Quilapayún + Inti Illimani Histórico: "Canto que ha sido valiente"

Efectivamente, la obra de Víctor Jara sigue siendo "canción nueva"

Lunes, 01 de Julio de 2019

Sábado 29 de junio de 2019

Teatro Caupolicán

“A Víctor Jara, Justicia” se titula la obra: los anfitriones, Quilapayún e Inti Illimani Histórico. Y lo primero que llama la atención, los tres nombres más insignes de la Nueva Canción Chilena (qué duda cabe, el movimiento musical más trascendente de nuestra historia reciente) en un solo concierto.

Pero ya hemos visto shows similares anteriormente, ¿cuál es la novedad? Pues, varias: principalmente, la idea fuerza – más allá de la evidente referencia a la impunidad con el crimen del cantautor – muestra la necesidad de justicia con su obra, de revisitar los hitos de una carrera breve, con canciones de importancia (y muy relevante influencia) universal. Y qué mejor que hacerlo con dos de sus colaboradores colectivos más cercanos.

Y, por otro lado, instalar el concepto de un espectáculo integral, tal como era Jara, un artista completo (cantante, director de teatro, mimo, etc.), con una puesta en escena en que un sólido Daniel Alcaíno encarnó al homenajeado, con grandes similitudes físicas y estéticas.

Por estos motivos, esta instancia – que se repite próximamente en diferentes ciudades del país – cumple y, por momentos, supera las expectativas: junto a la calidad vocal, instrumental y escénica de ambos conjuntos, destaca que, en ningún momento, se opacan entre sí, sino que las fuerzas confluyen y se conjugan de manera armónica durante las 26 canciones presentes en la velada.

La partida (no la canción, sino el inicio) no podía ser de otra manera: Charagua, la obra instrumental de Jara grabada originalmente por Inti Illimani en 1971 suena fresca e infalible. Hasta era posible imaginar a Tevito bailando como chinchinero. Luego, se vivieron momentos muy entretenidos con la puesta en escena de ‘La Beata’ (vaya cómo calza en el contexto actual en el país), ‘El Hombre es un Creador’ o ‘El Tinku’, como también nuevas versiones de ‘Luchín’, ‘El Cigarrito’ y ‘Deja la Vida Volar’. Esto demuestra que es posible realizar variaciones de estas piezas emblemáticas sin perder la esencia ni mística.

Los instantes más memorables: la interpretación de ‘Plegaria a un Labrador’ (con un significado especial, a semanas de cumplirse 50 años de su estreno en el 1er Festival de la Nueva Canción Chilena), ‘Angelita Huenumán’, con una emotiva versión liderada por Elizabeth Morris y Magdalena Matthei; ‘El Arado’ (coreada por todos, evidente); ‘Vientos del Pueblo’, cuyo perfil premonitorio no deja de impactar, y por supuesto, ‘Manifiesto’, con una tremenda performance vocal de Carlos Quezada.

Como dijo Rubén Escudero de Quilapayún, el propio Víctor Jara se hubiese sorprendido de ver juntos en un mismo escenario y espectáculo a ambas agrupaciones: no lo sé, quizás existía cierta rivalidad en la época, pero como dijo Dylan, “los tiempos cambian”. Pero lo que no muta es la trascendencia de la obra de Jara, sino que se fortalece y traspasa generaciones. Un legado monumental que sigue siendo “canción nueva”.

Emilio Garrido R.

Fotos: Carlos Müller