Ozzy Osbourne Scream Miércoles, 11 de Agosto de 2010 2010. Sony No es común que ocurra, pero a veces sucede. Me refiero a esa máxima que dice que las “segundas partes pueden ser incluso mejores”. “Scream”, el nuevo álbum de Ozzy Osbourne, puede tomarse perfectamente como la segunda parte (mejorada y aumentada) de su anterior trabajo “Black Rain” (2007). No porque sea una continuación estilística o conceptual, más bien porque “Scream” presenta el mismo tipo de sonido del anterior. Para Sharon, el productor Kevin Churko y Ozzy (en ese orden), sin duda “Black Rain” debe ser un disco exitoso porque superó el millón de copias vendidas y se alzó con el platino, algo muy difícil de conseguir por estos días, pero ese sonido elaborado por capas, sobre-procesado y poco orgánico es la principal crítica que se le hace a los dos últimos discos de Osbourne, responsabilidad que recae principalmente en el productor, porque en la actualidad, la mayoría de los productores tienen “su” propio sonido y lo terminan aplicando a las diferentes bandas con las que trabajan casi con calco. Sin duda, el ingreso del héroe griego de la guitarra Gus G. (Firewind) ha traído un aire fresco al sonido de Ozzy, pero mucho mejor hubiera sido que el “Madman” realizara un cambio radical y más profundo, despidiendo a Churko y trabajando con alguien como Brendan O’Brien (que hizo un trabajo fantástico con AC/DC) o Rick Rubin (que revitalizó la carrera de Metallica). De todas formas, lo único que importa son la calidad de las canciones y en ese sentido este “Scream” grita mucho más fuerte y alto que “Black Rain”, con temas más redondos, más inspirados y mejor logrados aunque sin alcanzar ese nivel de excelencia de placas como “No More Tears” (1992) y “Ozzmosis” (1995), las dos últimas joyas auténticas facturadas por Ozzy. Pero para la realidad actual de Ozzy, “Scream” es un disco muy saludable y activo, que lo mantiene vigente y con una banda completamente renovada con Blasko en el bajo (ex Rob Zombie), Tommy Clufetos en batería (ex Ted Nugent, Alice Cooper y Rob Zombie) y con Adam Wakeman en teclados (hijo de Rick Wakeman, ex tecladista de Yes), además del mencionado Gus G. que es la novedad más importante y rutilante del disco porque el tipo toca un arsenal de riffs muy pesados y unos solos de excelente factura. El inicio con ‘Let it die’ es de lo más pesado del álbum, con esa oscuridad y riffs mastodónticos herencia directa de Sabbath; ‘Let Me Hear You Scream’, el primer single, recuerda a ‘I Don’t Wanna Stop’ del álbum anterior, pero Gus G. le imprime una digitación a las seis cuerdas que lo hace brillar a gran altura. ‘Soul Sucker’ es lenta y arrastrada, es la que más recuerda al material de “Black Rain”, pero tiene un quiebre buenísimo en el canon central y remata con una tormenta de riffs de puro metal de pulso acelerado que recuerda a… ¡Black Label Society! (¿No se suponía que Ozzy quería apartarse de ESE sonido?). ‘Life Won’t Wait’ es un tema melódico de sumo buen gusto que queda perfecta con la voz de Ozzy y que perfectamente podría estar en “No More Tears”, en uno de los momentos álgidos del álbum. El mejor tema lo encontramos en el extenso y elaborado ‘Diggin’ me Down’, que tras una intro acústica de corte clásico (que recuerda al gran Randy Rhoads), se pasa a los aserrados riffs de Gus G. que cortan el aire y Ozzy sorprende con uno de los temas más pesados de toda su carrera. Los enigmáticos y oscuros teclados de Wakeman tienen un toque vintage que recuerdan por momentos a esa monumental ‘Centre of Eternity’ del seminal “Bark At The Moon” de 1983, completando un temazo que ojalá Ozzy lo toque en vivo. ‘Crucify’ tiene esa voz triste y ensombrecida de Ozzy que tanto seduce mientras que ‘Fearless’ mantiene el toque heavy y afilado, pero en una onda más modernosa a lo Rob Zombie quien a su vez podría ser una re-interpretación actualizada de Black Sabbath ¿todo es cíclico en la vida, no? ‘Time’ tiene un gancho muy bueno en los coros, y siendo un corte más melódico no pierde peso y recuerda al material de “Ozzmosis” en grande proporciones. ‘I Want it More’ es otro track durísimo con afilados riffs de Gus G. y nos muestra a un Ozzy en buena forma vocal, quien no ha perdido su capacidad de escribir melodías gancheras en los coros. ‘Latimer’s mercy’ es otro experimento entre modernoso e industrial que está a medio camino entre Marilyn Manson y Rob Zombie, dos tipos con los que Ozzy se ha juntado mucho en la última década y que sin duda le han dejado una huella en su sonido, ya sea para bien o para mal, depende con el cristal con que se mire… La edición “normal” del disco finaliza con una breve ‘I Love You All’, una especie de “outro” bien sentimental donde Ozzy agradece a sus fans con la misma frase que utiliza para terminar todos sus conciertos. Sumando y restando, como ya dije, me parece que “Scream” supera ampliamente la última oferta del “Madman”, un disco que lo mantiene plenamente vigente, con un puñado de muy buenas canciones, otras algo más olvidables, pero que demuestran las ganas innegables de un ícono del metal de todos los tiempos de cumplir su más firme promesa: que sólo lo bajaran del escenario en un ataúd. Después de 40 años de carrera, para mí eso sólo demuestra compromiso y grandeza. Cristián Pavez Tags # Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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