La ciencia simple: nostalgia y redención

Sala A1, Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), Santiago

Sábado 18 de mayo de 2024

 

Galería de imágenes aquí.

 

Una sobria pero significativa celebración de una década de trayectoria realizó ayer el cuarteto nacional La ciencia simple, en un show que tuvo momentos para sus diversas etapas, invitados y, sobre todo, para la expresión de esa profunda cualidad dramática y melancólica que caracteriza su música. Parte de un fenómeno global con grupos similares en varias partes del mundo, La ciencia simple se inserta en la línea genealógica de bandas post-rock como This Will Destroy You, Explosions in the Sky y, en algún grado, Mono y Mogwai, como también de una rica escena nacional con otras agrupaciones como tortuganónima o Baikonur. Sin ir más lejos, su último trabajo “Ritmos en cruz”, fue producido por el fundador de Tortoise, John McEntire, indudablemente, uno de los tantos hitos que marcan estos diez años de la banda en el ruedo.

 

El concierto comenzó recién pasadas las 20 horas, con el conjunto instalado, desde el punto de vista de la audiencia, con el guitarrista y tecladista Rienzi Valencia a la izquierda, más atrás la bajista y cantante ocasional Yaney Salgado, al lado de ella y dispuesto de manera vertical al escenario, el baterista Gonzalo Valencia y al extremo derecho Edgar Sandoval en guitarra. Solo adornado con humo, coloridos de luces rojas y un círculo y rayos azules que cruzaban el escenario emulando la gráfica de “Ritmos en cruz”, el cuarteto hizo un viaje por los distintos períodos de su obra que va desde un pop-rock emo cantado, pasando por un post rock canónico, hasta llegar a la concreción de un estilo instrumental propio, que brilla por su potencia emocional y sus atmósferas absorbentes.

 

Además de la variedad del repertorio exhibido, que fue una fehaciente muestra de la evolución de la banda en estos diez años, el concierto tuvo a varios invitados que han sido parte de su historia. Entre ellos, el bajista original Tomás Cornejo quien participó en dos temas y el ex tortuganónima Octavio Cañulef en varias percusiones y efectos, que enriquecieron la paleta sonora del grupo, que se caracteriza por esas dos guitarras que se entretejen en constante comunicación y que van desde lo sutil hasta la saturación y el ruido, la batería sólida y muy presente y las líneas de bajo simples pero siempre originales y profundas.  

 

Rodrigo Jarque de Inverness -y mentor del sello primario del grupo LeRockPsicophonique- fue invitado en la voz, quien, apoyado en armonía por Salgado, se encargó de desplegar esas líneas vocales melancólicas del primer período del grupo, cuando estaban más cerca del emo y el indie vocal. Las voces se insertaban dentro de la música y no encima, convirtiéndose en un elemento más de la sonoridad del conjunto. Jarque aprovechó de felicitar al grupo y destacar que una década de vida para un proyecto independiente, no es una marca menor teniendo en cuenta lo precario de la escena y el poco apoyo que existe. 

 

Así, en 1 hora y 45 minutos de música, la banda interpretó de manera elocuente, entre otros, temas como ‘Ecos’, ‘Semillas’, ‘Pájaros negros’, ‘Aphex’, ‘Cruz de sur’, ‘Sueño azul’ -con la voz sampleada del poeta mapuche y Premio Nacional de Literatura Elicura Chihuailaf-, ‘Niebla’, ‘Aquel silencio recordaba todas las lluvias del mundo cayendo sobre la faz de la tierra’, ‘Noisetalgia’, ‘Yügen’, ‘Hacia el mar’, ‘Domingo’, ‘Magnolia’ y 

‘La sensación más antigua del mundo’, en un show que demostró la buena salud e ímpetu de una banda que aún tiene mucho que decir en lo creativo y musical. Que sean 10 años más.

 

Héctor Aravena A.

Fotos: Hernán Urtubia

 

Lean una entrevista con la banda de 2021, en el siguiente vínculo.