Porcupine Tree en Chile: cuando el oficio es irrefutable Un esperado debut que cumplió con creces Sábado, 08 de Octubre de 2022 Viernes 7 de octubre, 2022 Movistar Arena Revisa la galería de imágenes AQUÍ. I. La oferta de conciertos en Chile ha significado una contradicción existencial en los seguidores de la música. Por un lado, no podemos estar más contentos por la reactivación de los espectáculos post pandemia, con una oferta generosa, variada y de primer nivel. Sin embargo, el precio de las entradas y el abultado número de shows han emplazado a los bolsillos en un momento que, además, económicamente es muy frágil para la mayoría de los chilenos. Esto no ha sido impedimento para que en las últimas semanas desfilen por el país grupos esperados durante años y que han copado las primeras planas de las noticias como tema nacional, indistintamente del estilo musical: Coldplay y Daddy Yankee por dar dos ejemplos claros. Digo esto, porque tal vez en otro contexto de menos oferta, la visita de Porcupine Tree hubiese alcanzado un estatus noticioso mayor. Un grupo con años de trayectoria, regresando con un disco nuevo y visitando por primera vez Chile provocó lo que era esperado: un éxito comercial casi sin precedentes para una música nada de comercial. La fanaticada subterránea del grupo de Hertfordshire respondió al llamado desde el primer anuncio uy el concierto, antes incluso de su realización, había alcanzado el estatus de clásico imperdible. Nadie podía faltar y hacerlo iba a implicar arrepentimientos de esos que no se olvidan. II. Qué hermoso es que, de la mano de esta oferta cultural, las productoras -con todos sus problemas-, han optado por una decisión que, ojalá, se convierta en tradición permanente. La inclusión de artistas chilenos como teloneros es un imperativo urgente y el público así lo ha reconocido, reaccionando positivamente frente a sus actuaciones. El caso de Frank's White Canvas en el reciente show de Guns N’ Roses y de Spiral Vortex en Porcupine Tree son señales de madurez y responsabilidad empresarial al cual los asistentes también están acostumbrándose. ¡Enhorabuena! El espectáculo de la banda chilena captó miradas y llamó la atención de quienes no los conocían, entreteniendo al público con una buena dosis de psicodelia. Otro punto favorable -y aquí hablo como seguidor de la música- fue la eliminación de la cancha VIP para este show. Sé que muchos y muchas lo agradecieron. III. Al grano. El concierto de anoche es uno de los shows del año. La calidad de Porcupine Tree es innegable y a toda prueba. Steven Wilson lidera un combo de elite que funciona con precisión milimétrica, pensando cada espacio, cada minuto, cada dimensión de las tres horas que el grupo había prometido. La salud de la banda y la ejecución del setlist son una muestra de calidad e inteligencia. Un repertorio pensado de forma inteligente y generosa, desde el inicio con 'Blackest Eyes', suerte de hit que encendió las almas del movistar con su riff de impronta clásica. Cargado en su mayoría a interpretar canciones de su último disco "Closure/Continuation", la elección de las canciones que representaron a este lanzamiento fue hábil, pues, tratándose de un disco que ha dividido a sus fans y prensa, el grupo optó por incluir justamente las que mejor funcionan en vivo, como 'Harridan', 'Rats Return' y la maravillosa 'Dignity'. Las otras dos piernas temáticas del show concentraron el repertorio en dos de los mejores álbumes del grupo -y favoritos de sus seguidores-, con canciones del insustituible In absentia y el último gran álbum del grupo, "Fear of a Blank Planet", con canciones como 'Drown with Me' y 'Sentimental'. ¿El resto de los discos? También fueron incluidos, aunque sea con una canción, permitiendo la oportunidad de disfrutar clásicos como 'Even Less' de "Stupid Dream" y 'Halo' de "Deadwing". Un repertorio construido con un arco dramático perspicaz, que incluso emuló a los clásicos del rock progresivo de la década de los setentas, con una pausa de 20 minutos en medio del show. Punto aparte para el regreso al escenario con la canción 'Fear of a Blank Planet' que remeció a los asistentes del Movistar, 'Herd Culling' con un impecable trabajo de sincronía entre música y las proyecciones visuales y 'Anesthetize', la suite de 17 minutos y una de las más esperadas por los fanáticos. IV. Steven Wilson tocó distintas guitarras, cambió al piano y cantó con proyección y personalidad. También interactuó con el público, caminó descalzo en el escenario y actuó con performance que acrecentaban la experiencia del en vivo cuando era necesario. Lo de Wilson es impresionante y por eso sorprende que un músico tan completo y técnico, tenga un carisma y sencillez tan marcados. Bromeó sobre la mala fama de la política internacional de Estados Unidos, pidió disculpas por no haber visitado antes el país -como banda- y, con ironía y humildad, puso en un lugar merecido y digno a 'Trains', su canción más popular -que el grupo interpretó con la impronta que merece un clásico de la música rock. Su cuerpo fue un instrumento más en 'Sleep Togheter', captó la atención de todo el coliseo en 'Collapse the Light Into Earth' -solo al piano- y lideró a la orquesta en prácticamente todo el concierto. Un placer verlo en vivo. Gavin Harrison y Richard Barbieri son dos personajes singulares. El primero, un espectáculo en sí mismo: preciso, milimétrico, técnico y con una comprensión estética del rol que la debería debe tener que ya quisieran otros bateristas de rock progresivo moderno, que abigarran las canciones innecesariamente. Harrison no y mirarlo bien podría costar un pago de entrada aparte. El público por eso lo adora. Barbieri, en cambio, de perfil más bajo, es una pieza insustituible en un espectáculo como el presenciado. El sintetizador actúa todo el show como un elemento donde se sostienen las complejas armonías compuestas por Wilson y los ritmos nada de fácil de alcanzar de Gavin. V. Si hay puede ser criticado del show, tal vez son dos detalles que en nada empañan la experiencia. Pero, sin embargo, su resolución, hubiese completado un espectáculo sin puntos bajos. En primer lugar, una falla en el sonido al inició del concierto, con un volumen bajo y saturado que se recompuso sobre la tercera canción. En segundo lugar, la decisión artística de utilizar las pantallas laterales solo con una imagen fija del escenario hizo desaprovechar la oportunidad de mostrar a Wilson, Harrison y Barbieri más cerca. Estoy seguro que muchos varios y varias lo hubiesen agradecido. Pero bueno, esto último puede ser cosa de gustos. En suma, el debut de Porcupine Tree es exactamente como lo soñamos: la oportunidad de ver a una de las mejores bandas del mundo en lo suyo, con una impecable calidad técnica, pero sin sacrificar el sudor que siempre deben tener los conciertos de rock. Carisma, talento y profesionalismo. Ya queremos que regresen. Cristofer Rodríguez Fotos: Luciano Candia Tags #Porcupine Tree #Movistar Arena #Steven Wilson #Gavin Harrison #Richard Barbieri Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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