cerda